Nacido en Argentina, Héctor Giuliano se recibió de licenciado en Administración y se especializó en geopolítica, finanzas públicas y economía. Durante 15 años se desempeñó como asesor en el Congreso de la Nación. Desde los 80 se ha dedicado a estudiar la cuestión de la deuda pública, sobre lo cual ha escrito diversas publicaciones. En una entrevista que concedió a La Mañana, el especialista explicó la problemática de la deuda argentina y analizó la compleja situación que atraviesa su país. “Todos los gobiernos son responsables del sistema de endeudamiento”, aseguró.
¿Cuál es el origen de la presencia de la usura en la economía moderna? ¿Cómo se explica el caso argentino?
Argentina es un ejemplo paradigmático de las consecuencias de la usura sobre la economía, y el instrumento a través del cual esa usura se ejerce es el sistema de la deuda pública. Hoy la deuda es el condicionante de todo lo que pasa en materia financiera, económica y política. Argentina, como otros países, está metida en una trampa de endeudamiento perpetuo. El prestamista usurero no le presta al deudor para que le pueda devolver la plata, sino para que no se la pueda devolver nunca, porque su negocio es vivir del servicio permanente de los intereses de la deuda. En Argentina el principal factor de gasto público es la deuda pública. Quienes claman contra el gasto público para llegar a un déficit fiscal equilibrado soslayan decir que su principal rubro son los intereses y servicios del capital de la deuda.
¿Cómo fue que Argentina ingresó en esa “trampa de endeudamiento perpetuo” que mencionaba?
Fue en 1976, cuando asumió el gobierno militar y un equipo liberal liderado por el ministro Martínez de Hoz. Heredó una deuda pública externa no relevante, de US$ 8.500 millones, y en seis años de gestión la llevó a US$ 44.500 millones. Lo peor fue que esa deuda no fue tomada para aplicarla a desarrollos productivos, sino para sostener el atraso cambiario. Ese fue el puntapié inicial, y durante 46 años han pasado distintos partidos políticos y el problema es cada vez peor. Hoy Argentina tiene una deuda pública de US$ 418.000 millones.
¿Por qué el gobierno de Macri debió acudir al FMI?
El gobierno liberal de Macri heredó del gobierno socialdemócrata kirchnerista —porque el peronismo en Argentina ha muerto— una deuda pública de US$ 254.000 millones. Entonces, Macri vino a gobernar con deuda y la aumentó en US$ 82.000 millones, pero el actual gobierno ha tomado todavía más deuda: más de US$ 80.000 millones del Tesoro y más de US$ 40.000 millones del Banco Central, o sea, más de US$ 120.000 millones. Acá no se salva nadie, todos los gobiernos son responsables del sistema de endeudamiento. El rol de la socialdemocracia es trabajar en tándem con los sectores liberales, quienes arman sus esquemas de endeudamiento y luego vienen estos gobiernos socialdemócratas que se lamentan de la herencia recibida, pero son los que instrumentan esos esquemas. Es lo que hizo este gobierno. Argentina, aunque parezca increíble, está refinanciando, porque no paga un centavo, renueva la deuda por la totalidad de los vencimientos de capital. A medida que van venciendo los bonos, retira el bono viejo y entrega uno nuevo, generalmente, en condiciones más caras que el anterior, porque la situación del país va empeorando. Eso es lo que yo llamo la trampa de endeudamiento perpetuo. Los gobiernos pasan, pero la estructura de poder financiero que sostiene la deuda permanece.
