Los orígenes: la crisis petrolera y el rol de los bancos
- Las dos grandes crisis del petróleo en 1973 y 1979 produjeron fuertes déficits de cuenta corriente en muchos países de América Latina
- La contrapartida fue que los países exportadores de petróleo acumularon superávits que no podían reciclar en sus pequeñas economías domésticas
- Estimulados por su gobierno, los grandes bancos de EE.UU. actuaron como intermediarios entre países deficitarios y superavitarios, captando los ahorros de los exportadores de petróleo y prestando en América Latina
- El endeudamiento de América Latina con los bancos comerciales estadounidenses y otros acreedores aumentó de forma llamativa durante la década del 70, pasando de US$ 29.000 millones a finales de 1970 a US$ 327.000 millones en 1982. Para entonces, los 9 principales bancos de EE.UU. tenían en su cartera créditos en América Latina que representaban 176% de su capital
- La expansión de la economía mundial y las tasas de interés reales casi nulas hicieron que estos niveles de deuda fueran sostenibles a principios de los 70. Pero las presiones inflacionarias sobre finales de la década llevaron a EE.UU. a endurecer su política monetaria, provocando un repentino aumento de la tasa de interés y colocando a la economía mundial en recesión a partir de 1981
La chispa que disparó la crisis
- Como consecuencia de la suba de las tasas de interés, los bancos comerciales empezaron a acortar los plazos de sus préstamos y a cobrar tasas más altas por las renovaciones. En poco tiempo la deuda de los países de América Latina sería insostenible
- A modo de referencia, en agosto de 1981 el Tesoro de EE.UU. llegaría a pagar tasas de 16% por letras de tesorería a 90 días, cuando solo cuatro años antes pagaba en el entorno de 5%
- La chispa de la crisis se produjo en agosto de 1982, cuando el ministro de Hacienda mexicano, Jesús Silva Herzog, anunció que su país no podía seguir haciendo frente al servicio de su deuda, que ascendía a US$ 80.000 millones
- Como un reguero de pólvora que se extendió por América Latina y otras regiones del mundo, 16 países siguieron el camino de México y solicitaron reprogramaciones o moratorias de deuda
Los efectos inmediatos y la respuesta mundial
- La respuesta de los bancos fue interrumpir la concesión de nuevos préstamos internacionales e intentar cobrar y reestructurar los créditos existentes
- La abrupta contracción en el crédito bancario provocó una profunda recesión en América Latina, dejando al descubierto la falencia del modelo macroeconómico
- EE.UU. coordinó el esfuerzo internacional para reestructurar las deudas, convocando a bancos internacionales, bancos centrales y al FMI. Los bancos prestarían fondos frescos que permitirían cancelar los intereses –de esa manera no se verían forzados a castigar los préstamos– a cambio de que los países subdesarrollados (“LDC”) emprendieran reformas estructurales para reducir los déficit fiscales y aumentar las exportaciones, generando así divisas para amortizar la deuda externa
- Esto evitó una crisis más grande en lo inmediato, pero dilató la búsqueda de una solución duradera. Los países de la región se adentraban en la “década perdida”
Una responsabilidad compartida entre deudores y acreedores
“Los déficits fiscales aumentaron enormemente, los tipos de cambio estaban sobrevaluados y la fuga de capitales y las excesivas importaciones de bienes de consumo eran la norma. Las bajas tasas de interés reales en el mundo hacían aún más atractiva la carrera por gastar. Tampoco los organismos de crédito prestaron mucha atención a la solvencia de los deudores e hicieron posible la excesiva acumulación de deuda”.
Eliana Cardoso y Ann Helwege, en “La economía de América Latina”, MIT Press (1992)
Cambio de enfoque: el peso no puede recaer solamente sobre los países deudores
“La crisis de la deuda en América Latina ha sido dirigida desde 1982 por los gobiernos acreedores, el FMI, el Banco Mundial, y los grandes bancos. Desde el inicio de la crisis, los acreedores se han mostrado optimistas con respecto a su desenlace. A todos los países deudores se les ha transmitido el mismo mensaje: si siguen cumpliendo las reglas (es decir, pagando los intereses a tiempo y respetando los programas del FMI), recibirán nuevos préstamos, recuperarán rápidamente el acceso a los mercados internacionales de capitales y disfrutarán de una rápida recuperación económica. A pesar de seis años de pruebas en el sentido contrario, el optimismo oficial se ha mantenido. Pero después de aproximadamente US$ 150.000 millones de transferencias netas de recursos desde América Latina hacia sus acreedores desde 1981, los beneficios de la fiel adhesión a las reglas de juego prometidos por los acreedores aún no se han materializado. En contra de la retórica de los gobiernos acreedores, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos no reciben nuevos préstamos de los bancos. Los nuevos préstamos que sí reciben son demasiado pequeños, tardíos e imprevisibles para apoyar la recuperación económica. Ningún gobierno latinoamericano ha recuperado todavía el “acceso normal” a los mercados de capitales y casi ningún país de América Latina ha disfrutado de una recuperación económica”.
La resolución de las deudas y la llegada del Plan Brady
- Con el tiempo quedó claro que la mayoría de los préstamos eran impagables y los bancos comenzaron a provisionar sus pérdidas. El primero en hacerlo fue Citibank, que en 1987 reconoció US$ 3.300 millones en pérdidas, que representaban más del 30% de su cartera de préstamos a países subdesarrollados
- En 1989, el gobierno de EE.UU. reconoció que los países no se encontraban en condiciones de devolver el 100% de sus préstamos. Fue así que el secretario del Tesoro, Nicholas Brady, propuso otorgar quitas del principal de los préstamos, dando lugar al “Plan Brady”. El anterior “Plan Baker” de 1985 había fracasado justamente por no prever un alivio a los niveles de deuda nominales
- Como resultado, entre 1989 y 1994 los acreedores privados perdonaron US$ 61.000 millones, aproximadamente un tercio del total de la deuda pendiente. A cambio, los 18 países que se adhirieron al plan Brady se comprometieron a realizar reformas estructurales que les permitieran hacer frente al servicio del saldo de su deuda
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