- La semana pasada el BCU informó que en 2022 la economía uruguaya creció 4,9% con respecto al año anterior. El fuerte crecimiento del primer semestre 2022, resultado principalmente de una muy buena cosecha de verano, fue compensado con un segundo semestre recesivo. En efecto, en el cuarto trimestre el PIB se contrajo 0,1% en términos interanuales, y 1,3% respecto al trimestre anterior, completando dos trimestres seguidos de contracción en el producto (la contracción del tercer trimestre fue de 0,7% en términos desestacionalizados).
- Según información del Ec. Nicolás Cichevski de CPA, al cierre de 2022 el PIB uruguayo se ubicó solo 2,5% por encima del promedio de 2019. Agrega Cichevski que, si bien la mayoría de las economías regionales se estancaron en el segundo semestre del año pasado, el desempeño de Uruguay fue relativamente peor.
- Para la consultora Exante, la contracción del PIB en el tercer y cuarto trimestre de 2022 no tuvo como única causa el impacto de la sequía, ya que la contracción en la actividad fue “bastante extendida” entre varios sectores, entre ellos el manufacturero.
- Con estos números no se entiende cómo desde el equipo económico –y analistas repetidores– se justificaba el desplome del dólar a partir de octubre del 2022 con una supuesta “suba de exportaciones”. Como ya lo advertimos en su momento, obviamente la explicación debe buscarse por otro lado, no en la cuenta corriente. ¿O será que el mercado de cambios en nuestro país es tan ineficiente que se mueve con información “vieja” y no con expectativas de futuro?
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