A pesar de no haber asumido el gobierno electo, el planteo del futuro ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, sobre temas salariales generó la respuesta inmediata de los principales dirigentes del Pit-Cnt y hasta del futuro secretario de la Presidencia Alejandro Sánchez, quienes expresaron sus discrepancias con la desindexación salarial. En entrevista concedida a La Mañana, el economista Michelle Santo analizó el momento actual de la economía de nuestro país.
Se acerca la asunción del nuevo gobierno y se genera polémica. El ministro Oddone anuncia la intención de desindexar salarios, lo que fue rechazado públicamente por la fuerza sindical y el propio secretario de la Presidencia electo, Alejandro Sánchez. ¿Qué significa desindexar el salario y cuáles pueden ser las consecuencias?
Lo que dijo el futuro ministro Oddone va en línea con tratar de recuperar la competitividad de la economía y, al mismo tiempo, mantener a la baja la tendencia declinante de la inflación. Para eso, claramente, hay que desindexar salarios, o sea que los salarios como máximo ajusten por la inflación esperada u objetivo del gobierno y no por la inflación pasada, y sobre todo que los salarios ajusten bastante menos de lo que vaya a subir el tipo de cambio. Es público y notorio que más allá de que ha habido mejoras importantes durante el segundo semestre del año pasado, Uruguay tiene un problema de competitividad, de altos costos internos en dólares muy significativos, dentro de los cuales el salario es uno de los componentes. El nivel de salarios en dólares es demasiado alto. Para bajar esos salarios en dólares se puede recurrir a un aumento del ritmo de devaluación, lo cual impactaría negativamente en los precios, o a que los futuros ajustes nominales de salarios sean mucho más moderados. Eso es lo que buscaría el ministro Oddone, lo que le interesaría, pero obviamente no parece ser de recibo para la parte política del gobierno ni para el movimiento sindical. El tema es que a la corta o la larga la realidad se va a terminar imponiendo, y si los niveles de salarios en dólares y de salarios reales en Uruguay no son los adecuados para que las empresas tengan competitividad y puedan subsistir, lo que cabría esperar en los próximos meses es una repetición de episodios como el de la empresa japonesa Yazaki.
En una movilización frente a la Torre Ejecutiva, el Pit-Cnt no solamente se manifestaba en contra de desindexar, sino que además reclamaba la reducción de la jornada laboral. ¿Eso tiene forma de realizarse?
No. Claramente, es como vivir en Narnia. Quienes reclaman la reducción de la jornada laboral no dicen cómo van a producir lo mismo trabajando menos horas. Si en definitiva los trabajadores en seis horas pueden producir lo mismo que actualmente en ocho horas, no habría ningún problema y podría reducirse la jornada laboral a seis horas y los trabajadores podrían ganar lo mismo. Eso es una utopía, con lo cual, en la medida en que se siga por ese camino, se van a generar todavía muchos más problemas en materia de competitividad al que ya de por sí tienen las empresas uruguayas. Es una discusión que no tiene el más mínimo sentido porque está muerta antes de empezar si los trabajadores no aseguran que van a producir lo mismo trabajando menos tiempo.
¿Cuál es el impacto en la inversión, tanto nacional como extranjera, de estas medidas que reclaman y que van a ser planteos fuertes para el gobierno entrante? ¿Cuál puede ser el resultado esperado?
Creo que como mínimo va a haber una postura de esperar y ver qué pasa durante todo este año, a ver en definitiva cómo se planta el gobierno electo ante este tipo de planteos y cómo empieza a buscarle solución a los problemas que de alguna manera hereda en un contexto internacional que está siendo cada vez más desafiante y complicado. Creo que no es esperable un aumento importante de la inversión en 2025, tanto por parte de inversores locales como extranjeros, más bien creo que va a haber una actitud de cautela y la gente irá viendo de qué forma el gobierno que asume el 1º de marzo va a ir dando soluciones a los múltiples problemas que hay en materia de competitividad, a una situación fiscal que resulta bastante insostenible y sobre todo cómo se va a diseñar el nuevo presupuesto.
¿Se puede manejar la economía de un país desde el punto de vista ideológico?
Al final del día, la realidad termina imponiéndose sobre cualquier ideología, pero mientras eso no ocurre, si se la maneja con mucho sesgo ideológico, el daño que se hace puede llegar a ser muy importante. Que no quepa ninguna duda de que al final del día la realidad no tiene ideología. La realidad es tal cual es y al final, a la corta o a la larga, se termina imponiendo.
¿Cómo trabaja un ministro de Economía, como es el caso del economista Oddone, un hombre reconocido, con trayectoria, pero que no tiene respaldo político ante esta presión que está sufriendo desde dentro de las filas de su partido y desde el Pit Cnt?
Creo que el economista Oddone, de quien nadie puede discutir sus cualidades técnicas y su conocimiento, está en una situación muy complicada justamente por eso. No tiene ningún respaldo político, mucho menos del que tenía el ministro Astori durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, y la duda que tenemos todos es un poco cómo se va a manejar en esa situación, si va a terminar renunciando a lo que defendió toda su vida profesional para, de alguna manera, claudicar ante las presiones que va a recibir del sector político y del sector sindical, o si, en definitiva, el sector político y el sector sindical terminan, de alguna manera, dándole el apoyo que inexorablemente necesita cualquier ministro de Economía.
