Luego de una larga discusión, se aprueba en EE.UU. la Ley de Chips y Ciencias identificada como un punto de inflexión en la política de innovación y competitividad de EE.UU. pero a la vez marcando un proceso para inclusión de personas y zonas más rezagadas desde el punto de vista tecnológico. Un componente fundamental de la nueva normativa son subsidios a los fabricantes de chips norteamericanos para potenciar la competitividad en este rubro.
EE.UU. fue el primero en producir chips y durante varias décadas lideró el mercado, sin embargo, las potencias asiáticas coparon este lugar. Un dato significativo es que pasaron de tener el 37% del mercado en 1990 a 12% en 2019.
Apuntalar la tecnológica y la innovación como bien publico
La nueva ley determina una participación del Estado para el desarrollo de la innovación y la competitividad. Esto cobra particular relevancia dado que la racionalidad del mercado a nivel de las inversiones se ve afectada por la realidad de las cadenas globales e impide el desarrollo de bienes públicos estratégicos a nivel nacional como es la innovación y la capacidad para mantener liderazgos tecnológicos. Es en este contexto que la ley plantea una intervención de parte del gobierno federal de EE.UU. mucho más significativa y necesaria a través de importantes fondos destinados a la investigación, el desarrollo de centros universitarios y polos tecnológicos, a fortalecer la Fundación Nacional de Ciencias y a subsidios a las empresas para la fabricación de chips. A su vez, otro elemento de suma relevancia que se incorpora y hasta es novedoso es la generación de programas específicos para lograr aumentar la participación de grupos poblacionales, empresas y regiones más rezagadas. En concreto, se trata de programas de base territorial que buscan disminuir la desigualdad económica de las regiones promoviendo centros de innovación como apalancadoras de la actividad económica e industrial.
Brookings Metro y la Fundación de Innovación y Tecnología habían publicado un estudio en el que describían las desigualdades entre regiones y su vinculación a la distribución desigual de la innovación habiendo una segregación muy marcada. De esta forma, la nueva norma prevé en otros programas la creación de 20 centros regionales de tecnología para zonas más rezagadas, otro para un piloto en desarrollo de economía inteligente, un programa regional de innovación en energía limpia y apoyo financiero para innovación y extensión de la red de manufactura.
Guerra tecnológica
Los US$ 52 millones en subsidios para la fabricación de semiconductores se fundamenta en el hecho que, si bien existen las inversiones para el sector, no se dan las condiciones para que la rentabilidad del negocio sea atractiva. Muchos dicen que mientras existan los chips disponibles no importa donde se haga su fabricación. Pero la realidad es que sí importa y se pueden identificar varias razones. En primer lugar, es un sector de generación de empleo especializado y de buenas remuneraciones, habiendo posibilidad de crecimiento de puestos de trabajo específicos en el sector, así como en forma temporal para el desarrollo de capacidades de fabricación. Si bien este es un argumento a favor terminan siendo a vez uno de los motivos que ha frenado al sector, ya que en un mundo de cadenas globales la fabricación en países asiáticos resulta mucho más económica. Otro elemento para considerar es que los semiconductores es un importante rubro de exportación llegando a ser el cuarto en el 2020 pero con una tendencia al descenso importante la cual se entiende puede seguir acentuándose. En tercer lugar y de suma relevancia la producción nacional es un elemento a favor de evitar riesgos de abastecimiento cuando hay dificultades en la cadena de suministro pudiendo afectar a sector de suma relevancia y a generar efectos sobre los precios de otros bienes y servicios. Finalmente, e identificada como crucial se identifican argumentos respecto a la seguridad nacional que mientras la caída de la producción de semiconductores siga lo pone a EE.UU. en una debilidad estratégica respecto a China. Situación que se ha marcado con la determinación de la nueva ley que las empresas que reciban el subsidio se verán obligadas a dejar de producir semiconductores para China.
En la actualidad Taiwán domina el suministro internacional de chips a través de la empresa TSMC Corporación de Fabricación de Semiconductores de Taiwán la cual provee a las trasnacionales del mundo lideres en tecnología. EE.UU. ha llegado en los últimos días a generar negociaciones para la instalación de una filial en EE.UU. Esta situación, que por ahora parece muy improbable, también ha tenido cuestionamientos por intereses económicos de lideres del propio gobierno.
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