Macri, para salvar su gobierno, pidió un préstamo urgente y récord al FMI, que le llegó a desembolsar US$ 45.000 millones. Salvó su gobierno para llegar al fin del mandato y no tener que renunciar anticipadamente, y ese dinero fue tomado como deuda para que lo pagara el gobierno siguiente, es decir, el actual. Para excusar sus propias culpas, el gobierno le echa toda la responsabilidad a Macri, pero esa deuda es de US$ 45.000 millones sobre un total de US$ 418.000 millones, no es que la única deuda que debe Argentina es la heredada por Macri. Este gobierno se lamentó, dijo que iba a querellar criminalmente al gobierno de Macri, pero terminó aceptando y convalidando todo lo actuado por él. Aceptó y refinanció el stand by por esos US$ 45.000 millones, que es lo que está pagando ahora, para extenderlo a un acuerdo de facilidades a 10 años de plazo, lo cual quiere decir que Argentina queda endeudada y condicionada al FMI hasta el año 2034. Por eso vemos lamentaciones permanentes de la clase política por la dependencia del FMI, pero la responsabilidad es de los liberales de Macri y de los socialdemócratas del kirchnerismo, y se va a transmitir al nuevo gobierno.
¿Cree que los buenos resultados de Milei en las PASO tuvieron que ver con la inestabilidad monetaria?
Argentina está en una situación de debilidad financiera total, depende de refinanciar hasta el último centavo que vence. La irrupción de Milei es un producto electoral. Él es anarcoliberal bajo el nombre de libertario, es una forma extrema de liberalismo económico que parte de la base de que el Estado no tiene que tener intervención en la economía, salvo lo indispensable. Además, avanza en una hipótesis de trabajo muy discutible que es la dolarización de la economía.
¿No es una opción viable?
Creo que es una trampa, no va a haber dolarización, pero sí estoy convencido de que Argentina marcha hacia un nuevo esquema de convertibilidad como el que rigió durante la presidencia de Menem, que fue cuando se estableció una paridad fija entre el peso y el dólar para que estuviese equilibrado el tipo de cambio. La gran trampa de ese razonamiento fue que esa convertibilidad se sostuvo con deuda externa, porque los dólares que daban estabilidad se pedían prestados, entonces Menem asumió con una deuda pública de US$ 62.000 millones y la duplicó. Ese esquema, desgraciadamente, es el que se avizora que volvería con el nuevo gobierno si es que es de línea liberal, sea en la forma extrema de Milei o en la más moderada del macrismo de Patricia Bullrich. De todas maneras, Massa no está en discrepancia con estos esquemas, vive de refinanciar deudas con el FMI y con todos los acreedores.
¿Cuál es la posible salida de esta situación?
Alguien tiene que decir que el país no tiene la solvencia para poder afrontar sus obligaciones y tiene que suspender los pagos, encarar una revisión de las negociaciones –como todo deudor que no puede afrontar sus deudas–, convocar a los acreedores y replantear los términos de negociación de la deuda, pero la clase política está totalmente fuera de eso. Lo único que piensan es cómo van a pedir más dinero al exterior para poder sufragar el déficit fiscal mientras ajustan la economía, y el principal modo de ajuste de la economía, lo que yo llamo la nueva receta recesiva del Banco Central, es la inflación. Gracias a la inflación se está licuando el gasto público, bajan los salarios reales, las jubilaciones y pensiones, los planes sociales, las obras públicas, y tenemos un país en crisis con un 45% de pobreza, una industria y una economía productiva en crisis y bancos cobrando tasas extraordinarias de interés.
Lo de Milei es una distracción, el verdadero trasfondo de la cuestión es que Argentina va a ser llevada a una nueva convertibilidad, una dolarización intermedia, no absoluta. Si tenemos que dolarizar la economía, tendríamos que pedir un megaendeudamiento de US$ 50.000 millones más de deuda para sostener el dinero que la Fed nos tendría que prestar. Es fácil decir “dolarizamos la economía”, pero los dólares no son nuestros. Lo que se busca es volver a un esquema de endeudamiento controlado, lo cual es una paradoja porque eso no existe, sino que es patear para adelante los compromisos, que fue lo que hizo Macri. Y el gobierno actual está haciendo exactamente lo mismo. Hoy estamos en el extremo de que pedimos deuda para pagar intereses, es un absurdo. Es la receta de la ruina financiera, por eso Argentina no sale adelante, porque tiene su economía sometida a la dictadura de las finanzas.
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