La semana pasada vimos cómo la República Argentina perdía un juicio millonario frente a una empresa norteamericana de seguros y ahorro. Esta empresa era parte de una AFJP, algo así como una AFAP pero argentina. El juicio millonario perdido por el gobierno argentino en el Ciadi se debe a la “nacionalización” de los fondos de jubilaciones durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. El gobierno kirchnerista tomó los fondos de la AFJP para cubrir su déficit fiscal en el año 2008. Todavía hay más juicios en camino de empresas internacionales que vieron cómo los ahorros de sus clientes, los trabajadores, fueron expropiados.
El resultado de la reforma jubilatoria del 2008 en Argentina está a la vista, independientemente de este juicio perdido. Las jubilaciones bajaron en términos reales y también los salarios, se disparó la emisión y de esa forma la inflación hasta llegar a ser el país con mayor inflación en el planeta. Hoy, la Argentina de Milei no ha podido aumentar ni indexar las jubilaciones a la inflación. Ya no hay plata de los trabajadores.
De este lado del charco, el Pit-Cnt, el Partido Socialista y el Partido Comunista vienen planteando eliminar las AFAP y que el dinero que hoy está en ellas (invertido en proyectos nacionales) pase al BPS. Lo mismo que hizo la Argentina en 2008. A esto hay que sumarle que quieren bajar la edad jubilatoria 5 años, mientras los uruguayos vivimos cada vez más. Y que quieren igualar la jubilación mínima al salario mínimo. Un combo perfecto.
Expropiación de los ahorros individuales administrados por empresas que invierten en Uruguay. Bajar los años de aportes y subir las jubilaciones. Como dijimos en otra columna “¿Quién no quiere vivir sin trabajar?” o mejor ¿quién no quiere trabajar menos y jubilarse con más plata?
Creo que todos querrían, es más ¿por qué no jubilarse a los 18 años y que la jubilación mínima sea igual al sueldo del presidente? Si vamos a ser demagogos pidamos en grande.
Ahora vemos cómo se financia el combo del Pit-Cnt, PSU y PCU: un reciente trabajo del legislador Conrado Rodríguez y el exministro de Economía y director de OPP Isaac Alfie llamado “Empujar al precipicio” dice: “Asimilar la jubilación o pensión mínima con el salario mínimo nacional. Más allá de su costo, estimado por economistas de diferente orientación ideológica en más de U$S 1000 millones anuales, 1,3% del PBI”, “A su vez, con una tasa de reemplazo de 45%, toda persona cuyo salario nominal sea inferior a $ 49.484 cobrará dicho salario mínimo de jubilación, por lo que el incentivo a evadir aumenta notablemente”.
Yo agregaría que el salario mínimo en Uruguay dejaría de crecer porque de esa forma crecería el agujero del BPS. Sumemos que el Estado no tiene dinero para pagar esta reforma, tendremos aumento de inflación que es lo mismo que decir que los sueldos de los trabajadores, jubilados y pensionistas van a bajar.
De la promesa de jubilarnos antes ganando más, algo que matemáticamente es imposible, lo que va a suceder es que todos: trabajadores, jubilados y pensionistas vamos a ganar menos, va a aumentar el informalismo, se va a perder inversión en nuestro país, el déficit fiscal subirá y esto nos hará perder el grado inversor y al igual que el jueves pasado con la Argentina, perderemos juicios millonarios que tampoco podremos pagar.
En Cuba, la Argentina kirchnerista y la Venezuela chavista el salario mínimo era de alrededor de U$S 15, la inflación de dos dígitos y la pobreza mayor al 50% de su población. Allí no hay AFAP y casualmente son los modelos del Pit-Cnt, el PCU y el PSU. O la propuesta es engañosa y es leal a los principios de universalización de la pobreza. O la propuesta presentada por el Pit-Cnt y sus satélites en el Frente Amplio fue pensada por personas que no saben nada de economía. Quizás sea una mezcla de las dos.
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