Mientras que hace un año la inflación era el centro de la preocupación global, con los datos más altos a nivel mundial, pero muy especialmente en Estados Unidos y la zona euro, hoy, si bien se está lejos de los objetivos de las autoridades monetarias, se ha tenido un descenso sostenido a lo largo de todo 2023.
Sin embargo, las principales proyecciones siempre consideran la existencia de los altos niveles de incertidumbre que proporciona un escenario geopolítico de gran complejidad y recientemente están centrados en la realidad del Mar Rojo.
Perspectivas a la baja
En un escenario en que la economía global sigue complicada con previsiones del Banco Mundial en su último informe Perspectivas económicas mundiales en el sentido de que el crecimiento se desacelerará por tercer año consecutivo, pasando del 2,6 por ciento en 2023 a 2,4 por ciento en 2024 y con realidades altamente complejas a nivel de las diferentes zonas, se mantienen estimaciones a la baja de la inflación con muchas dudas. La realidad es que el mundo y en particular Estados Unidos y la zona euro vivió tasas inflacionarias desconocidas, las que fueron analizadas de las más diversas aristas con importantes dificultades para encontrar acuerdos. Pero en los hechos fueron el centro de atención de la FED y del Banco Central Europeos con rigurosas políticas de suba de tasas de interés que en medio de los efectos postpandemia de covid 19, la crisis de la logística a nivel global y la guerra Rusia Ucrania instalando un conflicto con impactos inigualables a nivel global por la relevancia de esta región en la cadena de suministros, los alimentos y las energía generó presiones y realidades difíciles de cuantificar y abordar.
La realidad es que las políticas de ataque a la inflación vía aumento de tasas de interés vienen siendo parte importante de las dificultades para el crecimiento, con cuestionamientos que van desde su efectividad, los fundamentos mismos del proceso inflacionario, las consecuencias sobre el mundo financiero, viendo las sucesivas quiebras de instituciones entre marzo y abril de 2023 y los aumentos generalizados de los niveles de endeudamiento y pobreza.
Pero en los hechos aunque todavía se encuentra lejos del objetivo del 2 por ciento, la inflación, tanto en la eurozona como en Estados Unidos, la baja de la inflación viene siendo sostenida en el 2023 y se espera que se mantenga así en 2024. Esta realidad abre algunas posibilidades para recortar y hasta generar bajas en las tasas de interés que tanto vienen siendo cuestionadas a los principales bancos centrales europeos. Sin embargo, se vienen dando posiciones y hechos que ponen en cuestión este descenso de los principales indicadores de la inflación en el mundo.
Presiones que se mantienen y otras que aflojan
Nueva inflación. La pandemia entre otros fenómenos recientes ha mostrado que existen nuevos fundamentos que explican la inflación y entre ellos los fenómenos monetarios vienen dando lugar a otros factores, así como los márgenes que están detrás de la inflación de la zona euro identificado por el propio BCE. La realidad es que como tal la inflación es distinta y se está haciendo evidente nuevos abordajes, nuevos estudios y un conjunto de medidas diferentes para que sean efectivas y acordes a otros objetivos macro de relevancia.
Dinámica de medidas de politica que se mantienen. Los principales bancos centrales del mundo podrian estar teniendo las primeras bajas de los tipos de interés, pero manifiestan no contar con todas las certezas para lograrlos y hasta se justifica en una nueva realidad de los mercados financieros que vienen interiorizando tasas más elevadas.
En 2024 se podrá ver los primeros pasos hacia bajas en las tasas de interés, pero bastante moderados, siempre tímidos y con muchas incertidumbres puesta sobre la mesa de las decisiones. En los hechos se espera que puedan bajar, pero no en forma suficiente para identificar un cambio de rumbo en la política monetaria restrictiva instalada.
Se mantiene una geopolítica con complejidades. Todos los días en el mundo se genera un anuncio, un conflicto o una nueva dificultad para controlar. Pero en las últimas semanas la situación de Israel y la Franja de Gaza son desestabilizadores económicos, no solamente políticos. Sus efectos no se limitan a los países involucrados y de la zona de influencia. En términos generales las rispideces y dificultades ya existentes se acentúan con la guerra y pueden tener desencadenantes nunca previstos y los efectos sobre los precios son un riesgo latente. Por el momento no hay nada muy claro pero ya se están manifestando que según como pueda propagarse el conflicto y a quien agregue se generarán efectos que puedan trascender generando efectos sobre los precios de las materias primas, las energías y de esta forma con efectos a nivel de los precios, que otra vez traigan la inflación fuera de los niveles esperados.
Lejos de iniciar un año con previsiones que muestran claridad en la trayectoria de los precios, si bien hay razones para esperar que siga cediendo los tipos de interés, surgen y se mantienen importantes fuentes de incertidumbre y riesgos que pueden presionar nuevamente al alza la inflación. No hay una batalla ganada, y el surgimiento de dificultades en el plan bélico y político vienen siendo los factores que más dificultan el crecimiento y el control de precios.
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