En medio de la batalla mundial contra el Covid-19, aparecieron los primeros indicios del efecto que la pandemia provoca en el comercio internacional y en Uruguay en particular.
Dos datos positivos provienen de México y Estados Unidos. El ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Talvi, anunció el jueves 23 la reapertura del mercado mexicano a las exportaciones uruguayas de arroz, mientras que el embajador estadounidense, Kenn George, dijo a los cultivadores que en su país hay “apetito” por los cítricos uruguayos y este año se espera un incremento de 25% en las compras a sus productores.
México se convirtió en la última década en uno de los principales destinos del arroz uruguayo. Las ventas crecieron a partir de la implementación del Tratado de Libre Comercio con México en 2004, según estadísticas de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), y la exportación tocó punta por primera vez en 2013 con la venta de 50 mil toneladas; en 2016 la cifra llegó a 67 mil.
Desde el año pasado, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador expresó su disposición a ampliar la gama de cereales comprados a Uruguay y dar cupo al arroz cáscara (también conocido como palay o paddy), en respuesta a una solicitud de la ACA. Está en el interés de los cultivadores el reubicar las exportaciones que hasta 2017 venían haciendo a Brasil y Venezuela, clientes destacados junto a Irak, Perú e Irán.
En septiembre de 2019, una embarcación con 31 contenedores estuvo en una situación de contaminación cruzada con la plaga marítima denominada “gorgojo”, que está presente en Asia y África. Uruguay y el resto de América Latina están libres de ese mal.
Tras la contingencia y por acciones de la ACA, se negoció con el gobierno mexicano un protocolo de inspección de embarcaciones uruguayas para minimizar riesgos y dar garantías a las cargas, informaron fuentes del sector en su momento.
“Luego de intensas gestiones del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Ganadería, Agricultura y Pesca, se logró la rehabilitación del mercado de México para arroz pulido y palay uruguayo”, que da una enorme cantidad de empleos en el interior del país, dijo el canciller Talvi.
En 12 regiones de México se produce arroz palay, pero el consumo de este cereal en un país de 126 millones de habitantes hace necesaria la compra en el mercado internacional, donde Uruguay compite con productores de Estados Unidos y Argentina. Lácteos, cueros, concentrados dulces y pasta de madera son otros productos de exportación uruguaya a los consumidores mexicanos.
La semana pasada, una videoconferencia entre el embajador estadounidense y el presidente de la Unión de Productores y Exportadores de Fruta del Uruguay, Carlos Fraschini, sacó a la luz varios datos relevantes sobre la exportación de cítricos a ese país.
Para empezar, 65 por ciento de las exportaciones de Uruguay llegan a las mesas de los estadounidenses. El aceite de limón uruguayo tiene como principal destino la empresa The Coca Cola Company, que lo usa en diferentes bebidas.
En los infinitos reacomodos del comercio internacional, los productores uruguayos debieron redirigir las ventas a la unión norteamericana en 2015, después de que las autoridades del bloque impusieron un arancel de 16%.
El arándano es otra fruta producida en Uruguay con amplio espacio de venta en los Estados Unidos.
“Nos alegra apoyar el aumento de las exportaciones de cítricos y aceite de limón de Uruguay, algo que genera empleo para los uruguayos y ayuda a la recuperación económica de Uruguay, particularmente en el contexto actual”, afirmó el embajador Kenn George en el diálogo celebrado el martes 21.
Las noticias de apertura de nuevos mercados para Uruguay son un respiro profundo en medio de pronósticos negativos sobre la próxima evolución de la economía mundial y específicamente del comercio de trazo global.
El jueves 23, la Organización Mundial de Comercio (OMC) alertó que 80 países impusieron prohibiciones y limitaciones al comercio exterior, como medida sanitaria preventiva. La mayoría de las restricciones afecta a la venta de artículos de uso médico y alimentos.
En respuesta, Uruguay se sumó a otros 21 países miembros de la OMC para demandar una acción coordinada que mantenga “abiertas y conectadas las cadenas de suministro agrícola”.
“Mientras se reconoce el derecho de los miembros a tomar medidas de emergencia en respuesta a la pandemia, se subraya que éstas deben ser puntuales, proporcionales, transparentes y temporales. Deben ser conformes a las reglas de la OMC y no crear barreras injustificadas al comercio de productos agrícolas y agroalimentarios. Esto apunta a evitar impactos negativos en la seguridad alimentaria, la nutrición y la salud de la población”, apuntó la Cancillería.
Un informe del Banco Mundial difundido a mediados de abril pronosticó una caída del Producto Bruto Interno (PBI) del Uruguay.
En 2020, la tasa de crecimiento de la producción de bienes y servicios será -2.7% respecto a lo registrado en 2019 y es acorde con la situación general para América Latina y el mundo, señaló el organismo, que prevé para 2021 una recuperación y la vuelta a una tasa positiva para el PBI de Uruguay.
Otra pesimista novedad circuló el sábado 25. Desde Asunción, sede de la Presidencia Pro Tempore del Mercado Común del Sur (Mercosur), se anunció el retiro de Argentina de las negociaciones de un acuerdo con Corea del Sur.
La decisión fue tomada por el gobierno del presidente Alberto Fernández después de realizada una videoconferencia de representantes del bloque, en la que Argentina argumentó que el momento presente es “el menos apropiado” para plantear una apertura mercantil con “países con una industria desarrollada”. Paraguay, Brasil y Uruguay expresaron su desacuerdo con la opinión argentina.
Pese a la decisión de Buenos Aires, la administración del presidente Luis Lacalle Pou continuará acompañando la negociación del acuerdo con Corea del Sur, así como las tratativas con Canadá, Líbano y Singapur, informó la Cancillería en un comunicado.
El retiro de Argentina no afecta las disposiciones pactadas el año pasado con la Unión Europea y Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés), que incluye a Suiza y Noruega.
La tormenta en el Mercosur se desarrolló mientras continuó la diseminación del Covid-19 por el mundo y circularon informaciones sobre el cierre de fronteras y aduanas, interrumpiendo los flujos internacionales de mercancías.
La OMC difundió un informe de coyuntura en el que prevé una caída global de entre 13% y 32% del comercio de mercancías, aunque se anticipan escenarios de recuperación en 2021.
El director general del organismo, el portugués Roberto Azevedo, afirmó el 9 de abril que la interrupción de las cadenas de valor, con motivo de la propagación del Covid-19, propiciará una disminución en la venta de automóviles y aparatos electrónicos.
El servicio de aerotransportación en el mundo es otro de los sectores más dañados por la pandemia. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo informó en marzo de la pérdida de un ingreso de 113 mil millones de dólares para este sector, en todo el mundo.
El Fondo Monetario Internacional prevé que Asia no registre un aumento en su PBI por primera vez en 60 años y anticipa que China será particularmente golpeada por la reducción en la demanda de las mercancías que produce. En confirmación del anterior pronóstico, el gobierno de China indicó que en el primer trimestre de 2020 se contrajo la producción industrial por primera vez desde 1992.