Dani Rodrik, uno de los 100 economistas más influyentes del mundo, analiza en profundidad la realidad actual y habla de un nuevo paradigma que viene en sustitución del neoliberalismo y la hiperglobalización. El mundo de la postpandemia es diferente con rasgos que la guerra en Ucrania acentúa. Tenemos problemas a nivel de crecimiento, inflación, turbulencias financieras, crisis energética, volatilidades de todo tipo y muchas medidas sin resultados de parte de gobiernos, en particular las grandes economías.
Si bien los indicios no son nuevos, se vienen concretando posturas. Hay diferentes signos de este movimiento, desde las manifestaciones a nivel de los posicionamientos de EE. UU., hasta llegar hoy a un cierto consenso en muchos grupos a nivel del pensamiento y el hacer económico. Lo que se ve es que el crecimiento global de los mercados con niveles crecientes de integración, lejos de beneficiar a todos ha generado dificultades. La respuesta ha sido a acentuar las estrategias nacionales y los niveles de protección, fomentando las políticas industriales que apuntan a aumentar la producción buscando innovar y mejorar los niveles de protección del medio ambiente, entre otros.
Hay una nueva tendencia que Rodrik la llama productivismo. Al respecto el reconocido economista destaca: “Hay signos de una importante reorientación hacia un marco de política económica que se basa en la producción, el trabajo y el localismo en lugar de las finanzas, el consumismo y la globalización. Podría convertirse en un nuevo modelo de política que capte la imaginación en todo el espectro político”. Uno de los ejemplos más claros es la política industrial reciente de la administración Biden en EE.UU., que tiene una cantidad de objetivos y herramientas en la búsqueda de aumentar la inversión, controlar la inflación, aumentar la competitividad, generar empleo y mejorar los niveles de equidad y bienestar. Al respecto destaca la existencia de múltiples objetivos que se confunden y algunos pocos instrumentos que no siempre tienen los resultados esperados.
Si bien podría verse con buenos ojos esta propuesta del productivismo, hay una especia de distancia entre el dicho y el hecho, y cómo estas ideas y propuestas se concretan en resultados. Esto tiene que ver con el diseño de políticas públicas que entre muchas cosas implica la existencia de los fondos necesarios y los incentivos para la inversión, tanto a nivel público como privado, como se generarán los mecanismos que permitan garantizar que las inversiones y actividades contribuyan en términos de equidad. A su vez, es posible la planificación a nivel general del país y su articulación con los niveles de planificación a nivel local: cómo se define, a qué grupos se dirige y cómo se atienden temas como la equidad de género, los cuidados entre otros. Cómo pensar en términos de productivismo sin salirse de posiciones ideológicas que no permitan avanzar en políticas de Estado de inversiones, reconstrucción y ganancia en términos de estabilidad, bienestar y competitividad. Cómo se articula estas posiciones con los mercados internacionales, las grandes corporaciones y las tendencias globales. Estas son algunas de las cuestiones que surgen como preguntas y que requieren de un abordaje preciso tanto en lo conceptual como en la práctica de forma de que se concrete como una alternativa para salvar las dificultades actuales y no ser una alternativa utópica fallida que termine reforzado el actual modelo y sus dificultades.
Desde el planteo más general parece que volvemos a una discusión sobre más Estado o más mercado que actualmente se da en diferentes realidades, siendo sin dudas EE.UU. uno de los más emblemáticos de los últimos tiempos. A pesar de que el mercado no ha sido solución existe dificultad y se mantienen posiciones fuertes en términos de dar libertad a los mercados y a la toma de decisiones de los agentes.
Países como Uruguay hoy no está alejada de visualizar este debate y alternativas. Pensar las alternativas de crecimiento y desarrollo tiene mucho que ver con buscar políticas claras en términos de inversión, atender la competencia y el control de monopolios, generar políticas que atiendan el desarrollo de sectores productivos pero que también atiendan demandas sociales crecientes y grupos en dificultades. Se llamará productivismo o de otra manera, pero tiene que ver con la necesidad de políticas de Estado, de regulación, incentivo y de políticas que permitan el crecimiento, la estabilidad y la búsqueda de atender la diversidad de sectores y grupos en las diversas realidades del país. En los últimos tiempos sobran ejemplos.
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