En su informe anual Balance Preliminar de las Economías 2021, la Cepal afirma que el año que comienza estará marcado por importantes desafíos para el crecimiento económico, la creación de empleo y el combate a los impactos de la pandemia. La Mañana conversó con Daniel Titelman, director de la División de Desarrollo Económico de la Cepal, y Alberto Arenas, director de la División de Desarrollo Social del organismo, quienes explicaron los pormenores del estudio y destacaron los principales retos a futuro para Uruguay y la región.
El informe sostiene que la pandemia dejó al descubierto las asimetrías entre economías desarrolladas y el resto. ¿En qué se manifestaron estas desigualdades?
Daniel Titelman (DT) – Las asimetrías entre las economías desarrolladas y las economías emergentes y en desarrollo a las que se hace referencia en el informe se manifiestan en lo que respecta a la capacidad de respuesta tanto para implementar políticas encaminadas a mitigar los efectos sanitarios, económicos y sociales de la crisis, como en términos de la capacidad de implementar políticas para impulsar una recuperación sostenible.
La concentración cada vez mayor de la adquisición de vacunas en los países de mayores ingresos es un ejemplo de ello. Estos países concentran una proporción de compromisos de compra de vacunas superior a la proporción de la población mundial que representan. De hecho, la Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón concentraban en noviembre de 2021 el 39% de los compromisos de compra de vacunas, a pesar de contar con el 12,9% de la población mundial.
Además, sus tasas de vacunación se encuentran por encima del promedio de las de los países en desarrollo y de menores ingresos. La capacidad de vacunar a la población no solo tiene un efecto inmediato sobre el control de la pandemia, sino que también reduce las probabilidades de aparición de nuevas cepas. En la medida en que los países tengan menores tasas de vacunación, más difícil será controlar la pandemia y, por ende, iniciar una recuperación sostenible e inclusiva.
¿Qué análisis hace de las disparidades en materia de medidas fiscales?
DT – En lo que se refiere a los esfuerzos fiscales para mitigar los efectos de la crisis producida por el covid-19, así como para estimular la recuperación económica y social, se observan grandes diferencias en la capacidad de respuesta de los países, y se constata que esta es mucho menor en las economías emergentes y en desarrollo, incluidas las de América Latina y el Caribe.
Las economías avanzadas han realizado esfuerzos de una magnitud sin precedentes, inicialmente orientados a sostener la actividad económica y atenuar los efectos adversos de la crisis en el ámbito social, a los que se han sumado nuevas medidas fiscales orientadas a propiciar un crecimiento fuerte y sostenible.
Según las cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), el conjunto de medidas fiscales anunciadas por las economías avanzadas representaba cerca de US$ 14,9 billones para el período comprendido entre enero de 2020 y setiembre de 2021, mientras que las economías emergentes habían anunciado medidas por un monto cercano a los US$ 2,7 billones.
¿Qué puede decir sobre la capacidad de respuesta de la política monetaria?
DT – La capacidad de respuesta de la política monetaria convencional y no convencional también ha mostrado diferencias significativas entre países. Si bien la mayoría implementó durante 2020 políticas monetarias expansivas a través de la tasa de interés y la expansión de las hojas de balance de los bancos centrales, el aumento de la inflación creó incertidumbre sobre la capacidad de los países de mantener esas políticas.
A pesar de que la dinámica inflacionaria ha ejercido presión sobre el proceso de normalización de las tasas de política monetaria, hasta ahora la respuesta de los países desarrollados ha sido gradual y cautelosa, y las tasas en general se han mantenido en mínimos históricos. Por el contrario, los países emergentes y en desarrollo –entre ellos, los latinoamericanos– han comenzado un proceso más acelerado de normalización de la tasa de política monetaria. En un gran número de países se observan alzas, lo que refleja las asimetrías entre el mundo desarrollado y en desarrollo a la hora de enfrentar las consecuencias y los costos de las presiones inflacionarias.
