Como he señalado con anterioridad, los criterios ESG (ndr: factores ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) son una técnica para eludir el proceso democrático, utilizando a las empresas para perseguir una agenda política. Por supuesto, no es raro que las empresas se involucren en la política, pero normalmente lo han hecho a través del proceso político (grupos de presión, donaciones a partidos y causas políticas, etc.). Y cuando lo han hecho, ha sido teniendo en cuenta los intereses económicos de sus accionistas, proceso que históricamente se ha mantenido dentro de ciertos márgenes. Pero el ESG es diferente. Es un intento por parte de los administradores de inversiones (a veces con la cooperación de los administradores de las empresas, y a veces no) de forzar las transformaciones sociales modificando la forma en que las empresas llevan a cabo sus actividades: intentan promover objetivos políticos eludiendo el proceso democrático habitual, y no a través de él.
Andrew Stuttaford, National Review
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