A pedido del Cr. Enrique Iglesias, el economista José María Puppo, de una extensa trayectoria, fue integrante de la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico. En medio de la crisis del 82 supo presidir el Banco Central del Uruguay y en la actualidad es el director general de la Fundación Astur, organización que trabaja por el bienestar de las personas mayores.
¿Cuál es su opinión sobre la situación económica actual en comparación con la región?
Para compararnos necesitamos saber con quién y cuándo. Diría que un indicador podría ser el PBI per cápita hoy. Comparándonos con nuestra región, estamos liderando, estamos bien. Ahora, si nos comparamos fuera de la región y miramos la tendencia, ya no estamos tan bien.
¿Cuáles serían las principales causas?
Nuestro principal problema es la escasa tasa de crecimiento que hace décadas tenemos, arañando el 2%, que muestra un país que se va quedando atrás. Lo peor es que cuando en períodos de viento a favor, crece a mayores tasas, aumentamos nuestro gasto y cuando las condiciones favorables terminan no volvemos a adaptarnos y entonces nos endeudamos.
En su visión cuál, ¿sería el factor más importante?
Son varios factores, pero el más importante es nuestra baja productividad. Nos estamos gastando lo que nos dejaron nuestros antepasados Nuestra educación ya no es buena. Nuestro principal factor de producción, la población, bajó su calidad en términos comparativos. Se han hecho esfuerzos, incluso en este gobierno, pero no los que se pretendía, por la resistencia al cambio, en especial por algunos intereses en el sistema educativo. Además, nuestra producción es cara, en mi concepto, por el excesivo peso del sector público que crece permanentemente. Crece el número de ministerios, de agencias ejecutoras, controladoras, municipios, etcétera. Cada nueva necesidad o problema, que son genuinos y válidos, terminan en la creación de una nueva oficina. ¿Alguna vez se cierra una oficina ? No creo.
¿Por qué sucede esto?
Estamos en un país partido políticamente en dos, que tiene un gobierno que dura cinco años. Cada gobierno tiene que mostrar resultados en ese período y las medidas de fondo que hay que tomar dan resultado en un período más largo y por eso tardan o no se aplican.
¿Cuáles serían las medidas a tomar?
Revisar la estructura del Estado, fijar prioridades y adecuar su tamaño a las tareas prioritarias. Si en la primera década del siglo pasado, cuando se crearon la mayoría de los Entes autónomos, cuando se creó Ancap, en lugar de un ente se hubieran diseñado tres, uno para combustibles, otro para alcoholes y otro para pórtland, los dos últimos ya no existirían. Pero pagaremos las pérdidas durante varios años más, por el rechazo, aparentemente no soportable políticamente para los gobernantes, a cerrar esas actividades.
¿La gestión de gobierno colmó las expectativas?
El gobierno aplicó un sistema que le dio enorme éxito: el grupo asesor en la pandemia, que recomendó las acciones a llevar en ese período. ¿Por qué no se aplica en otros temas: seguridad, lucha contra el narcotráfico, etcétera? En educación lo hizo Eduy y lo dejamos morir. En la mejora del Estado, Conrado Ramos hizo una gran tarea y lo dejamos ir. Un grupo de técnicos debería analizar el gobierno central, los entes autónomos y los gobiernos municipales, determinar las tareas que ya no son prioritarias y cerrar las dependencias que las ejecutaban. No es un tema ideológico, es un tema de prioridad de recursos. Con la instalación de los municipios, las intendencias deben haber traspasado tareas que antes hacían, pero aportaron los recursos humanos. Un gran avance fue la regla fiscal. Habría que hacer ahora una regla que vincule, no el déficit, sino el gasto. Que impida aumentarlo y si eso se logra, fijar el gasto, también disminuiría el pago de intereses de la deuda.
Uno de los últimos ministerios creados fue el de Desarrollo Social, que se relaciona con las tareas que Ud. realiza ahora. En relación con lo que expresa, ¿se justifica su existencia?
