El esperado anuncio del presidente Lacalle Pou respecto de la rebaja del IRPF y el IASS generó algunas voces disonantes en el entendido de que esta medida afectará el resultado estructural, pero también por el hecho de que existen otros sectores que deberían ser atendidos con prioridad. Es el caso de Oddone, quien dijo a La Mañana que existen temas pendientes muy relevantes como la atención a infancia y adolescencia. Además, explicó que, si se quiere mantener el equilibrio fiscal, esta renuncia prevista requerirá ahorros en otras partidas.
¿Qué opinión le merece la reducción prevista del IRPF y el IASS, que se espera que el presidente anuncie el jueves 2 de marzo en la Asamblea General?
Creo que la rebaja es inoportuna, innecesaria, oportunista y desaconsejable. No obstante, es legítima, porque es parte de un compromiso de campaña del presidente.
¿Por qué la considera inoportuna?
Porque el resultado fiscal estructural que hoy en día está en equilibrio, como recientemente comunicaron las propias autoridades del MEF, requiere una consolidación. Entonces, ¿eso está contemplado en las proyecciones del Poder Ejecutivo? Aparentemente sí, por cómo la ministra (de Economía, Azucena Arbeleche) declaró, pero todavía no conocemos en detalles las proyecciones. Es importante subrayar lo que el propio Consejo Fiscal en el informe que divulgó días atrás destacó, que es que la rebaja de impuestos anunciada implicará una afectación permanente al resultado fiscal, en tanto será un ingreso genuino que dejará de estar allí presente. Por ende, para que el resultado estructural que hoy está en equilibrio de acuerdo a las propias estimaciones del BCU y del Poder Ejecutivo, continúe de esa forma, se requieren anuncios de ahorros en otras partidas. La pregunta que uno debería hacerse es cuáles son los ahorros que se van a promover, en qué partidas de gastos, con el propósito de compensar esta rebaja impositiva de manera tal de no afectar el resultado estructural. O sea que por las dos razones creo que esto es inoportuno.
¿Y por qué cree que la rebaja es innecesaria?
Porque, entre otras cosas, hay algunas señales que me permiten sospechar que el escenario corriente de recaudación va a ser afectado. Ya tuvimos en el último semestre del año 2022 primero un enlentecimiento y luego una afectación de la recaudación de parte del fisco, lo que sugiere que hacia adelante la recaudación va a estar estancada en una economía que va a crecer bastante menos, por lo cual no van a venir por el lado de la mejora de la eficiencia incrementos de recaudación significativos. A su vez, todos sabemos que hay un compromiso de parte del gobierno de recuperar salarios para que al final de este período el salario alcance el nivel que tenía a fines del 2019. Eso supone aumento de salarios, y eso va a pegar sobre las transferencias de asistencia a la seguridad social que el Poder Ejecutivo tiene que hacer.
¿Cómo puede repercutir esto en 2023?
Pienso que vamos a estar asistiendo a un 2023 con una recaudación en el mejor de los casos creciendo mucho menos y tal vez estancándose, y al mismo tiempo a un escenario de seguro crecimiento del gasto. Esto puede terminar haciendo que el resultado operativo se vea afectado, y en ese caso seguramente vamos a asistir a una mayor necesidad de endeudamiento a lo largo del 2023. O sea que es inoportuno por la afectación del resultado estructural y es innecesario porque compromete parte de los resultados de mejora fiscal.
También decía que es una medida oportunista. ¿Por qué?
Es oportunista porque probablemente también esté dirigida a restringir otras renuncias fiscales que son reclamadas por miembros de la coalición de gobierno. La Rendición de Cuentas que viene ahora es la última de este período y no va a haber un nuevo presupuesto hasta el debate de 2025, que va a entrar en vigor en 2026, lo cual hace que la batalla presupuestal del 2023 sea muy fuerte. Rebajar impuestos es atarte de manos y mirar sobre los otros miembros de la coalición para decirles “no tenemos mucho margen fiscal porque ya lo usamos para esto”. Eso también genera esta sensación de oportunidad.
Por último, dijo que es desaconsejable.
Sí, porque en el fondo creo que procura consolidar una composición del gasto que no es la adecuada para atender temas estructurales que siguen pendientes. Básicamente, me refiero a la educación, donde la reforma necesita más recursos para que tenga posibilidades de ser sostenible y consolidarse, y a su vez porque está claro que el gasto en infancia y adolescencia es absolutamente insuficiente. Ahí tenemos una deuda importante como sociedad y un riesgo creciente, donde ya no podemos demorar más en atacar la afectación de una población muy vulnerable. Yo prefería usarlo en estos temas pendientes estructurales antes que en una rebaja impositiva por todo lo mencionado anteriormente. Seguramente, desde el punto de vista del agrado de la opinión pública, no son de recibo este tipo de comentarios que los economistas solemos hacer, pero estamos en la obligación de señalarlo.
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