Turbulencias comerciales
Cada día trae noticias referentes a nuevas barreras comerciales y obstáculos al comercio internacional. Esta semana Bruselas ha anunciado el comienzo de una investigación acerca de los posibles subsidios estatales que China pueda estar otorgando a su industria de vehículos eléctricos. Aunque China solo cuenta con el 3% del mercado europeo de los VE, los atractivos precios de venta en comparación a la competencia local europea hacen temer que su participación crezca rápidamente.
Por otra parte, Alemania alerta a sus pequeñas y medianas empresas (mittelstand) que aun el 27% de ellos muestran vulnerabilidad comercial al depender excesivamente de la importación de piezas e insumos estratégicos que originan en países con los cuales “las relaciones geopolíticas pueden tensarse”.
Mientras tanto, un quinteto de países centroeuropeos, entre ellos algunos miembros de la Unión, han prohibido la importación de trigo de origen ucraniano por considerar que el precio es de “dumping” (menor al costo de producción) y por tanto representa una amenaza a sus productores locales. Un gesto que hace cuestionar la solidaridad continental, aunque claramente Ucrania no es miembro de Unión. De todas formas, se especula que pueda presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio.
Cruzando el océano Atlántico Norte, mediante orden ejecutiva el Gobierno de los EE.UU. dispone que sus empresas no podrán realizar nuevas inversiones, asociaciones, financiamientos o participar de manera alguna con empresas chinas de los sectores “hi-tech” en el desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial, semiconductores avanzados y datos cuánticos.
Hiperglobalizacion en retirada
La lista es más larga, pero la tendencia es evidente: luego de tres décadas, la hiperglobalizacion está de salida y las restricciones comerciales están de regreso. Pero no se trata solo del proteccionismo en su clásico formato de defender la industria nacional, sino con un alto contenido de control de transferencia tecnológica. Si bien se puede responsabilizar a la pandemia por exponer las vulnerabilidades vinculadas a las cadenas de suministro, el golpe de gracia lo han dado las tensiones geopolíticas posteriores.
Como lo explica el profesor Dani Rodrik de Harvard1, el proteccionismo y la estrategia geopolítica no son la misma cosa, como tampoco son el libre comercio y la ausencia de barreras. El concepto de “libre comercio”, tan caro al imaginario neoliberal, en realidad esconde una multitud de trabas y costos a la importación cuyo principal cometido es la creación de parcelas de rentas aseguradas cuyos frutos monopólicos cementan el complejo aduanero-oficialista-empresarial y erigen barreras de cristal a la competencia.
Nuestro propio Mercosur, que en teoría es una unión aduanera con libre circulación de bienes y servicios dentro de sus fronteras, no ha podido evolucionar más allá de un área de libre comercio que aun mantiene extensas listas de excepciones.
Horas extra de comité
Es de esperar que prime la cordura y que las tensiones geopolíticas puedan resolverse sin recurso a las hostilidades. La impresión es que la reunión de esta semana en Europa del canciller chino Wang Yi con el Asesor de Seguridad Nacional de los EE.UU., Jake Sullivan, constituye un reconocimiento que las cosas han ido demasiado lejos y que la relación debe recomponerse. Se habla de una posible cumbre Xi-Biden en un futuro cercano.
Pero mientras tanto, ambas partes buscan afirmar sus alianzas regionales e internacionales con la doble finalidad de conocer y demostrar su grado de respaldo diplomático y a la vez de abastecimiento comercial. En esta área los EE.UU. aparece con ventaja por su propia riqueza natural y la de sus aliados, aunque debe reconocerse que China ha logrado captar apoyos en países con quienes mantiene una estrecha relación comercial en insumos estratégicos (especialmente en África).
La reciente reunión de los BRICS en Sudáfrica mostró un alineamiento básico sino-ruso, pero con mesurada independencia de India y el país anfitrión. Brasil adoptó un perfil más bajo, quizás para compensar los excesos de Lula en la reunión de UNASUR. La agenda se concentró en una fuerte expansión a futuro de la membrecía del organismo, pero la presencia sino-rusa obviamente hace descartar la opción de recomponer el grupo de los países no alineados (durante la Guerra Fría). La heterodoxia del grupo lleva a cuestionar su posible utilidad geopolítica o comercial.
Los amigos son los amigos y no hace falta que la amistad se reafirme constantemente ni que se exhiba en público. La renovación de autoridades nacionales en nuestra región puede cambiar las posturas internacionales de los distintos países en función de las ideologías de los partidos del gobierno de turno. No debemos dejarnos arrastrar por lo circunstancial. Las verdaderas amistades entre países se construyen en función de valores compartidos y defendidos a través de los tiempos.
En estos tiempos algo agitados, la mesura es la mejor consejera. Busquemos mediante el comercio mantener la relación con todas las partes.
[1] “The Global Economy’s Real Enemy is Geopolitics, Not Protectionism”, Dani Rodrik, Project Syndicate 06/09/23.
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