¿Cuáles son las principales consecuencias de las asimetrías? ¿Esto puede significar una reversión en el ciclo de convergencia que se observó a raíz del ciclo de alza de los commodities que comenzó hace década y media?
DT – Las principales consecuencias de estas disparidades son el hecho de que afectan no solo la dinámica del crecimiento a corto plazo, sino también la capacidad de sostener el crecimiento a mediano plazo. De acuerdo con las estimaciones del FMI (WEO, octubre 2021), el grupo de economías avanzadas es el único que en 2022 retomaría la trayectoria de crecimiento registrada antes de la pandemia, e incluso llegaría a superarla. Los demás grupos de países permanecerán, a mediano plazo (hasta 2025), en una trayectoria de crecimiento muy inferior a la proyectada antes de la pandemia, lo que pone de relieve el carácter duradero del daño al crecimiento que la pandemia infligió en estas economías.
Si América Latina no tiene la misma capacidad de hacer políticas fiscales y monetarias, ¿por dónde vendrá el impulso al crecimiento?
DT – Para impulsar la recuperación económica y administrar los riesgos macrofinancieros reales y nominales, será necesario implementar políticas macroeconómicas coordinadas y utilizar todos los instrumentos a disposición de las autoridades para priorizar adecuadamente los desafíos del crecimiento, manteniendo la estabilidad monetaria y financiera. En este contexto, la urgencia de continuar implementando políticas para apoyar el crecimiento y la creación de empleo decente exige una sólida articulación entre las políticas fiscales y monetarias, así como con las políticas de empleo sectoriales para dinamizar la generación de puestos de trabajo.
La situación fiscal predominante en la región crea el dilema de cómo mantener una política fiscal procrecimiento que apoye la expansión de la inversión y contribuya al cierre de las brechas sociales, en un escenario caracterizado por mayores complejidades macroeconómicas y menor espacio fiscal. De acuerdo con la experiencia histórica, estos factores no deben derivar en una política fiscal contractiva que afecte el frágil proceso de recuperación económica e ignore la necesidad de incrementar los bajos niveles de inversión en la región y reducir las crecientes brechas sociales.
¿Hacia dónde debe apuntar la política fiscal entonces?
DT – La política fiscal debe seguir desempeñando un papel central en la mitigación de los efectos de la pandemia, impulsar la recuperación de la actividad económica y sentar las bases para un crecimiento sostenido y sostenible. Este proceso exigirá un marco de sostenibilidad fiscal enfocado en fortalecer la recaudación de ingresos permanentes para financiar las demandas de gastos permanentes.
Asimismo, el multilateralismo, a través del financiamiento para el desarrollo, es necesario para generar, a corto plazo, un espacio fiscal que permita a los países de la región impulsar una política fiscal procrecimiento y evitar ajustes fiscales prematuros. Para ello, es importante que los países desarrollados y las instituciones financieras internacionales apoyen a las economías con limitaciones financieras, incluidas las de renta media, para que puedan acceder a financiamiento en condiciones favorables.
En el caso de Uruguay, el crecimiento es absolutamente fundamental, ya que tiene un perfil poblacional similar al de los países desarrollados, lo que pone presión al sistema jubilatorio. ¿Cómo se puede salir de esta “trampa” según Cepal?
Alberto Arenas (AA) – Los sistemas de pensiones requieren de evaluaciones periódicas que identifiquen tanto sus desafíos presentes como futuros, al igual que sus fortalezas y oportunidades. El análisis de estas dinámicas con frecuencia origina procesos y discusiones sobre reformas y ajustes paramétricos o estructurales. Ante ello, por ejemplo, la experiencia del trabajo realizado por los integrantes de la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) del Uruguay es muy valorable, la que incluyó a un equipo diverso de personas que representan a distintos grupos de la sociedad con el desafío de elaborar un diagnóstico y recomendaciones para una reforma del sistema previsional uruguayo.
