Covid-19 puso a muchas empresas en riesgo, en especial, a las pequeñas y las medianas (PyMES) necesitadas de apoyo rápido y efectivo. Sin embargo, es necesario distinguirlas claramente de aquellas empresas mayores, que, en el pasado, sacaron mucho provecho del apoyo financiero recibido de los gobiernos, creando una peligrosa burbuja especulativa con la llamada burbuja corporativa, la cual, “por coincidencia” otra vez se encuentran en la primera fila de las peticiones de nuevas ayudas públicas.
La estadounidense Janus Henderson, una de las mayores gestoras de activos en el mundo, con casi 300 mil millones de dólares en activos administrados, hace poco divulgó su primer informe anual, el Corporate DebtIndex. Aunque tenga su sede en Londres, está enlistada en la Bolsa de Wall Street y el índice abarca a 900 de las mayores empresas internacionales no financieras y no inmobiliarias, actualmente operando principalmente en el sector de títulos corporativos (corporatebonds).
Además de la emisión de títulos (obligaciones), el endeudamiento de las empresas puede ampliarse con otros instrumentos financieros, incluyendo préstamos bancarios, modalidad prevaleciente en Europa, Japón y en otros países asiáticos. Otra posibilidad es la emisión de acciones nuevas en las bolsas de valores, la cual, es, sin embargo, más cara y políticamente más complicada con respecto a la emisión de nuevas obligaciones de deuda.
De acuerdo con el índice, en 2019, antes de la pandemia, la deuda corporativa líquida en títulos alcanzó un récord de 8.3 billones de dólares, con un aumento anual del 8.1% sobre 2018.
Apenas 25 empresas aumentaron su deuda en títulos en 410 mil millones de dólares. Las empresas de los EUA detentan 51% del total, contra 23% de las de la Unión Europea. En Europa, Alemania representa 38% e Italia, 9% de las empresas.
De acuerdo con la agencia Standard & Poor’s, solamente el mercado de títulos corporativos tiene un valor global de billones de dólares, tres quintas partes de los cuales están en Estados Unidos. Esta cantidad no considera la liquidez presente de algunas empresas. En realidad, algunas empresas estadounidenses, como la Google Alphabet, con 104 mil millones de dólares en dinero vivo, está transbordando liquidez, de modo que las deudas, ciertamente, son mayores.
La empresa más endeudada es la Volkswagen, con una exposición de duda casi igual a la de naciones como Hungría o África del Sur. Las alemanas VW, Daimler y BMW, en conjunto, suman deudas corporativas por 762 mil millones de dólares. Por si las dudas, Alemania, ocupa el segundo lugar en la lista por naciones, solamente atrás de EUA.
El informe estima que, en 2020, el aumento de deuda corporativa podría superar un millón de dólares, 12% sobre la cifra de 2019. Y 2020 será un año terrible, esperando una caída muy profunda en las ganancias de las empresas y, en consecuencia, mayores dificultades en el pago del servicio de las deudas.
Las bajísimas tasas de interés y la creciente decisión de tomar riesgos por parte de las empresas, favorecen, sin duda, el crecimiento de la deuda, pues los capitales levantados por ellas se destinan, principalmente, hacia la adquisición de otras empresas. Nueve de cada diez empresas que más aumentaron su endeudamiento usaron los recursos para tal finalidad. Algunas de ellas recompraron sus acciones en el mercado.
Este es un fenómeno típicamente estadounidense, empleando más de 710 mil millones de dólares en transacciones de ese género, la mitad de este valor, según Goldman Sachs, con nuevas deudas.
No es necesario decir que, con frecuencia, las deudas son contraídas para garantizar una distribución de dividendos a los accionistas, en valores mayores que los asegurados por el desempeño real de las empresas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha denunciado estas peligrosas y engañosas operaciones.
Es bien sabido que un escenario de este tipo produce crisis recesivas en poco tiempo.
Recordemos que, en 2019, las ganancias empresariales ya se redujeron, debido a las tensiones generadas por las confrontaciones comerciales y a la desaceleración general de la economía mundial, todavía en marcha.
En resumen, las preocupaciones de los analistas discurren el hecho de que, en los últimos cinco años, el crecimiento de la deuda corporativa superó ampliamente al de las ganancias. La relación entre deuda líquida (sin el cash), y las ganancias pasó de 251% en 2014 hasta 310% en 2019.
(*) Publicado en Página Iberoamericana N.9. (Setiembre de 2020).
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