Los gobiernos han introducido una serie de medidas para contener la escalada de los precios y apoyar a los hogares vulnerables. Pero la cuestión es si los gobiernos deben recurrir principalmente a las transferencias (que pueden ser selectivas, pero no contribuyen a contener la inflación) o si deben intervenir también mediante recortes fiscales generalizados y controles de precios administrados (que afectan al índice de precios al consumo y, por tanto, facilitan la tarea del banco central, pero son mucho más costosos desde el punto de vista presupuestario y anulan la señal de precios). En algunos países de la UE, al menos, se están aplicando ambos tipos de medidas. El contexto de la guerra empujará a los gobiernos a realizar intervenciones más directas en los precios de lo que considerarían en situaciones normales. Una cuestión importante es si la UE revisará el mecanismo que hace que el precio de la electricidad se base en el costo de generación marginal, lo que actúa como un poderoso elemento propagador de las perturbaciones en el precio del gas, creando enormes rentas para los generadores de electricidad. Algunos gobiernos, como el español, han introducido sistemas de compensación. Otros, como el de Francia, han limitado las subidas de precios. Cualquiera que sea el argumento sobre los méritos intrínsecos del sistema de precios de la electricidad vigente en la UE, es necesario repensarlo en un contexto en el que la aceleración de la inflación es una de las principales preocupaciones. Desconectar este mecanismo temporalmente (por ejemplo, durante seis meses) aliviaría las apremiantes compensaciones de la política macroeconómica.
Jean Pisani-Ferry, en Bruegel Economics
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