Sí, pero qué dejamos de hacer para crear al Mides. Por otra parte, para aplicar políticas sociales perdurables primero hay que crecer para tener qué repartir. Me parece que nos estamos convirtiendo en expertos en repartir con el riesgo de no tener mucho para dar.
¿Qué opina sobre las declaraciones del Ec. Gabriel Oddone sobre política salarial?
Estoy totalmente de acuerdo. Además, no me explico la reacción de algunos gremialistas. Lo que dijo es que no se puede aplicar instrumentos iguales para una gran empresa y para pyme. Es una defensa para las pymes que, de lo contrario, no existiría y aumentaría el desempleo.
¿Le preocupa los hechos de corrupción detectados en los últimos tiempos?
En términos conceptuales, por supuesto. No percibo enriquecimientos personales como se dan en otros países, pero sí corrupción que ni siquiera se valora como tal. Personas que cobran un sueldo del Estado sin hacer nada o haciendo muy poco, ¿no es eso un robo? Un robo a la sociedad, pero como es a todos, no es a nadie y ni siquiera es percibido. Los corruptos planes de Argentina pueden parecerse a contratos con los gobiernos, nacionales o departamentales.
En referencia a la carga impositiva sobre la masa salarial, ¿qué medida se puede realizar para evitar que el trabajador no sea quien cargue con ese peso?
Para que la masa aumente, lo primero que debe suceder es que el trabajo no disminuya, sino que aumente. Para que aumente el trabajo no podemos pensarlo en términos internos, debemos intentar aumentar la masa salarial en bienes transables, en definitiva, exportaciones. Debemos ser un país que compita, debemos hacer más eficiente nuestros factores productivos, es decir, la población. Por eso la educación es absolutamente imprescindible, además de la parte individual, para hacer al país más cercano al mundo. Lo otro es tratar de minimizar los costos. Creo que en Uruguay están muy vinculados al tamaño del Estado. Por eso, lo primero que hay que hacer es trabajar sobre los defectos de uno, que son los defectos del país. Creo que el Estado es importante, pero debe fijar prioridades y no sumar tareas en función de necesidades, que son lógicas, pero la economía se trata de optar. Es ahí donde la masa salarial presenta problemas de organización.
Se ha planteado disminuir la carga horaria sin afectar la masa salarial, ¿es posible?
Me parece que en el transcurso del tiempo es lo que va a suceder, en este momento me parece que se podría explorarse en algunos sectores, pero lo que me parece más fácil es ver cómo mejorar el sector público, creo que con menos funcionarios se puede hacer más. Se tiene que hacer pesar la meritocracia. En Argentina se dice: “Hacé como que trabajás y yo hago como que te pago”.
Sobre la reforma de la seguridad social, ¿cuáles serían sus efectos en caso de llevarse adelante?
Reformar desde la Constitución es el primer absurdo, uno no puede colocar que la edad máxima para jubilarse sea 60 años, eso debe existir en una ley. Todo lo demás, tratado desde la Constitución deja que la única manera de modificar sea a través de un plebiscito. Después, como tema de fondo, me parece que se discute la participación de las AFAP privadas, lo cual que es válido, pero es necesario tener en cuenta que la principal AFAP es estatal. Hay otras formas de vigilar o disminuir su lucro, hasta se podría pensar en expropiarlas, pero a través de otro sistema. Además, es un sistema fundido, por lo que algo hay que hacer. La reforma debe ser permanentemente, pero no son sistemas estáticos, por lo tanto, me parece que debe ir cambiando. Si sale, me parece un desastre, ya que provocaría una enorme cantidad de juicios, además habría un trastorno interno de consecuencias graves. No agrego nada a lo que ya haya dicho.
En resumen, ¿cómo define el momento actual?
Recuerdo lo que decía Menem en los 90: “Estamos mal, pero vamos bien”. Yo diría que no estamos mal, podríamos estar mejor, pero si seguimos haciendo la vista gorda, en nuestra zona de confort, vamos a estar mal.
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