Rusia ha empezado a exigir que se paguen en su propia moneda, en lugar de dólares o euros, sus exportaciones de energía a los “países hostiles” de Occidente, una medida que justifica para hacer frente a las amplias sanciones financieras impuestas al país por Estados Unidos y sus aliados. Tras el anuncio de la noticia, el rublo se revalorizó considerablemente. Es un movimiento valiente y acertado, una medida de ajuste de cuentas contra el gran matón del mundo que se apoya en su tamaño de mercado y en su condición de moneda de reserva mundial para amenazar, coaccionar, molestar y aprovecharse de los débiles y los desfavorecidos. Ahora es el momento de cambiar.
En las últimas semanas han surgido ejemplos muy alentadores en los que las principales potencias comerciales comenzaron a exigir el procesamiento del comercio bilateral en sus propias monedas. Por ejemplo, la India y Rusia acordaron un sistema de intercambio entre la rupia y el rublo para comerciar con petróleo y otros productos, y, según se informa, Arabia Saudí y China están discutiendo el uso del yuan chino para procesar las compras de petróleo. EE.UU. y sus aliados han confiado en el régimen SWIFT para aumentar su riqueza durante muchas décadas. El asimétrico sistema de comercio y liquidación favorece y fortalece injustificadamente el dólar estadounidense, la libra esterlina y el euro, ayudando a las economías desarrolladas occidentales a seguir saqueando los recursos naturales y la mano de obra barata de todos los países en desarrollo y subdesarrollados del mundo.
En paralelo al régimen SWIFT, el Banco Popular de China, el banco central, ha desarrollado un sistema de liquidación comercial propio del país, denominado Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS), que podría proporcionar servicios independientes de pago comercial y transmisión de divisas para organizaciones financieras chinas y no chinas. Para promover la internacionalización del yuan, China ha suscrito acuerdos bilaterales de intercambio de divisas con más de 40 países que han contribuido en gran medida al uso del yuan en el extranjero. El país debe seguir ampliando el programa sin descanso, especialmente con los principales países y bloques comerciales del mundo, como las naciones de Oriente Medio, la ASEAN y los BRICS.
Wen Sheng, en China Global Times
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