La contadora, catedrática y experta en finanzas. Conversó con La Mañana acerca de los múltiples factores que han impedido el desarrollo del mercado de capitales en Uruguay y destacó la estrategia de la actual administración para lograr un avance en esa materia. A su vez, explicó por qué debe revisarse el marco regulatorio y remarcó la importancia de promover inversiones sustentables.
Pese al intento de varias administraciones, el mercado de capitales no ha logrado un importante desarrollo como método de financiación. ¿A qué lo atribuye?
Es cierto que la economía uruguaya tiene una carencia en el desarrollo de su mercado financiero en general y, sobre todo, del mercado de capitales. Hubo intentos en varias administraciones con distintos focos, diferentes grados de intensidad y herramientas, en diversas realidades.
Esta administración se ha propuesto el desarrollo del mercado de valores, lo ha incluido dentro del plan estratégico del Banco Central (BCU), así que pienso que va a ser una prioridad y que hay muchos avances que se pueden lograr.
¿Cuáles han sido las limitantes?
Esta situación es multicausal. El Uruguay tuvo un mercado mucho más desarrollado a fines de los años 40, y desde entonces asistimos a la implementación de diferentes políticas en entornos económicos muy diversos al actual, por lo tanto, hay realidades que no son comparables.
Lo cierto es que este “debe” lleva muchos años y hubo algunos esfuerzos que no fueron demasiado exitosos, como la regulación de las fintech. Hay que tener en cuenta como evento significativo las medidas implementadas para la salida de la crisis del 2002, que implicaron cambios en los derechos de los tenedores de los activos.
Ellos afectaron, particularmente, al mercado de Obligaciones Negociables de Uruguay y redujeron la actividad bancaria a su expresión más tradicional de recibir depósitos y dar préstamos a empresas o a personas, con limitada penetración a nivel de empresas de menor tamaño. Los inversores, hoy en día, disponen de oportunidades en todo el mundo.
No estoy criticando la medida porque quizás no había otra forma de salir de la crisis, pero esa fue la realidad en la que quedamos en su momento, entonces, hay que construir a partir de allí, incorporando algunos avances posteriores, como el mercado de UI.
¿Hacia dónde se debe ir en ese sentido?
Es fundamental la prioridad que se le dé al tema, pero no solo las autoridades tienen que liderarlo, sino que también tienen que involucrarse los distintos actores del mercado. Esto implica el desarrollo de muchas herramientas, así como un marco económico adecuado que acompañe.
Obviamente, estamos en pandemia y, como muchas otras instituciones, el BCU tuvo que abocarse a resolver problemas derivados de la misma, a la cual respondió con medidas muy rápidamente. De todas formas, ha anunciado una estrategia que incluye el desarrollo del mercado de valores.
¿Está bien encaminada esa estrategia?
Sí, aunque no conozco todos los detalles, pero yo me planteo lo siguiente: va a venir un proceso de reactivación, necesitamos un sector productivo lo mejor preparado posible y con las herramientas y marcos regulatorios que le permitan aprovechar las oportunidades de negocios.
Cuando hay estas oportunidades -y yo creo que en Uruguay las hay- se debe buscar una adecuada instrumentación, es decir, a través de qué instrumento se invierte y cómo se financia, y al analizar un instrumento hay que ver sus características propias, el mercado en el cual el mismo se negocia y la regulación. En ese sentido, instrumentos hay pocos, el mercado es chico y tiene muchas imperfecciones, por lo cual, ahí hay un buen trabajo a realizar.
¿Debe revisarse la regulación?
El marco regulatorio tiene que ser revisado en varios aspectos, porque su fin básico es mejorar el funcionamiento del mercado para todas los participantes, permitiendo la creación de valor. En esa línea, tenemos que buscar un mercado íntegro, equitativo y más eficiente. La regulación no puede acarrear más costos que los beneficios que genera, puesto que, si lo que regulamos tiene muy escasa dimensión, hay algo que está mal.
A su vez, el presidente del BCU (Diego Labat) hace varios meses dijo que lo primero que había que hacer era recomponer la confianza y en eso no puedo estar más de acuerdo.
¿Cómo hacer para recomponer la confianza?
Eso es algo difícil de lograr y trabajoso en cualquier ámbito. En este caso, va a implicar trabajar en el área de la economía comportamental, que es relativamente nueva, que ha adquirido importancia a partir de la crisis del 2008, y que implica despegarse de algunos supuestos de la economía neoclásica e incorporar ciertos elementos del comportamiento de los agentes económicos.
Requiere un liderazgo muy importante, que va a necesitar credibilidad a nivel personal y profesional, iniciativa, una visión moderna, un conocimiento amplio y la fuerza para despegarse de determinadas estructuras tradicionales.
Después, hay que ir directo a las temáticas a abordar, partiendo de una visión global y compleja, hay que contemplar muchas áreas de los mercados y muchos actores. La confianza no se logra simplemente con una regulación, que es necesaria, pero en esto de construir un mercado, va a ser muy importante cómo interaccionen todas las partes.
Yo trataría de preparar al mercado en las áreas que contemplen las necesidades de financiamiento que la economía va a requerir. El sector productivo, en general, las detecta muy claramente. Entonces, aprovecharía la oportunidad para promover inversiones sustentables.
¿Cuál es la importancia de la sustentabilidad en ese contexto?
Es un tema que está siendo muy trabajado en muchos mercados, es nuevo, pero la Facultad de Ciencias Económicas de la Udelar y el BID han hecho un acuerdo para abordarlo a nivel académico, para promoverlo, pero también para estudiar distintos casos en el mundo y en Uruguay.
La economía tiene que ser sustentable y, hasta ahora, en muchos casos, no se ha tenido en cuenta si el crecimiento económico considera los límites del capital natural, si toma en cuenta el capital social, y ahí surgen temáticas que se han abordado, pero quizás no con este foco de sustentabilidad.
Si yo hago una empresa y no me preocupo por mi personal, su carrera profesional, el ambiente laboral, sus expectativas, probablemente ande mal o fracase. Hoy en el mundo muchos administradores de fondos de inversión y organismos multilaterales ya están poniendo foco en estas políticas al elegir las empresas en las cuales van a invertir: más allá de que un producto tenga una rentabilidad/riesgo adecuada, también se tienen en cuenta estos temas sociales, ambientales y de gobernanza.
¿A nivel del gobierno se está atendiendo ese tema?
En el Ministerio de Economía se está atendiendo este asunto desde la Oficina de Deuda, como ya lo ha hecho Chile. Creo que es una oportunidad para darlo a conocer y para que, cuando haya un relanzamiento de la economía que requiera inversiones, aquellas que tengan en cuenta estos factores puedan ser promovidas y apoyadas.
Al mismo tiempo, va a haber muchos cambios en los negocios, porque van a ir incorporando, por un lado, tecnología, y por otro, pautas de comportamiento social diferentes, que se vienen dando en los últimos años y que se han profundizado recientemente. Es decir, cualquier actividad que tenga que hacerse en forma presencial, se va a ir limitando a las mínimas instancias que sean absolutamente requeridas, y lo demás se va a hacer por internet.
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