Francia ha hecho siempre punta en términos del marco regulatorio para proteger a consumidores y productores. Un caso de referencia interesante para estudiar es el de la ley conocida como EGAlim, recientemente revisada por el parlamento galo.
Qué es EGAlim
EGAlim es el nombre que se le da a la Ley para el Equilibrio de las Relaciones Comerciales en el Sector Agropecuario y la Alimentación Saludable y Sostenible, aprobada en 2018.
Su objetivo principal es la sostenibilidad y la alimentación saludable, que procura lograr garantizando un precio justo a los productores para que puedan vivir con dignidad, fortaleciendo la calidad de la salud ambiental y nutricional de los productos alimenticios, promoviendo alimentos saludables, seguros y sostenibles. Con la mira puesta en estos objetivos, la norma reguló diversas prácticas, prohibiendo por un lado las ofertas “dos por uno”, y fomentando por otro la introducción de productos orgánicos y etiquetas de calidad.
Nuevos mecanismos regulatorios y de transparencia en el sector agroalimentario: EGAlim 2
El 14 de octubre pasado, el Senado adoptó un nuevo proyecto de ley que favorece remuneraciones más justas para los agricultores en sus negociaciones con el sector industrial y los reguladores. A esta nueva norma se la conoce EGAlim2, ya que busca subsanar problemas de la ley anterior, que según estudios recientes no obtuvo resultados significativos a nivel de los precios obtenidos por los agricultores. EGAlim 2 intenta ahora implementar medidas para fortalecer la transparencia a lo largo de toda la cadena, prestando especial atención a los productores y los consumidores. Por ejemplo, a partir de ahora se obligará a celebrar contratos por escrito y con duración mínima de tres años entre un productor agrícola y su principal comprador. Los contratos deberán además estipular una cláusula de revisión automática de precios según la variación del costo de la materia prima agrícola utilizada en la composición del alimento. A su vez, se prohíben las cláusulas de modificación de precios basadas en los precios cobrados por la competencia.
También se buscan atender los riesgos climáticos, reconociendo que en el caso de un desastre agrícola o de un peligro excepcional para la salud no se pueden imponer sanciones a un productor que no cumpla con los volúmenes previstos en el contrato. De esta manera se protege por ley a los productores ante cualquier penalización resultante de un evento climático. Esto a su vez da un fuerte impulso al mercado de seguros, protegiendo a todos los eslabones de la pérdida.
Aquella parte del precio total que corresponda al costo de las materias primas no puede negociarse libremente entre proveedores y distribuidores, estableciéndose pautas que regulan la negociación. Los proveedores podrán presentar la participación de cada una de las materias primas agrícolas o la participación agregada de estas que entran en la composición de los alimentos y productos destinados a la alimentación de animales, en forma de porcentaje, el volumen de dicha participación y un porcentaje de la tarifa del proveedor. El comprador puede, por su propia cuenta, solicitar al proveedor que nombre a un tercero independiente en calidad de arbitro para verificar la exactitud del porcentaje indicado.
Otro elemento de relevancia es que se mejora la información al consumidor sobre el origen de los productos agrícolas. Se imposibilita la inclusión de una bandera francesa, un mapa de Francia o cualquier símbolo que represente a Francia en los envases de alimentos cuando los ingredientes primarios no son de origen francés. La lista de sectores afectados se determinará por decreto.
Finalmente, se prevé un mecanismo de “puntuación remunerada”, que permite a los consumidores visualizar mejor el impacto de la remuneración de los agricultores en el costo total del producto. La norma se adapta a una nueva realidad que es implementar medidas que refuerzan la información hacia los consumidores cada vez más preocupados por el origen de los productos alimenticios, tanto por motivos de higiene como por el deseo de consumir localmente y apoyar a los productores.
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