A pesar de la pandemia, las producciones cinematográficas, publicitarias, y las principales cadenas de cines le están sacando el mayor provecho a la difícil realidad que enfrentan.
El mayor impacto para el sector se produce en la actividad de los actores y en la situación de las salas. En primer lugar, si no se filma, no se trabaja y por lo tanto no se generan ingresos, sumado a que actualmente la demanda de actores es limitada. Por lo tanto, hasta que no se ruede un volumen suficiente de largometrajes, los trabajadores del rubro seguirán estando en una situación difícil.
Las salas de cine, por otra parte, se encuentran inmersas en una severa crisis económica, puesto que todavía se desconoce si los formatos requeridos por los protocolos con los aforos reducidos llegarían a ser rentables.
Sin embargo, el rubro audiovisual se compone de diferentes aristas. Por un lado, la producción de obras nacionales (ya sea de ficción, documentales, cortos y animación), luego la publicidad nacional, y por último los servicios de producción de empresas extranjeras que apuestan por venir a filmar a Uruguay.
Si nos enfocamos en el contenido, los efectos de la pandemia varían dependiendo de la etapa en la que estaba la producción en marzo. Los proyectos que se encontraban tanto en etapa de desarrollo como de postproducción no sufrieron grandes cambios, porque su realización se lleva a cabo de manera remota. Por ello, las productoras y los técnicos permanecieron en actividad. Lamentablemente, en el caso de los proyectos en preproducción que comenzaban a filmar, tuvieron que ser suspendidos indefinidamente.
La publicidad pudo sortear la crisis
El campo de la publicidad por fortuna logró organizarse de manera que el volumen de producción alcanzado igualara al obtenido previo a la crisis. Pudieron realizarse filmaciones tanto para el mercado local como también servicios a productoras extranjeras, que a través de streaming podían ir dirigiendo el set situado en Montevideo.
Mariana Secco, presidenta de ASOPROD (Asociación de Productores y Realizadores de Cine del Uruguay), resaltó que “es un sector que después de protocolos, en cuanto a la parte publicitaria se ha podido reactivar de una manera muy interesante, pero que aún se encuentran a la espera de poder volver a realizar proyectos de contenido nacional.”
La revolución digital que se está dando, y que va a afectar también a la llamada “nueva normalidad”, permite que la industria se modernice tanto desde el punto de vista de la producción, como también creando nuevas formas de consumo audiovisual que le abre la oportunidad a nuestro país de desarrollar nuevos formatos.
El apoyo del Estado
Este sector de la industria, que posee el derrame económico más alto en relación a los otros, requirió a su vez un sustento importante por parte del Estado. Ante la tentación de recortar aportes al Fondo de Fomento (apoyos directos al audiovisual), se optó por negociar la conservación de esos recursos e incluso un incremento de los mismos.
Consultado por La Mañana, Roberto Blatt, director del ICAU (Instituto de Cine y Audiovisual del Uruguay), comentó: “En momentos en los que hay que decidirse por prioridades para crear más puestos de trabajo valiosos y modernizar la economía, apoyar al audiovisual es una buena estrategia de gobierno, y eso se entiende desde el que preside actualmente.”
La difícil situación que enfrentan los cines
La reapertura de las salas es de las últimas actividades que podrán retomarse y las distintas empresas entienden que el retorno será muy duro. En primer lugar porque la cartelera tendrá relativamente pocos estrenos debido a que muchos estudios frenaron las producciones momentáneamente. Además, hay que sumar que el aforo seguramente rondará entre un 30% y 50%, y por último el factor costos fijos que son muy altos por ser intensivos en mano de obra.
Mariana Chango, gerente de marketing de Life Cinemas declaró a La Mañana: “Sabemos que esto no será para siempre. Serán unos meses de transición y esperamos que en el 2021 nos encontremos en algo que se asemeje a la vieja normalidad, aunque por supuesto con sus debidas modificaciones”.
El campo de la publicidad logró organizarse para que el volumen de producción alcanzado iguale al obtenido previo a la crisis.
Debido a un cierre por tiempo indeterminado de las salas, dos empresas del rubro pertenecientes al medio local, Life Cinemas y Movie, innovaron en nuestro país brindando la experiencia del autocine. El proyecto Aerolife fue una iniciativa de Magnolio Group, el Aeropuerto de Carrasco y Life Cinemas, y se encontró ubicado en el estacionamiento del Aeropuerto. Durante los dos meses que funcionó, más de 20.000 personas disfrutaron la experiencia. El Autocine Club, de Movie funciona en la explanada del Faro de Punta Carretas, y ya fue visitado por más de 50.000 espectadores.
La gerente de Life agregó que “el foco jamás estuvo en lo económico; por el contrario, el objetivo siempre se centró en mantener el cine vivo, brindarle a la gente la posibilidad de una experiencia distinta y que la misma fuera perfecta desde el ingreso hasta la salida de la función”.
El sector espera que el público acompañe la reapertura tan pronto como sea posible, ya que se encuentran trabajando para que sea totalmente segura cumpliendo con los protocolos necesarios; restan las autorizaciones correspondientes.
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