El Acuerdo Verde Europeo presentado por la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tiene por objeto apoyar con subsidios a las regiones afectadas por la gradual eliminación del carbón y así mitigar el impacto económico.
Alemania tiene uno de los mayores depósitos de carbón del mundo, dos tercios de los cuales se encuentran en los estados orientales de Sajonia y Brandenburgo. La financiación de la Unión Europea en el marco de este acuerdo permite a los estados de la ex Alemania Oriental ofrecer voluminosos subsidios para atraer a productores de vehículos eléctricos a la región.
El compromiso del Gobierno alemán con los vehículos eléctricos, junto con las transferencias financieras de la UE, han dado al este de Alemania una nueva oportunidad para reindustrializarse y así generar prosperidad y orgullo entre sus habitantes. Más empresas se trasladarán a la región a medida que las compañías de automóviles localicen sus cadenas de suministro. Los vehículos eléctricos de fabricación nacional se abaratarán a medida que aumente la competencia entre los fabricantes y no sea necesario importar células de batería de Asia. Por último, el aumento de la demanda local de mano de obra impulsará los ingresos salariales.
Este es un gran avance, ya que Alemania del este venía sufriendo tres décadas de desindustrialización desde el colapso del comunismo, en gran parte debido a malas decisiones de política económica. Ya antes de la reunificación de octubre de 1990, el gobierno de Alemania Occidental había decidido liberalizar el comercio con la RDA. Al mismo tiempo, el Ostmark (moneda de Alemania Oriental) se convirtió en marcos alemanes a una tasa de 1:1, lo que dejó a los salarios de Alemania Oriental al 70% de los niveles de Alemania Occidental, cuando la productividad en el este era solo el 30% de la del oeste. Como resultado, el sector manufacturero de Alemania del este quebró en forma inmediata.
Dalia Marin, profesora de la Universidad Técnica de Munich, en Project Syndicate