“Nuestro mundo moderno es, en muchos sentidos, producto de la industrialización. La revolución industrial en Europa y Estados Unidos permitió, por primera vez, un crecimiento sostenido de la productividad que dio lugar a la división de la economía mundial en naciones ricas y pobres. Fue la industrialización la que permitió que un número relativamente pequeño de países no occidentales se pusieran al día y convergieran con Occidente: Japón a partir de finales del siglo XIX, Corea del Sur, Taiwán y algunos otros después de la década de 1960”.
“La industrialización dio forma al mundo moderno en formas que van más allá de lo económico. Fomentó la urbanización y la creación de nuevos hábitos sociales. Estos desarrollos sociales y políticos nos legaron los Estados modernos actuales, basados en el voto masivo y en economías de mercado reguladas”.
“Esto es una noticia vieja para la mayoría de las economías avanzadas, que vienen desindustrializándose desde hace tiempo y pasaron a una nueva fase de desarrollo posindustrial… Pero los países en desarrollo están experimentando hoy en día una ´desindustrialización prematura´. En la mayoría de estos países, la industria manufacturera comenzó a contraerse a niveles de ingresos que son una fracción de aquellos en los que las economías avanzadas comenzaron a desindustrializarse. Estos países en desarrollo se están convirtiendo en economías de servicios sin haber transitado adecuadamente por una fase de industrialización”.
Extraído de “Desindustrialización prematura”, Dani Rodrik (2015)
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