La semana pasada el BCU publicó las cuentas nacionales correspondientes al cierre del primer trimestre de 2023. Del mismo surge que en el primer trimestre del año el PIB creció 1,2% respecto a igual período de 2022. El sector de producción más dinámico fue el de transporte y almacenamiento, información y comunicaciones, que registró un incremento de 5,6%. En el otro extremo, la actividad del rubro agropecuario, pesca y minería se contrajo en 4,3%.
Uno de los elementos que llama la atención es que el rubro que sigue a las TIC es el de servicios financieros, que creció 5,1% en el período. El BCU atribuye este incremento mayormente al crecimiento del “SIFM”, que “se explica por la expansión del mercado de intermediación financiera, observándose un incremento en lo stock de créditos”. En buen castellano, esto quiere decir que los bancos ganan más dinero que el año pasado, aunque el BCU no aporta datos para descomponer cuánto de esto se puede explicar por una expansión del crédito y cuánto por una expansión de los márgenes bancarios, que se han visto beneficiados por un aumento en las tasas activas que hasta ahora no han tenido necesidad de traspasar a sus depositantes.
En términos de demanda, destaca el hecho que mientras el consumo creció 1,6%, la formación bruta de capital se contrajo 6.5%, en lo que podría ser otro síntoma más de un atraso cambiario que no ofrece incentivos al sector privado para invertir. Quizás sea por ello que el gobierno se apura a anunciar una nueva ronda de grandes inversiones regadas con generosos subsidios por parte de todos los uruguayos.
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