“If you haven’t been paying attention, our government has decided that all electric vehicles are the solution to the climate problem”. Palabras textuales: “Si no has estado prestando atención, nuestro gobierno ha decidido que todos los vehículos eléctricos son la solución al problema climático”. Así empieza su análisis el reconocido economista John Cochrane de la Universidad de Stanford y realiza un riguroso análisis económico de la pertinencia de la promoción del auto eléctrico para contribuir al medio ambiente y abordar los efectos de Cambio Climático.
Para el cumplimiento con los compromisos asumidos por los Gobiernos en el Acuerdo de Paris y en la Coalición de ministros de Finanzas para la Acción por el Clima se han venido desarrollando instrumentos que buscan sustituir las actividades que tienen mayores niveles de emisiones a carbono a menores. De esta forma, entre muchas otras herramientas se utilizan alternativamente instrumentos ya conocidos –por ejemplo, impuestos– como forma de encarecer y desincentivar determinadas actividades o productos. O alternativamente subsidios para promover actividades o productos carbono neutras. Pero qué instrumento y para qué son alternativas a evaluar que dependen de una cantidad de factores que caracterizan a cada mercado, y a la vez del contexto en el cual se desarrollan. En este sentido, se debe analizar la efectividad de cada escenario para los diferentes mercados y la realidad macroeconómica y social en la cual se desarrollan. Situaciones como elasticidad de la oferta y demanda de mercado, realidad y elasticidad de los ingresos, así como los efectos sustitución. A su vez, es determinante la espalda del Estado para sostener ciertas políticas. Se vuelve a un tradicional análisis de Economía Pública para nuevos tipos de mercados y nuevos objetivos, pero además donde no puede verse una medida de forma aislada, sino la complementariedad de estas o los efectos cruzados que una alternativa en un mercado puede generar sobre otro. Por ejemplo, subsidiar autos eléctricos de lujo en el mercado del auto a gasolina de nivel medio. Pero en este planteo, ¿qué se puede decir de la promoción de autos eléctricos?; ¿es la solución o parte importante de la misma para bajar la emisión de gases efecto invernadero? Para John Cochrane parece que no.
El economista comienza afirmado que el gobierno de EE.UU. ha decidido que todos los vehículos eléctricos son la solución al problema climático, al menos siempre que se fabriquen en EE.UU. con mano de obra y beneficios sindicalizados. Y con esta base se ha prohibido en muchos estados otro tipo de vehículos. Y recuerda la afirmación de Holman Jenkins que si “el objetivo fuera reducir las emisiones, el mundo impondría un impuesto al carbono”. Existen argumentos fundamentados donde el auto híbrido por las características de las baterías y su menor emisión de carbono es una mejor opción. Pero además donde el incentivo a la compra de automóviles eléctricos no termina siendo más que el incentivo a la compra de un bien de lujo a clases altas y con gustos suntuarios.
En primer lugar, no alcanza con promover un tipo de consumo de autos eléctricos ya que por ahora no es para todos ni cubre todas las necesidades. Subsidiar el consumo de autos eléctricos puede incentivar a un sector de lujo. Pero al sustituirse los autos a gasolina por eléctricos se deja un espacio para que puedan abaratarse y el mercado de consumo masivo aumente generándose un aumento en las emisiones. En cambio, la opción de auto hibrido parece una mejor opción, en la medida que llega a un mercado más amplio y los efectos de baja en los gases de efecto invernadero son de mayor escala. Pero, además, tenemos que agregar que un subsidio termina siendo una renuncia de recursos del Estado. En la actualidad, donde las economías, en particular la de EE.UU. (donde se analiza esta situación) así como en Europa, tienen problemas de crecimiento y por tanto dificultades con sus recursos, renunciar a ingresos o generar más esfuerzos puede ser muy costoso. El combate a los efectos del cambio climático requiere muchos esfuerzos, recursos, abordajes, mercados y herramientas en los más diversos niveles, por lo que evaluar alternativas requiere también dimensionar su costo para poder disponer de canastas amplias de herramientas. Por lo tanto, en este contexto, y siguiendo el razonamiento, la medida más general, la que menos distorsiones podría alcanzar, y la menos costosa, si bien no necesariamente tiene un efecto recaudador es la generación de un impuesto a los vehículos que tienen mayores impactos en la generación de carbono.
Si nos vamos a nuestra realidad, nunca las conclusiones son automáticas, pero en los hechos cabe destacar que debemos abordar un análisis integral y que contemple las herramientas, objetivos, las alternativas y sus costos, así como sus impactos y la reacción de los diferentes agentes económicos. En nuestro país tenemos claros ejemplos de la necesidad de diseñar nuevos instrumentos por ejemplo revisar el sistema impositivo a los efectos de incentivar la baja en determinados tipos de consumo, así como incentivar actividades más amenas con el medio ambiente. Pero esto requiere de institucionalidades fuertes y sistemas de control rigurosos.
TE PUEDE INTERESAR: