La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Estados Unidos y otros planes de subsidios a las tecnologías limpias en todo el mundo, representan un desafío a la competitividad de la Unión Europea. Un indicio de cómo podría responder la UE, es un proyecto de ley que se filtró hace poco, titulado Net Zero Industry Act (Ley de Industria Cero Emisiones Netas o NZIA por sus siglas en inglés). El contenido es profundamente preocupante, tanto por sus objetivos políticos como por las herramientas que podrían desplegarse para alcanzar esos objetivos. En efecto, los objetivos políticos del borrador de la UE son descaradamente proteccionistas, promoviendo la sustitución a escala masiva de las importaciones de determinados productos manufacturados. Aunque el proyecto argumenta correctamente que la UE es demasiado dependiente de China para algunas de sus importaciones, el objetivo no pasa por reducir la concentración en un socio comercial específico por razones de seguridad o resiliencia, sino por proteger y ampliar la producción industrial de la UE en tecnologías limpias en general.
En cuanto a las herramientas, este borrador implica un regreso a la planificación industrial de los años sesenta, como el Plan Calcul, un programa que fracasó y fue cancelado en 1975, y que pretendía promover la industria informática francesa en medio del creciente temor a una dependencia excesiva de Estados Unidos. El proyecto de NZIA incluye un objetivo mínimo de producción nacional de tecnologías limpias, fijado en 40% del mercado en la UE para 2030. Esto supondría un aumento considerable respecto a los niveles actuales en tecnologías como la de los paneles solares, en la que actualmente la UE sólo produce internamente alrededor del 10% de los paneles que instala. El enfoque de la NZIA, como el IRA estadounidense, enviaría una pésima señal para aquellos socios comerciales del mundo en desarrollo que intentan escalar posiciones en la cadena de valor. La UE estaría dejando en claro que no está interesada en las importaciones de tecnologías limpias, ni siquiera de aquellos socios que demuestren capacidad de producir a un costo sustancialmente inferior.
Niclas Poitiers, Sapir A., Tagliapetra S. y otros, en Bruegel.
TE PUEDE INTERESAR: