Las monedas digitales son una realidad y cobran cada vez más relevancia a nivel mundial. Esta tendencia es parte del cambio de hábitos en las personas que prefieren los medios de pagos digitales y las compras electrónicas. La pandemia provocó una aceleración de estas prácticas, lo que motiva a las autoridades monetarias a incorporar su moneda digital, así como las regulaciones necesarias para salvaguardar sus instituciones supervisadas.
Es dinero aquello que constituye un medio de pago generalmente aceptado, o todo aquel instrumento que sirva como intermediario o soporte para realizar transacciones y cancelar deudas. Existen diferentes definiciones de dinero en función de su grado de liquidez. En general consideramos que son dinero los billetes en circulación emitidos por los bancos centrales y los depósitos bancarios a la vista. Dos características fundamentales del dinero son su liquidez y confiabilidad, que permiten transformarlo rápidamente en dinero efectivo, así como el grado de certidumbre que los agentes se hacen sobre su valor presente y futuro.
El dinero digital emitido por los bancos centrales viene a ser un sustituto electrónico del tradicional dinero en efectivo emitido por los mismos bancos centrales. Un ejemplo a destacar es el del euro digital, creado recientemente por el Banco Central Europeo (BCE), y visto por algunos expertos como una manera del BCE de garantizar la estabilidad del sistema financiero en un mundo cada vez más dominado por pagos digitales.
La moneda digital ofrece una excelente oportunidad para incentivar la innovación tecnológica y generar un instrumento que abarate costos y genere eficiencias. En esencia, el dinero digital emitido por los bancos centrales permite pagar salteándose al sistema bancario y a las tarjetas de débito y crédito, con el consecuente ahorro en comisiones para los usuarios del sistema de pagos. El argumento es sencillo. Si antes el banco central ofrecía un medio de pago, el efectivo, sin costos, ¿por qué su sustituto, el dinero electrónico, debería significar un aumento en los costos de los agentes?
La contracara de lo anterior es que un medio de pago digital emitido por los bancos centrales supondría un incentivo a la desintermediación financiera, lo que tendría efectos sobre la disponibilidad del crédito a las empresas y hasta podría atentar contra la estabilidad del sistema financiero. Visto desde la óptica de los consumidores de servicios financieros, su liquidez sería mucho mayor y sus costos sensiblemente menores.
Hoy en día el dinero digital se ha convertido en un hecho, una alternativa real frente al dinero bancario, y que muchos argumentan es el único instrumento disponible a los bancos centrales para forzar al oligopolio de las tarjetas de pago a bajar sus comisiones.
Con motivo de su 50 aniversario el Banco Central de Uruguay hizo una experiencia piloto de billetes digitales con el llamado ePeso, que funcionó para 10.000 usuarios de Antel a través de un App por un período de 6 meses. El BCU fue el emisor, Antel el proveedor de la red telefónica, RGC el proveedor del sistema, IBM el soporte de almacenamiento, In Switch llevó adelante la gestión de usuarios y Red Pagos la carga de billetes. La propuesta fue bien recibida por los usuarios, pero el BCU decidió no continuar con la experiencia. Se trató de un muy buen antecedente, cuya generalización en el momento actual podría dar respuesta a los pedidos de los comerciantes para bajar los costos de utilizar los medios de pago actuales, en particular tarjetas que se llevan una parte sustancial del margen de ganancia de pymes en varios rubros del comercio.
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