Tras la victoria de Yamandú Orsi, La Mañana habló con el Dr. Ignacio de Posadas, quien desde su experiencia como economista y político analizó algunos posibles aspectos del próximo gobierno del Frente Amplio, a la vez que valoró el escenario actual de Uruguay y, sobre todo, cómo lo ve en clave de futuro.
Usted ha hecho análisis de la gestión del gobierno actual en cuanto a políticas económicas, pero también habló de crisis de la democracia. ¿Qué deja esta victoria de Yamandú Orsi y sobre qué bases se puede laudar la derrota de la Coalición?
Fue una elección no solo pacífica, sino con relativamente bajo nivel de patadas en las canillas, que suele ser lo típico en las democracias occidentales, mal uso de las redes, ese tipo de cosas. En ese sentido, yo creo que esta elección es positiva. Preserva el sistema de partidos, que es una cosa que está en decadencia en buena parte de las democracias occidentales y que es muy importante para un buen funcionamiento de la democracia. Después, obviamente, yo no preferiría a Orsi como ganador. Hay que ver qué lectura se hace ahí, porque nunca son estas cosas monocausales, siempre hay distintas causas. Algunas ya a esta altura parecen bastante claras, en el sentido de que hay un núcleo duro conservador que se autoidentifica con una izquierda solidaria, igualitaria, que debe andar entre un 35% o un 40%. Debe ser la peor votación posible del Frente Amplio. Ese es un núcleo duro cultural que no tiene vaivenes políticos, responde a una imagen cultural del país, de sí mismo, que va de ahí para arriba. En la elección anterior, con un desgaste del Frente en el gobierno, un candidato bastante atractivo como era Luis y uno del frente no muy atractivo como era Martínez, de la primera a la segunda el Frente pegó un salto altísimo, más alto que en esta vuelta. Creo que ahí juegan distintos factores. Siendo que hay un reconocimiento bastante alto de la gestión de Lacalle, creo que hay también una prevención ahí como que “hizo las cosas bien pero no me identifico tanto con él como me identifico con Orsi, no me da miedo, es más previsible, está proponiendo un poquito más de esto y otro poquito menos del otro, sin grandes sobresaltos, sin grandes cambios, sin grandes inventos”. Creo que eso es atractivo también para un porcentaje muy alto de la población. Hay que ver además que no solo se produce el triunfo del Frente, sino que también se produce un realineamiento interno muy grande, el mayor desde que el Frente Amplio arrancó en el año 71.
¿Por aquello de que existe una clara polarización entre el Movimiento de Participación Popular y el Partido Comunista, a eso se refiere?
Sí, siendo así que el centro ya había sido muy importante en todas las votaciones del Frente, esta vez lo termina ocupando el MPP. Es un fenómeno muy peculiar el MPP, con una estructura que no se termina de saber cuál es, con muy pocos liderazgos visibles y con una indefinición ideológica, si usted quiere, probablemente a propósito.
¿El Frente Amplio fue perdiendo los sectores moderados que de repente podían conseguir un poco más con la derecha?
Yo creo que la derecha en el Uruguay es un nicho muy raro. Encontrar una derecha es muy raro. Yo creo que hay una autoidentificación abrumadora en Uruguay. Lo correcto en el Uruguay es autodefinirse de centro algo, de centro para acá o centro para allá.
Y el gobierno de Lacalle Pou y la Coalición, ¿se puede decir que en su conjunto fue de centroderecha? Porque había sectores como el Partido Independiente que se enmarcaban un poquito más a la izquierda.
Pero ¿dónde está la derecha en la gestión del gobierno este que termina? ¿La reforma de las pasividades fue de derecha? ¿Una reforma súper tímida que llevó cinco años de conversación? No, no. Miremos los que son gobiernos más a la derecha en el resto del mundo. ¿La política laboral y tributaria fue de derecha? No cambió nada. ¿Hubo una reforma del Estado que apuntó a sacudir al Estado? No hubo. Entonces, lo de ser derecha, izquierda y de arriba y de abajo no ayuda mucho, es como una costumbre.
Una de las bases de la propuesta de campaña tuvo que ver con la parte económica y desde el sector de Orsi se hablaba de los más oprimidos. Es histórico esto en la vida del país. ¿Cerró el manejo de la política económica? Porque se habla de un déficit fiscal importante, pero con dinero en caja. ¿Se puede explicar eso?
