Con toda nuestra atención pendiente del proceso electoral interno, es lógico que en las últimas semanas no hayamos prestado demasiada atención a la otra pugna electoral que llega a su culminación en los próximos días. Sin embargo, tanto la población de los Estados Unidos de América como la del resto del mundo siguen con indisimulado interés la recta final que ha de producir el próximo martes 5 de noviembre un nuevo ocupante de la Casa Blanca en Washington, DC.
La campaña no carece de facetas históricas ni de hechos sin precedentes. Es la segunda vez que una mujer, Kamala Harris (actual vicepresidente), llega a las instancias finales de la elección presidencial (la primera fue en 2016 cuando Hillary Clinton perdió ante el hoy desafiante Donald Trump).
Pero los senderos fueron muy distintos: mientras la Clinton emprendió un camino meticulosamente coreografiado, la Harris –en cambio– debió asumir su candidatura de forma repentina ante la decisión del partido demócrata de reemplazar al candidato original (el actual presidente Joe Biden) a causa de su avanzada edad. En apenas tres meses se reveló como una contrincante de lucidas condiciones, logrando en pocas semanas cerrar la brecha con su rival en las encuestas de intención de voto.
Por el otro lado nos encontramos nuevamente con Trump, un personaje ya folclórico que despierta fuertes simpatías y antipatías entre el electorado. Con él no hay término medio. Al perder contra Biden rechazó el resultado de las urnas, intentó influir en los recuentos estatales y orquestó un asalto al Capitolio (sede legislativa) con pérdidas de vidas.
No obstante su frecuente paseo por los juzgados para contestar ante estos hechos y otros de carácter fraudulento y de inconducta sexual, continúa siendo el candidato predilecto del Partido Republicano, como líder carismático a quien muy pocos se animan a oponer.
Ya en su tercera campaña presidencial Trump enarbola el movimiento nacionalista MAGA (“Hagamos América grande nuevamente”, por sus siglas en ingles), que a grandes rasgos congrega a las élites corporativas y conservadoras, junto a los segmentos de menores ingresos desplazados por la globalización y la migración. Las clases media educada y con oficio, junta a los latinos, afrodescendientes y las minorías migrantes, tienden a sentirse mas representadas por el Partido Demócrata.
Los principales temas
No creo exagerar al indicar que el grado de antagonismo político que caracteriza esta elección supera ampliamente a los del recuerdo reciente. Los ánimos están caldeados y el terreno común sobre el cual se puedan tender puentes interpartidarios parece achicarse. Esto se nota claramente en las posiciones encontradas de los protagonistas y los partidos. A continuación, se ofrece un breve relevamiento de los principales temas.
Comercio internacional
Este es de las pocas áreas donde hay un indicio de acuerdos. Las guerras arancelarias fueron lanzadas por Trump en 2018, principalmente contra China, quien reaccionó con medidas similares. Al asumir la administración Biden en 2019 se mantuvo en su mayor parte esta política que se intensificó con aumentos teledirigidos a sectores especiales. También se comenzó a controlar la exportación de componentes de alta tecnología con aplicación militar. Recientemente Trump ha dicho que de ganar impondría un arancel del 60% del total de las exportaciones chinas a los Estados Unidos.
Geopolítica
Aquí hay menos acuerdo. Harris ha expresado su intención de mantener el apoyo a Ucrania dentro del marco de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) donde los Estados Unidos son por lejos los principales donantes de equipo militar a Zelensky. Trump no se compromete e incluso habla de iniciar gestiones de paz con Putin, a quien admira y con quien se comunica. También se queja de que algunos miembros de la OTAN están atrasados con sus cuotas y amaga con dar de baja a los Estados Unidos. Sostiene que Europa debe pagar por su defensa.
En el Medio Oriente ambas partes apoyan a Israel, pero mientras que el apoyo de Trump es incondicional, los demócratas insisten en que cesen las acciones indiscriminadas que han ocasionado fuertes bajas en la población civil en Gaza.
Con China el enfoque también es distinto. Los demócratas mantienen líneas de comunicación abiertas para evitar cualquier malentendido, pero adoptan una línea dura ante los reclamos chinos (soberanía en Taiwán, mar territorial e islas disputadas con otros países asiáticos). Trump parece mas dispuesto a conversar con Xi Jinping en busca de acuerdos.
Medioambiente
La transición energética hacia una base renovable es el mayor proyecto interno de los Estados Unidos bajo la administración Biden. Seguramente Harris apoyará la continuidad con las metas establecidas, aunque se ha demostrado más flexible al anunciar que no prohibiría la extracción de gas natural vía fracking (fractura hidráulica) por consideración a los altos costos de las alternativas. Trump, en cambio, opina que el recalentamiento global es un gran cuento. Está en estrecho contacto con las grandes petroleras internacionales quienes apoyan financieramente su campaña.
Economía
En materia monetaria, salvo un nuevo brote inflacionario, sería de esperar que ambas partes apoyen continuar bajando las tasas de interés por parte de la Reserva Federal. En lo fiscal, en cambio, las posiciones son claramente opuestas. Los demócratas buscan bajar los impuestos a los hogares cuyos ingresos son inferiores a US$ 400.000 e incrementarlos para aquellos que superen dicha cifra. Los republicanos, al contrario, buscan reducir impuestos para hogares cuyos ingresos superen el millón de dólares. Debe señalarse que actualmente el déficit fiscal supera el 5% del PBI, mientras que la deuda federal alcanza el 122% del PBI.
Inmigración
Tradicionalmente los demócratas han sido mas contemplativos con la inmigración, aunque reconocen que la situación ha caído en descontrol en cuanto al ingreso ilegal de inmigrantes. Trump los estigmatiza al referirse a ellos como el “enemigo interno”. Su propuesta –además del muro prometido en su presidencia– consiste en echarlos, lo cual requerirá un presupuesto impensable.
Género
El Partido Republicano es generalmente conservador en materia de género, rechazando los intentos de integrar nociones de dicha naturaleza a la educación temprana. También se caracteriza por la oposición al aborto salvo en circunstancias especiales. En cambio, el partido demócrata tiende a posiciones contrarias. En la actual campaña ha sido intenso el reclamo de que la mujer tenga control total sobre su cuerpo, lo cual ha contribuido a intensos debates. Cabe mencionar que los aspectos legales de estos temas tienden a definirse a nivel estatal mas que federal, salvo por la intervención de la Corte Suprema.
Notas finales
Estados Unidos utiliza el sistema de colegio electoral, donde los votos son emitidos por los 50 estados en función de su población. Según las encuestas, ya estarían definidos los resultados de 43 de los 50 estados, quedando únicamente la interrogante en siete estados donde aún no hay un claro vencedor. Estos (Arizona, Nevada, Georgia, Carolina del Norte, Pennsylvania, Michigan y Wisconsin) serán los que definan quién llega a los 270 votos electorales necesarios para ganar. Por ello estos últimos días de campaña se concentran en dichos estados. Por su caudal de votos, Pennsylvania es el más codiciado.
La gran interrogante, si no gana Trump, es si él aceptará pacíficamente el veredicto de las urnas o si nuevamente buscará enturbiar las aguas.
TE PUEDE INTERESAR: