Según el Fondo Monetario Internacional, el mundo nunca ha estado tan endeudado como hoy. Igual de preocupante es el hecho de que se hayan prestado enormes cantidades de dinero a deudores de escasa solvencia a intereses que ni de lejos compensan el riesgo de incumplimiento. Entre estos tomadores de crédito se encuentran empresas estadounidenses y europeas muy apalancadas, un gran número de economías emergentes y países muy endeudados de la periferia de la eurozona. La combinación de un endeudamiento excesivo con tasas de interés hasta ahora inusualmente bajas hace que el sistema financiero estadounidense y mundial sea especialmente vulnerable a una suba de tasas de interés al ritmo más rápido de los últimos cuarenta años, y en un momento en que podríamos estar al borde de una recesión. Esto ocurre al mismo tiempo que se viene generando una crisis en los mercados regionales de bienes raíces y en el que los mercados mundiales podrían verse sacudidos en los próximos meses por un enfrentamiento sobre el límite de la deuda estadounidense. En 2008, la quiebra de Lehman y la Gran Recesión Económica que le siguió sorprendieron por completo a los principales bancos centrales mundiales. Pero con todos los indicios apuntando en la dirección de otra probable gran crisis del sector financiero global, esta vez los bancos centrales no tendrán excusa para estar tan mal preparados para hacer frente a una crisis de este tipo, como lo estuvieron en 2008.
Desmond Lachman, en American Enterprise Institute
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