La industria de producción de Uruguay dio señales positivas en el último informe presentado por INE. La producción de alimentos fue una de las divisiones que más incidió en el aumento y, según el presidente de la Cámara Industrial de Alimentos, Juan Pedro Flores, gran parte se debe a los bajos niveles de contrabando del último año.
El pasado viernes 11 de febrero, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó los datos de cierre de año vinculados a la industria uruguaya, en ellos se destaca la incidencia del rubro de elaboración de alimentos, principalmente la industria frigorífica. En cifras, la producción industrial cerró el 2021 con un crecimiento de 12,3% respecto al año 2020, en el que cayó 5,2 puntos debido a los efectos de la pandemia.
Como se dijo, la división que más incidió en el aumento de la producción industrial en el 2021 fue la elaboración de productos alimenticios, con una variación de 14,5%. La industria frigorífica tuvo un año de faena récord, de 2,6 millones de cabezas. A esto se suma que en la industria alimentaria se elevó el porcentaje de trabajadores en 5,4% respecto a 2020.
De cara a estos datos, La Mañana dialogó con José Pedro Flores, presidente de la Cámara Industrial de Alimentos (Ciali), quien profundizó en las razones de los buenos resultados de 2021 en comparación con 2020, y entre las principales causas identificó la disminución del contrabando gracias a las limitaciones fronterizas como medida sanitaria.
Desde hacía seis años que esta industria venía volcando resultados decrecientes, por lo que el 2021 significó un punto de inflexión. Según el análisis de Flores, es el sector industrial agropecuario el protagonista que le da el impulso a este crecimiento, sobre todo el sector de carnes procesadas. “Diría que del 12,3% de crecimiento, la mitad son gracias a este tipo de productos”, agregó.
La Ciali nuclea a cerca de 100 empresas de porte pequeño y mediano –para nuestro mercado grandes, no medianas–. Estas venían sin crecer antes de la pandemia y durante su primer año, período en que la economía nacional ya venía mostrando señales de estancamiento.
Previo a la pandemia, las empresas, casi sin excepción, estaban afectadas por los niveles de contrabando que se daban para el lado uruguayo. “Si bien aún existe y lo seguiremos teniendo, las medidas sanitarias que se tomaron vinculadas a la limitación de la movilidad de personas en las fronteras disminuyó el contrabando a niveles nunca vistos”, recalcó el entrevistado.
“Nos afectó positivamente y nos provocó una demanda agregada interna. En el sector propiamente nuestro, casi el 100% de las empresas compiten en igualdad, pero había firmas que traían al país productos a precios irrisorios y de forma ilegal. Eso llevaba a que las nacionales estemos complicadas y no lográramos competir frente a los productos que llegaban de fuera”, detalló Flores.
Por otro lado, el presidente de la Ciali comentó que este último año se dio un mayor encarecimiento relativo con respecto a Brasil (39%) y Argentina (55%). Aseguró que en relación a Estados Unidos y Europa también encarecimos, no así con China.
Decisiones favorecedoras para el rubro
Flores entiende que el gobierno actual tomó algunas medidas muy concretas y positivas que favorecieron a la industria, sobre todo en el tema de la reglamentación para que los productos importados cumplan realmente con las leyes sanitarias de nuestro país, al tiempo que comenzó a controlar más fuertemente esos productos.
“La propia pandemia y la limitación del movimiento de personas al exterior, así como el ingreso, y que las empresas respetaran las reglamentaciones, implicó que el crecimiento del mercado interno fuera bueno y que pudiéramos llegar a producir. En nuestro caso estábamos en una recesión, reduciendo personal, pero al final pudimos mantener el nivel, e incluso mejorarlo”, resaltó.
En ese sentido expresó que los niveles del agro, con buenos precios, son los que compensan la caída del dólar. “Estamos viviendo un paraíso de precios en materia agropecuaria”, señaló.