¿Deberíamos descartar a futuro la posibilidad de la disminución de la jornada laboral sin afectar salarios y los cambios en la reforma de la seguridad social?
Diría que, en definitiva, no se puede descartar nada. Me encantaría pensar, por el aprecio que le tengo al futuro ministro Oddone y por saber de sus cualidades técnicas, que no va a entrar en ese juego de reducir la jornada laboral manteniendo los salarios sin que haya garantías de que la productividad del trabajo va a aumentar para compensar la reducción de la jornada laboral. Creo que fue bastante enfático en señalar que no estaba de acuerdo con el plebiscito de reforma a la seguridad social que, en definitiva, no terminó saliendo. Esperaría que el ministro Oddone también resista todos los pedidos de aumento de gasto que seguramente va a recibir, dado que la situación fiscal con la que iniciará su gestión no le da absolutamente ningún margen para aumentar el gasto. Pero habrá que ir viendo día a día, semana a semana, cómo se va plantando el nuevo gobierno y, en definitiva, qué es lo que termina primando, si el orden que toda su vida defendió el ministro Oddone o la visión política de quienes quieren aumentar el gasto público en todas las áreas, de los que quieren mantener las rigideces en el mercado laboral y dar una reducción de la jornada laboral, o de los que todavía intentan o sueñan dar marcha atrás con la reforma de la seguridad social.
¿Cómo se analiza esto desde el anuncio de la creación de un nuevo Ministerio de Justicia y Derechos Humanos?
Debería observarse con preocupación, porque además en estos últimos días el Comité Fiscal Asesor fue bastante contundente en las conclusiones que sacó respecto a la situación fiscal estructural en el año 2024, donde por primera vez, desde que se está aplicando la regla fiscal, dos de los tres pilares de la regla no se cumplieron. O sea, el resultado fiscal estructural muestra un déficit de 3,7% del PBI, por encima del 2,9% de meta que se había fijado en febrero del 2024. El gasto primario real del gobierno central y del BPS subió 4,7%, bastante por encima del crecimiento potencial del producto del 2,8% que se había estimado. Y el resultado fiscal primario estructural se deterioró en 1,1 puntos del producto. O sea, el 2024 cerró con un déficit de 0,8% frente al superávit de 0,3% del 2023, cuando la sostenibilidad de la deuda pública indicaría que debería conseguirse un resultado fiscal superavitario de entre 0,5% y 1% del PBI, con lo cual ya de arranque el futuro gobierno debería pensar, de acuerdo a las estimaciones del Comité Fiscal Asesor, que supuestamente es apolítico y seguía simplemente por criterios técnicos, de que se debería empezar con un ajuste fiscal de entre 1,3% y 1,8% del PBI, que debería hacerse por la vía de bajar el gasto. Porque ya la economía uruguaya y el sector privado no toleran más impuestos. La verdad que está en una situación bastante complicada el próximo gobierno, sobre todo teniendo en cuenta toda la incertidumbre que se está dando a nivel de la economía internacional y a nivel regional, donde si bien el cambio en la situación argentina ha sido favorable a corto plazo, prácticamente todos los otros factores importantes de variables que vienen desde el exterior son negativas para Uruguay.
Se sigue con preocupación los anuncios del presidente Trump. ¿Cómo impacta esto en nuestra economía, especialmente en el tipo de cambio?,
A corto plazo el tema de la eventual guerra comercial que está intentando llevar adelante el presidente Trump es el principal factor de preocupación. Ahora la duda todavía sigue siendo si es simplemente un perro que ladra y no muerde, o si en definitiva va a terminar mordiendo. O sea, si todos los anuncios que ha hecho hasta ahora Trump simplemente son una estrategia de negociación para conseguir ventajas de sus principales socios comerciales, o si en definitiva va a terminar imponiendo aranceles recíprocos que serían muy sustanciales con todos y cada uno de los principales socios comerciales. Si se diera esta segunda alternativa claramente sería muy negativo para Uruguay y para todo el mundo porque entraríamos en una guerra comercial abierta y eso tendría a corto plazo un impacto muy negativo sobre el crecimiento de la economía mundial. Y tendía a hacer caer los precios de las commodities, a fortalecer el dólar en los mercados internacionales y todo eso no serían buenas noticias para Uruguay. También podría tener un efecto negativo desde el punto de vista financiero porque en la medida en que, si se impusieran aranceles, hubiera la inflación a corto plazo en Estados Unidos, probablemente habría que olvidarse de que la Reserva Federal siga bajando las tasas de interés. Entonces la verdad es que el escenario internacional de arranque que enfrenta el próximo gobierno es bastante negativo, sin duda muy incierto porque no se sabe que pueda ocurrir, pero si se materializan las hasta ahora amenazas del presidente Trump en materia de desatar una guerra comercial estaríamos en un escenario muy pero muy complicado.
Michele Santo es economista, recibido en la Universidad de la República en febrero de 1983, estudió en Chicago (Estados Unidos), logrando el master of arts en Economía y posteriormente el doctorado. Además, se desempeñó como economista del Banco Central del Uruguay desde 1986 a 1990.
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