La realidad que atraviesa el comercio en Uruguay es complicada. A una situación que ya era problemática desde hace varios años, se le sumaron los efectos de la pandemia, como la contracción del consumo y el freno de algunas actividades. En ese contexto, la Cámara de Comercio y Servicios está en busca de soluciones junto a las autoridades de gobierno, según explicó a La Mañana su gerente general.
¿Cómo es actualmente la situación del comercio en Uruguay?
Es compleja. Ya desde el 2014 la situación del comercio venía en caída, con un escenario de contracción y escasos niveles de crecimiento económico, y con la llegada de la pandemia se generó una restricción adicional muy grande que frenó mucho al sector. Si bien algunos servicios han ido retomando de a poco la actividad, todavía están lejos de los niveles que tenían prepandemia.
¿A cuántos comercios nuclea la cámara?
La cámara tiene sus empresas asociadas por un lado y también tiene cerca de 120 gremiales asociadas. Nosotros estamos llegando a unas 15.000 empresas en todo el país.
¿Cuáles son las dificultades que atraviesa hoy el comercio?
Hay problemas que son puntuales debido a la pandemia, como la contracción en el consumo o el freno de algunos rubros como los salones de fiesta y agencias de viaje. Hay otros inconvenientes que ya teníamos anteriormente, como los costos de las tarifas públicas y la carga impositiva, que impactan cada vez más en el comercio. Hoy es muy difícil llevar adelante un emprendimiento propio.
La mayoría de los negocios han tenido que volcarse al comercio electrónico y acostumbrarse a vender online, que es todo un desafío. En el interior del país, en pueblos chicos, nos cuentan que a través de las redes la gente puede comprar en cualquier lado, por lo que tienen que salir a competir fuera del pueblo.
¿Cómo ha sido el trabajo conjunto de la gremial con las autoridades gubernamentales?
Hemos tenido mucho contacto con el Ministerio de Relaciones Exteriores y con Uruguay XXI para trabajar en forma coordinada, a fin de desarrollar acciones de promoción comercial, de modo de poder incrementar los negocios de las empresas locales, promover inversiones y acceder a nuevos mercados.
Por otra parte, con la Agencia Nacional de Desarrollo hemos estado desarrollando programas para ayudar a las mipymes en la cultura financiera, la digitalización de la empresa y cómo emprender.
A su vez, con el Ministerio de Trabajo, más allá de los Consejos de Salarios y las negociaciones colectivas, estamos tratando de trabajar para promover el empleo.
“La mayoría de los negocios han tenido que volcarse al comercio electrónico y acostumbrarse a vender online, que es todo un desafío”
¿Cómo evalúa el tema del empleo?
Antes de la pandemia se habían perdido cerca de 50.000 puestos de trabajo y eso se va a incrementar por este contexto.
La normativa laboral uruguaya es muy vieja en eso de hacer ocho horas de corrido; en el mundo de hoy son cosas que necesitan aggiornamento de manera tal que la gente pueda hablar de teletrabajo, que pueda trabajar tres horas, después parar dos y seguir otras tres.
Además, hay personas que trabajan con mercados externos, entonces, si el mercado está del otro lado del mundo, hay que trabajar en horas nocturnas. Todo eso requiere de cierta revisión de la normativa vigente, que data de hace casi 100 años.
¿Ha habido conformidad por parte de la cámara con respecto a las medidas que el gobierno ha tomado para ayudar a las empresas?
Las medidas puntuales que ha tomado el gobierno han sido buenas. Es difícil satisfacer a todo el mundo, sabemos que los recursos son escasos. Se han hecho cosas, como la reducción de mora en los pagos de DGI y de BPS, subsidios a determinados grupos de empresas con muchas dificultades, créditos blandos.
Ahora, ese tipo de disposiciones nunca son suficientes, es complejo poder cubrir todas las necesidades en términos económicos porque las realidades de las empresas son muy dispares, sobre todo en el sector comercio y servicios, no solo por el tamaño, sino por el rubro. Es decir, de repente hubo gente que se dedicaba a vender videojuegos o computadoras, y todo esto del teletrabajo le significó una oportunidad, pero hubo otros sectores que se vieron muy perjudicados.
“Las medidas puntuales que ha tomado el gobierno han sido buenas. Es difícil satisfacer a todo el mundo, sabemos que los recursos son escasos”
¿Cree que se hizo lo posible o se podía haber hecho algo más?
Yo creo que esas medidas estaban dentro de lo posible. Las autoridades tanto nacionales como departamentales están tomando todas las medidas que tienen a su alcance. Ya se venía con un nivel de escasez importante y hay ciertas cosas que hay que cubrir y uno lo entiende.
Por ejemplo, el informalismo es un tema que preocupa a la cámara porque es una competencia desleal hacia el comercio establecido, pero ¿qué va a hacer el gobierno ahora? No los puede dejar tirados, les tiene que brindar asistencia a pesar de que sean informales.
Todo ese tipo de ayudas se llevan buena parte de los recursos y lo que va quedando para asistir a otros sectores es menor. Es difícil, porque en este momento la recaudación del Estado también cae, entonces es complejo poder cubrir todas las necesidades.
¿El vínculo con el gobierno ha sido bueno?
Nosotros siempre tuvimos un buen vínculo con las autoridades, porque parte de nuestro trabajo es llevar los planteos de los distintos sectores a los gobernantes, es decir, somos su voz a nivel del Poder Ejecutivo y de las intendencias. Siempre lo hemos hecho en el entendido de que no todo puede ser cubierto y obviamente hay que priorizar a los rubros más afectados cuando los recursos son limitados; en eso han estado las autoridades.
¿Qué desafíos tiene a futuro el sector comercial?
La pandemia sigue y una de las amenazas enormes que tenemos es lo que está sucediendo ahora, el aumento de casos, porque lo peor que le puede pasar a cualquier actividad comercial es que esto siga creciendo y lleguemos a un grado de tener que seguir parando o cerrando todavía más, como dice el presidente Lacalle, la perilla de la actividad económica.
Quiere decir que nuestro primer desafío es navegar en la pandemia, tratando de incentivar a los comerciantes a que mantengan todas las medidas sanitarias posibles para tratar de colaborar en que esto no se expanda y el daño a la economía sea mayor.
Por otro lado, tenemos que ir preparando lo que va a venir después de la tormenta, o sea, de qué manera van a quedar las empresas.
¿Cómo se lo imagina?
Pienso que muchas de ellas van a quedar malheridas y se tienen que preparar para encarar lo que viene: la modernización, adaptarse a la digitalización, la apertura de mercados. Nosotros debemos seguir trabajando junto a las autoridades de gobierno para ver de qué forma podemos tener costos más baratos, para que no sea tan difícil.
Otro desafío grande que tenemos es tratar de que la totalidad de las empresas trabajen dentro del formalismo, además de que los trabajadores puedan adaptarse a las nuevas realidades laborales, renovando la capacitación o la educación de las personas.
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