El mal funcionamiento del mercado de deuda pública en una economía desarrollada es una alerta temprana de una potencial inestabilidad financiera. En el Reino Unido, el “minipresupuesto” propuesto por el nuevo gobierno despertó el fantasma de una deuda soberana insostenible, provocando un dramático aumento en los rendimientos de los bonos a largo plazo. Reconociendo la importancia sistémica del mercado de bonos estatales, el Banco de Inglaterra (BOE) intervino correctamente, interrumpiendo su plan de reducción de su balance (ndr: que implica venta de bonos) y anunciando en contrapartida que compraría bonos para compensar las ventas previstas en los próximos 12 meses.
Desde entonces, los mercados se han calmado. Pero por muy loable que haya sido la rápida respuesta del BOE, debemos preguntarnos qué responsabilidad tienen los bancos centrales en la actual fragilidad de los mercados financieros. Después de todo, aunque los rendimientos de los bonos a largo plazo se han estabilizado, la liquidez del mercado de bonos no ha mejorado. Y del otro lado del Atlántico, el mercado de los bonos del Tesoro de EE.UU. también presenta problemas de liquidez. Muchas métricas destellan en rojo, como al inicio de la pandemia en 2020 y tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008.
Los formuladores de política monetaria se encuentran, como resultado, en una posición muy difícil. Un banco central puede necesitar subir las tasas de interés para reducir la inflación. Pero si al mismo tiempo debe suministrar liquidez para estabilizar los mercados de deuda pública, arriesga enviar un mensaje contradictorio sobre su política, convirtiéndose eventualmente en un financiador directo del gobierno. Esto no solo complica la comunicación de las políticas, sino que también podría prolongar el combate contra la inflación. Nuestros estudios sugieren que la expansión cuantitativa (quantitative easing o QE) será bastante difícil de revertir, entre otras cosas porque la propia restricción cuantitativa (quantitative tightening o QT) aumenta la vulnerabilidad del sistema a los shocks.
Raguram Rajan y Viral Acharya, Project Syndicate
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