No tengo manera de probarlo, pero yo creo que hay solo dos factores económicos que inciden electoralmente, que no es el PBI, son el desempleo y la inflación. Son los únicos dos factores económicos que pegan electoralmente y esos dos están razonables, muy bien, en este gobierno. Quiere decir que la parte económica me parece que no es de gran influencia, siempre está presente pero no fue decisiva. Si uno mira las encuestas sobre cuáles son los temas que preocupan, que generalmente la economía va súper arriba, en este caso hubo otras cosas, básicamente la seguridad. Desde el punto de vista de un economista más liberal, la gestión de este gobierno deja que desear porque no atacó reformas estructurales, el déficit fiscal está más o menos como estaba, etcétera. Pero desde el punto de vista de los ciudadanos medios, yo no creo que nadie se haya calentado contra el gobierno por el tamaño de la deuda, francamente. Dudo que Delgado haya perdido muchos votos por el tamaño de la deuda o incluso por los puntos de déficit.
Uno de los titulares más importantes es equiparar las jubilaciones y pensiones a los salarios mínimos. ¿Es fácil decir con qué? Porque esto hay que financiarlo.
Sí, no hay duda. Es muy parecido a lo que pasó con la reforma del año 89, cuando se marcó ese mecanismo de reajuste de la pasividad. En un país donde el número de pasivos es tan alto, esas cosas pegan muy duro. Fíjese que uno de los temas que tiene Uruguay en el mediano y en el largo plazo son los bajos niveles de inversión, y en eso no hay milagro. Si usted se gasta la plata en otras cosas, después no le queda para invertir, y eso es una cosa que el país no tiene. El país tiene tasas de crecimiento que son flojísimas, salvo momentos excepcionales donde el viento sopla muy fuerte. Es una cosa que la sociedad uruguaya está contenta o no está dispuesta a cambiarlo. Hubo un esfuerzo muy notorio de parte de Orsi de decirle a la población “no tengan miedo, acá no cambia nada de fondo”. Ahí hay un factor cultural del Uruguay muy fuerte donde todo el mundo habla de cambios, pero el que tiene que cambiar es usted, yo no.
¿Cómo se hace para arrancar de cero? Normalmente en política, cuando cambian los partidos políticos se borra con el codo lo que se escribe con la mano.
Creo que no hay en la media del Uruguay una sensación de que acá la cosa requiera de grandes cambios porque está horrible. A ver, es difícil siempre, pero comparémonos con la Argentina por un minuto. En la Argentina hay una población que está hipercastigada, bancando reformas muy duras del gobierno de Milei, y las está bancando. ¿Por qué? Yo creo que porque tiene la conciencia de que estaba con una pata en el precipicio. Eso no se da en el Uruguay. Está bien, hay quejas y uno patea, pero no hay estómago para grandes cambios. Eso es una cosa que ha sido así, por lo menos desde que yo tengo uso de razón, ya hace un rato. El sentimiento medio, la cultura media, es de “mejorame las cosas, pero tampoco me incomodes mucho”.
Se están haciendo anuncios ya muy tempranos de que algunas cosas van a cambiar, dicen que van a revisar la reforma de la seguridad social. ¿Cuánto puede afectar? Porque desde el actual gobierno se decía que de haber salido el plebiscito contra la reforma la carga tributaria iba a aumentar.
Si tuviera que apostar, apostaría que no va a haber cambios sustanciales en el tema de la seguridad social. Probablemente veamos en el primer año de gobierno una comisión, el diálogo nacional, después el subdiálogo nacional y el re-diálogo nacional. Si sale algo, saldrá un toqueteo, pero ni la eliminación de las AFAP, ni la rebaja de la edad. Yo apostaría a que eso no sale.
Se anuncia como futuro ministro de Economía al economista Gabriel Oddone. ¿Qué opina de esas diferencias que surgieron desde algunas posturas de sectores del Frente Amplio contrarias a las manifestaciones del propio economista?
Es lógico que eso sucediera. Yo creo que ahí Orsi se demoró. Pensemos en otro episodio espejo que fue el de Vázquez en la primera presidencia. Vázquez muy rápidamente se sacó la foto con Astori en la puerta del Fondo Monetario en Washington, buscando lo mismo que estaba buscando Orsi con Oddone en ese momento. Lo hizo como tiro, y eso tampoco le cayó muy bien a una cantidad de gente. Aun cuando Astori tenía un cierto barniz más de izquierda que Gabriel Oddone, sobre todo por su pasado. Astori fue evolucionando muy rápidamente desde que entró al Senado en el año 90, que yo estaba ahí, hasta 5 o 6 años después, porque era un tipo inteligente. Oddone tiene chapa de estar más lejos del grupo del Frente de la que tenía Astori, a pesar de que Astori lo odiaban solemnemente. O sea que no es raro esto, y busca lo mismo que buscaba Vázquez con Astori. Acá la diferencia, me parece, es que Astori tenía base política propia y Gabriel Oddone no la tiene.