“Nosotros exportamos materia prima como el trigo. Este creció mucho en sus valores, pero el tipo de cambio y la no importación de productos panificados logró que pudiéramos competir en el mercado uruguayo. A su vez en 2020 el turismo fue malo, pero en 2021 fue mejor, y eso ayudó a tener más consumo y movimiento de personas”, agregó el entrevistado.
Indicó que, desde el punto de vista económico, la cierta apertura durante la pandemia y el concepto de libertad responsable ayudó a las industrias a no tener una crisis.
“Uruguay puede sentirse satisfecho”
Flores se refirió al hecho de que la industria de producción de alimentos logró recuperar el nivel de personal. Después del período más duro de la pandemia fue posible tomar personal y se estima que hasta podrá agrandar las planillas en tanto el mercado interno crezca y el gobierno permita trabajar más a nivel Mercosur, “porque estamos buscando nichos de mercado rentables más allá de Uruguay”, sostuvo.
Desde el surgimiento del Mercosur, en la década de los 90, la industria ha vivido un cambio de cara a la influencia de las grandes firmas brasileñas y argentinas. “Han ido cambiando nuestra estructura anterior y hemos tenido que competir. Tenemos expectativas que si la relación de tipo de cambio pasa a ser competitiva y seguimos con estos valores, los vientos nos van a ayudar mucho”, dijo el entrevistado.
Un asunto que llevó casi 20 años de lucha para la Cámara, pero que se resolvió en el último tiempo, fue que efectivamente los productos importados respetaran las normas y los decretos locales vinculados a Salud Pública, LATU y otros organismos.
“Dentro de la situación que vivimos creo que Uruguay puede sentirse satisfecho. El agro está muy bien, las empresas agroindustriales también, el tema de la pandemia nos ayudó a mejorar el mercado interno y que los productos de afuera que no estaban en condiciones no entraran más. La expectativa es mejorar las relaciones para poder exportar, y va a depender de nosotros el hecho de automatizar la producción. Si el mercado se abre hay posibilidad de tomar mano de obra más especializada”, puntualizó.
Entre la rigidez laboral y la carencia de mano de obra calificada
El presidente de la Ciali indicó que dentro de los trabajadores uruguayos existe una brecha. En el nivel universitario o técnico para arriba hay buena capacitación, pero, lamentó, “en gobiernos anteriores no se invirtió mucho en la parte técnica, se nos dificulta encontrar personas que sepan sobre temas básicos. En entrevistas laborales ya uno se da cuenta que ha bajado el nivel, algunas no saben sumar, les cuesta entender o comprender textos”.
Indicó que las empresas tratan de impulsar la formación, pero preocupa cómo esas personas se adaptarán a la nueva realidad que está llegando y que la pandemia la apresuró. “A su vez, aparecen quienes han perdido el hábito de trabajo, eso nos preocupa aún más. Es necesario trabajar desde las bases, no está perdida la sociedad pero estamos obligados a capacitar”, señaló Flores.
En ese sentido expuso que “los sindicatos van a contramano de las tendencias”, ya que prefieren la rigidez laboral –igual remuneración, igual puesto–, que no se puedan hacer más tareas que las específicas del puesto. “Pero para vender al exterior es necesario ser más eficientes, debemos bajar costos y producir más con la misma mano de obra”, fundamentó.
Aseguró que Uruguay debe madurar en esa línea. Señaló que es preciso tener instancias de diálogo antes de determinar un paro de trabajadores. “Si hay un convenio colectivo, antes de entrar en paro es posible prevenir los conflictos, conversar; no digo que los sindicatos sean los malos, las empresas también se equivocan, pero se puede llegar a soluciones sin medidas drásticas”.
Citó el ejemplo de la empresa El Maestro Cubano, que se fue del país por falta de competitividad e, indicó, por problemas gremiales. “Bimbo también está teniendo problemas en ese sentido. Son temas que se deben resolver cuanto antes, porque creo que hay gente preparada para trabajar y el clima está mejorando, por lo que los empresarios tendremos que tomar más personal”, planteó.
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