La CESS plantea el envejecimiento poblacional de Uruguay como uno de sus principales lineamientos a la hora de proponer reformas a la seguridad social, reconociendo además que la situación demográfica del país no permite lograr los mismos resultados con los instrumentos típicos y que fueron exitosos en el pasado.
Esta situación ha sido también relevada en diversos análisis en esta y otras regiones. Ante esto, se aprecia una creciente orientación sobre el valor de impulsar sistemas de pensiones con la finalidad de brindar seguridad económica en la vejez a través de sistemas mixtos, y donde principios tales como la igualdad de género y la solidaridad social sean centralmente considerados en los diseños. Cualquier reforma debería tener en cuenta su implementación gradual y con atención a una triple dimensión de la sostenibilidad: en términos de la cobertura alcanzada, la suficiencia de sus prestaciones y su sostenibilidad financiera.
¿Cuál es la importancia de la sostenibilidad financiera en ese contexto?
AA – Un crecimiento económico sostenible e inclusivo, acompañado de pactos fiscales, fortalece y otorga mayor certidumbre a los procesos de reformas de los sistemas de pensiones. Estas reformas se construyen sobre la base de transiciones largas e involucran a distintas generaciones, por lo que la sostenibilidad financiera permite generar puentes entre jóvenes y adultos dando cumplimiento a las promesas. Además, un crecimiento inclusivo mejorará la calidad del empleo y los salarios, lo que favorecerá la expansión de la protección social.
El crecimiento económico junto al correcto diseño de reformas a la seguridad social permitirá superar los desafíos asociados al envejecimiento de la sociedad, construyendo pactos que se materialicen en un mayor bienestar para el conjunto de la población.
¿Qué cualidades debería tener el sistema previsional?
AA – Los países requieren consolidar sistemas de pensiones universales, solidarios y sostenibles, a través de sistemas equilibrados y acordes a sus principios y objetivos. La pandemia ha dejado en evidencia las fragilidades estructurales de nuestros sistemas de protección social, y donde la seguridad social no ha sido capaz de dar soluciones a una parte importante de la población y, en especial, a las mujeres. Afrontar este desafío es un imperativo para avanzar hacia el desarrollo sostenible sin dejar a nadie atrás en la región.
El informe analiza los efectos del eventual retiro de los estímulos monetarios por parte de la Fed y sostiene que serían más leves que en 2013, ya que el retiro se haría en forma gradual y anunciada. Sin embargo, las tasas de inflación en Estados Unidos de 7% traen recuerdos de fines de la década de los 70. La reacción de la Fed en la época provocó la crisis de deuda en América Latina. ¿Qué hace que “esta vez sea diferente”, al decir de Rogoff y Reinhart?
DT – En esta oportunidad la Fed ha estado debatiendo durante varios meses el proceso de retiro gradual del estímulo monetario y ha planteado incluso la probable secuencia del proceso. El antecedente de 2013 ha representado un aprendizaje para las autoridades de la Fed. Se espera que, con este mayor grado de comunicación y previsibilidad de sus movimientos, el factor sorpresa sea menor (Lema, 2021). Con ello, también los efectos sobre los mercados emergentes podrían ser menos abruptos y más previsibles que en aquella ocasión.
En este sentido, se espera que los bancos centrales de las economías con importancia sistémica, en particular el de Estados Unidos, continúen proporcionando una guía clara sobre su enfoque futuro de la política monetaria, y manejen el retiro de los estímulos de manera cautelosa. El objetivo de control de la inflación es sopesado por las autoridades monetarias respecto de otros objetivos igualmente importantes.
¿Por ejemplo?
DT – Por ejemplo, se plantea la meta de evitar una eventual deflación de los precios de activos debido a un alza más rápida de lo previsto en las tasas de interés, o de hacer frente a los problemas de sostenibilidad de deuda que podrían sobrevenir, dados los coeficientes de endeudamiento que han aumentado de manera generalizada para financiar los gastos vinculados con la pandemia.
