Los niveles de empleo se han recuperado y superado con respecto a la prepandemia, pero todavía persisten problemas importantes en el mercado de trabajo, entre los que se destacan la informalidad y el subempleo. Así lo dijo a La Mañana el economista Bruno Giometti, quien advirtió que hasta que no haya cambios estructurales, será difícil desarrollar un proceso de creación de empleo de calidad. Por otro lado, analizó la evolución salarial del primer semestre de 2023 y detalló las proyecciones para la segunda mitad del año.
¿Cuáles son las principales conclusiones del informe sobre salarios del segundo trimestre de 2023 elaborado por el Instituto Cuesta Duarte?
El informe constata que el salario real medio de los trabajadores uruguayos, luego de 30 meses en caída entre marzo de 2020 y setiembre de 2022, en el último tramo del año pasado inició el proceso de recuperación hacia su nivel anterior a la pandemia, que continuó en el primer semestre del corriente año. No obstante, cabe destacar que el poder de compra del salario medio aún se ubica aproximadamente 1% por debajo de su nivel de 2019, a pesar de que el producto por trabajador ya se encuentra por encima de dicha referencia.
¿Qué factores explican la evolución del salario real en el primer semestre de 2023?
En primer lugar, hay un incremento del porcentaje de variación del Índice Medio de Salarios que se ha ubicado en torno al 10% interanual. Esto se explica por los porcentajes de ajuste salarial recibidos por la mayoría de los sectores en julio de 2022, a lo que se acumulan los ajustes de enero de 2023, en términos generales, superiores a los registrados en años anteriores, puesto que integran componentes de recuperación por encima de la inflación. En segundo lugar, el descenso de la inflación desde niveles en torno al 9% a finales del año pasado, hasta porcentajes en torno al 5% a mediados de este año, incluida la situación excepcional de tres meses consecutivos con disminución mensual del IPC, contribuyó fuertemente a una mejora de los índices de salario real hacia mediados del corriente año.
¿Cuáles son las perspectivas para el segundo semestre?
Para el segundo semestre de este año, lo que ocurra con el salario real medio dependerá de dos cuestiones. En primer término, de los ajustes salariales que resuelvan para el mes de julio los grupos de Consejos de Salarios que están negociando actualmente. Esto no solamente va a determinar la evolución del salario real en el segundo semestre de este año, sino hasta finales de la actual administración. El otro factor relevante es la evolución de la inflación. Es bastante improbable que hacia finales de año la inflación se mantenga en niveles inferiores al 5% como fue el registro interanual de julio. Cuanto mayor sea el repunte de la inflación en esta segunda parte del año, más dilatada en el tiempo irá quedando la cadencia de la recuperación del poder de compra del salario medio.
¿Están dadas las condiciones para que se genere la recuperación del salario real que se prometió? ¿El descenso de la inflación da un poco de aire para ello? ¿No hay riesgo de que esa recuperación produzca un ajuste por empleo?
En términos macroeconómicos, entendemos que las condiciones económicas claramente están dadas. La proyección gubernamental de crecimiento del PBI para el quinquenio es de 8,7% y la de la cantidad de personas ocupadas es de 4,3% también para los cinco años. Eso implica que hay margen para que el salario real medio crezca aproximadamente 4,2% en el quinquenio sin alterar la participación de la masa salarial en el producto. O lo que es lo mismo, para que el salario real medio evolucione aproximadamente igual que la producción media por trabajador. Este razonamiento es a nivel macro, luego habrá sectores concretos de la economía donde seguramente no sea posible plantearse un crecimiento de salario real en el período y otros donde, a la inversa, exista margen para un aumento de dicha variable mayor al 4,2% planteado como referencia promedio. Hasta el momento, lo que plantean los lineamientos del Poder Ejecutivo para el sector privado es recuperar lo perdido en la pandemia –crecimiento de 0% en el quinquenio– con lo cual se consolida un deterioro de la participación de la masa salarial en el ingreso nacional total.
¿Qué evaluación hace en general del mercado de trabajo?
En primer lugar, cabe destacar que se han logrado recuperar y superar los niveles de empleo existentes previos a la pandemia. Por su parte, se ha reducido la tasa de informalidad, aunque creemos que esto se dio más por una reestructuración del mercado de trabajo favorable a ello –crecimiento del empleo en sectores más intensivos en trabajo formal y caída del empleo en sectores de mayor peso de la informalidad– que por políticas específicas de reducción del trabajo informal.
No obstante, persisten problemas relevantes en el mercado de trabajo, como los elevados porcentajes de informalidad –a pesar de la disminución referida– y de subempleo, sectores que solamente han podido acceder al trabajo por programas sociales de empleo con fecha de finalización y muy bajos salarios, así como heterogeneidades importantes en el acceso al empleo de calidad –por género, por edad y por zona geográfica, entre otras–.
Asimismo, un componente de la calidad del empleo es el nivel de ingreso que el mismo permite y en ese aspecto vemos que en 2022 hubo 549.000 ocupados que tuvieron ingresos líquidos inferiores a los $ 25.000 mensuales por 40 horas semanales de trabajo, de los cuales 322.000 son asalariados. Cabe destacar que son 100.000 ocupados más que en 2019 con salarios sumergidos.
Estamos en una situación cambiaria de sobrevaluación, en una economía estancada y con una cosecha muy complicada, con pérdidas importantes, caída de precios de ganado, caída acumulada de exportaciones y, sin embargo, los números oficiales indican que el empleo está mejorando. ¿Qué está ocurriendo? ¿Hay un cambio estructural? ¿Cómo se explican estos datos? ¿O es que todavía no se reflejaron los factores antes mencionados?
Seguramente sea un fenómeno asociado a todos esos factores al mismo tiempo. Por un lado, puede haber algún efecto de arrastre sobre el empleo de sectores que tuvieron un año 2022 muy destacado. Claramente pospandemia se produjo un cambio estructural en el mercado de trabajo que aún tenemos que calibrar; tuvieron pérdida de empleo un conjunto de sectores, pero otros lograron compensar esa caída y crear fuentes de trabajo. Tenemos que tener presente que en 2021 y 2022 se recuperó el empleo, pero con el salario real medio aún en caída, lo que seguramente compensaba los costos de emplear mano de obra. Recién en el primer semestre de 2023 se visualizó una variación positiva de los salarios y empleo al mismo tiempo. Si la economía no logra superar su ritmo de crecimiento inercial y no avanza hacia un cambio estructural, es difícil pensar que se pueda desarrollar un proceso de creación de empleo de calidad.
En términos regionales, ¿qué está pasando con el desempleo en los departamentos del litoral? ¿Preocupa la finalización de la zafra del citrus, por ejemplo, en el caso de Salto, cuyo nivel de empleo ya genera alarmas?
A los problemas habituales que trae la zafralidad en algunos lugares del interior, se ha sumado la brecha cambiaria con Argentina, problema que no tiene solución de corto plazo. Según el INE, los tres departamentos con mayor desempleo son de la zona litoral: Río Negro con 14,8%, Salto con 13,3% y Artigas con 12,1%, mientras que en quinto lugar aparece Paysandú con 11,7%. Es una situación obviamente preocupante y se deben tomar medidas más contundentes para atacar la problemática, en el marco del diálogo social.
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