La primera crisis del gobierno de Vázquez fue justamente cuando Astori se manifestó en contra de aquel 4,9% del PBI para la educación.
Sí. Ahí además había una especie de matrimonio obligatorio de conveniencia, Vázquez-Astori y Mujica-Astori. Vamos a acordarnos de los comentarios de Mujica sobre Astori, pero lo tenía que bancar porque era una pata del trípode. Esto con Oddone no es así. Lo van a precisar sobre todo al principio, pero no lo precisan políticamente como precisaban a Astori. También es cierto que la fuerza del MPP ahora internamente es enorme, entonces ahí también sacudir al MPP no va a ser fácil. Yo tengo una gran duda en mi cabeza y es cómo se maneja el MPP sin Mujica y sobre todo sin Lucía Topolansky, que creo que es más operativa que Mujica en situaciones de gobierno.
¿Esto permite avizorar lo que ocurrió en el gobierno de Mujica, que enfrentaba con Astori y le instaló un Ministerio de Economía paralelo?
Sí, pero Astori no era fácil de ladear. En cambio, a Gabriel Oddone, si lo cesan se va para la casa. Es decir, Astori tenía un poder de fuego que no tiene Oddone.
Asume Orsi, empieza el presupuesto quinquenal, y cierra Orsi el último año de gestión de Lacalle, que es una cosa que no se entiende. ¿Qué se espera a futuro?
Yo no esperaría gran cosa. ¿A qué aspiraría yo antes que esperar? A que fuera un gobierno que no haga pavadas muy grandes. Es decir, que por lo menos no caiga en voluntarismos absurdos. Eso es un riesgo grande en la izquierda. No veo que los problemas que son eternos como el país caro, las reformas estructurales que tiene un Estado que no lo puede soportar, esas cosas yo creo que no van a cambiar. Creo que vamos a tener un poco de más menos y de menos más. Espero que sea un gobierno prolijo, con cierta prudencia y que contenga razonablemente los voluntarismos regulatorios que son tentaciones muy grandes de la izquierda.
¿No corren riesgos algunos compromisos asumidos? Se habló en la campaña del tema de la soberanía del puerto, dentro del puerto está UPM2 con un contrato de 30 años que se firmó en gobiernos anteriores. ¿Lo que se firmó en este gobierno se mantendrá firme o empezaremos a tener disputa respecto a ese tema?
Si yo tuviera que apostar, creo que sí, absolutamente. La única cosa que podría ser es un recorte de los beneficios tributarios de la Comap, que también creo que Oddone tiene una visión crítica o preocupada, por lo menos con ciertos fundamentos, que tampoco se puede tener dos países en paralelo con tratamientos tributarios tan disímiles. Ahí hay un buen ejemplo, es un intríngulis del Uruguay. El Uruguay está tan caro y es tan ineficiente que si no se dan a los grandes inversores mucho beneficio no vienen. Entonces, ya estamos a nivel de inversión que no son muy famosos, si cortamos el dulce de leche va a ser peor. Ahora, mantenerlo también es muy difícil, sobre todo si se quieren hacer cosas sin subir impuestos. No la va a tener fácil. Pero yo no creo que vaya el Uruguay, bajo un gobierno cualquiera, inclusive del Frente, a renegar de compromisos jurídicos asumidos.
Con esto de la mayoría parlamentaria, ¿puede haber negociaciones interpartidarias para poder aprobar proyectos?
Es muy probable que las haya. Yo no veo a Yamandú Orsi como un hombre que tiene un contenido muy pletórico de ideas, no es un Lacalle padre. Pero es un hombre de muy buen talante, y yo creo que, si fuera por él, va a mantener ese talante a lo largo de su gobierno, y eso es un talante que permite negociar. No es Milei, no está insultando a la gente, buscando enemigos y todo lo demás. Es otro camino, me parece natural para la personalidad de Orsi. Yo creo que ahí van a tantear a ver qué hacen, sobre todo en la Cámara de Diputados, a ver qué hace Salle, qué hace Cabildo. Yo creo que eso se va a ver por lo menos, si no antes, en el presupuesto.
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