La pandemia ha acelerado la transformación en el mundo del trabajo. ¿Cuáles han sido los sectores económicos y segmentos de la sociedad más afectados? Desde el mundo tecnológico se pregona que la tecnología ayuda a reducir las desigualdades. ¿Es esto lo que se ha observado con la pandemia? ¿Es esa afirmación consistente con los datos?
DT – La dinámica laboral muestra un importante rezago con respecto a la evolución del PIB, y la creación de nuevos puestos de trabajo se ha quedado rezagada con respecto a la dinámica de crecimiento. Un 13% de los empleos perdidos en 2020 no se recuperaron en 2021.
Asimismo, la lenta recuperación del empleo ha acentuado la desigualdad entre hombres y mujeres. En general, se observa que las mujeres retornan en menor medida al mercado laboral y presentan mayores dificultades para encontrar empleo, lo que ha profundizado las brechas de género en el mercado laboral regional. La tasa de participación de las mujeres en el tercer trimestre de 2021 fue del 49,7%, mientras que la de los hombres alcanzó un 71,5%, una cifra 2 puntos porcentuales por debajo de la del mismo período de 2019.
Las mayores dificultades se observaron entre las mujeres de menor nivel educativo. En 2020, este grupo se vio más afectado por la pérdida de empleo que los hombres con el mismo nivel educativo y que otras mujeres con mayor nivel de formación. Durante los primeros meses de 2021, este segmento fue el que más dificultades tuvo también para reinsertarse en el mercado laboral y, al segundo trimestre de 2021, su nivel de ocupación era un 16% más bajo que el del mismo trimestre de 2019.
¿Cómo ha sido la recuperación del empleo a nivel de los sectores?
DT – Ha sido dispar. En el segundo trimestre de 2021, el empleo en la construcción se había recuperado casi por completo, el del comercio se había recuperado parcialmente y el empleo en sectores relacionados con la hotelería y los restaurantes aún seguía muy deprimido en comparación con el segundo trimestre de 2019.
Otros sectores, como la industria manufacturera y los servicios comunales, sociales y personales, se recuperaron parcialmente y continúan ubicándose en niveles inferiores a los registrados antes de la pandemia. Por el contrario, el empleo en el sector agropecuario, los servicios financieros y empresariales y los servicios básicos mostró una variación positiva con respecto al segundo trimestre de 2019.
La dinámica de creación de empleo hace prever que los mercados laborales no recuperarán los indicadores que tenían antes de la pandemia. La tasa de desocupación se ubicaría en torno al 9,7% en 2021, es decir, en un nivel inferior al registrado en 2020 (10,5%), pero superior al de 2019 (8,1%).
Las proyecciones de los precios para 2022
Para la mayoría de los países, incluido Uruguay, el covid-19 trajo aparejada una mejora en los términos de intercambio. Consultado sobre si este es un efecto permanente que vino para quedarse o las relaciones de precio volverán a niveles prepandemia, Titelman sostuvo que los precios de los productos básicos continuaron en 2021 con la tendencia al alza que comenzó en mayo de 2020, y para el año completo promediaron niveles alrededor de un 42% más altos que el nivel promedio de 2020, aunque para este año se espera una leve baja de los precios de los productos básicos, de alrededor de un 3%.
“Los metales y minerales serían los que más bajen (un 8,4% comparado con el nivel promedio de 2021). Ello se explicaría por la desaceleración económica, sobre todo en China y en su sector de construcción, que ha mostrado problemas”, aseveró.
En relación a los productos energéticos y los agropecuarios, comentó que se proyecta que sus precios permanecerán bastante estables, con poca variación respecto del nivel promedio de 2021. “En el caso de los productos agropecuarios, por un lado, el año 2021 representa una elevada base de comparación, ya que hubo varios fenómenos climáticos adversos que hicieron aumentar los precios. Por otro lado, este efecto se contrarresta con el hecho de que los precios de los productos energéticos afectarán los costos de la producción agropecuaria y la demanda de biocombustibles, lo que contribuye a que se mantenga el nivel de precios”, agregó el economista.
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