Unas horas antes de anunciar de forma pública el gran acuerdo de España con la principal naviera del mundo, Maersk, en Moncloa reconocían la importancia de hacerse con el control de toda la cadena de valor del hidrógeno verde. Aunque el objetivo por generar el nuevo gas es un proyecto común de la Unión Europea, la realidad esconde una carrera acelerada de los diferentes países miembros por potenciar sus industrias para lograr una mejora notable en sus futuras balanzas comerciales. De esta forma, la secretaria de Estado de Asuntos Económicos y Acción Climática de Alemania, Franziska Brantner, aseguró en Madrid que Alemania apostaría fuertemente por la producción de los electrolizadores para, más tarde, exportarlo a otros países, donde mencionaba sobre todo a los territorios miembros de la UE, entre ellos a España. “Son listos los alemanes, nos quieren vender la maquinita (ndr: los electrolizadores)”, aseguró uno de los presentes en el evento. La alemana señaló a los futuros compradores que “nuestra prioridad en las importaciones es Europa. Tenemos para ello dos criterios: el primero de todos es la diversificación –y que la importación no solo dependa de un actor– y en segundo lugar que las importaciones sean procedentes de nuestros socios porque comparten nuestros valores democráticos. No hay mejores socios que los miembros de la UE”.
Javier Leal, en The Objective, portal español
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