Recientemente se presentó un primer Informe de Recomendaciones para la Reforma del Sistema Previsional uruguayo, en el marco de la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS).
La instalación de la Comisión implicó una etapa de suma importancia para avanzar en una reforma del sistema previsional, tema de necesario y urgente abordaje por la realidad del sistema y de las cuentas fiscales, así como por las nuevas necesidades en términos de protección social. La Comisión fue cumpliendo etapas y en marzo pasado se presentó un documento de diagnóstico que sirvió de puntapié inicial para la conformación de grupos de trabajo que vienen trabajando en un documento de recomendaciones que tiene plazo máximo el próximo 31 de octubre. A pocas semanas de cumplirse esta fecha se presentó un documento consensuado por 9 de los 15 miembros de la Comisión que contiene propuestas referidas a la mayoría de los grandes temas que la reforma se propuso abordar.
El informe sugiere un abordaje integral del problema del envejecimiento que se contemple los diferentes impactos. Se plantean medidas que convierten en tema central alargar la vida laboral. En concreto, no se proponen cambios ni para los jubilados y pensionistas actuales ni para los nacidos antes de 1966. Para los que nacieron luego de 1967, se propone que la edad mínima de retiro pase a 61 años y así sucesivamente hasta la generación nacida en 1971 que sería la primera que tendría una edad mínima jubilatoria de 65 años. Al día de hoy, la edad jubilatoria promedio se ubica entre los 62 y 63 años.
A su vez, también se menciona la necesidad de mantener el Subsidio Especial por Inactividad Compensada por al menos dos años para quienes estén próximos a configurar la causal jubilatoria y se encuentren en situación de desempleo por el término de un año a nivel del sector privado.
El centro de la discusión está en el régimen IVS (Invalidez, vejez y sobrevivencia) en el que la definición de sus parámetros fundamentales es clave. Hoy coexisten múltiples regímenes, por lo que se intenta es transitar hacia una convergencia en edades mínimas, tiempo mínimo de aporte y forma de cálculo de las jubilaciones, siempre reconociendo situaciones excepcionales. Por otra parte, también se propone que los trabajadores amparados en el sistema de industria y comercio puedan acumular años como cuentapropistas o como empleados de otra empresa luego de la jubilación.
Un tema no menor es la equidad de género, aspectos con medidas específicas y también implícitas del propio sistema. La mayor incorporación de la mujer al mercado de trabajo y los nuevos arreglos familiares son fenómenos necesarios de atender en profundidad. Si existen desigualdades de género en el mercado laboral, en términos de los cuidados y otras dimensiones de la vida privada, desde el sistema de seguridad social es necesario abordarlos y darle tratamiento.
Toda reforma implica una definición de una transición entre sistemas y este es un aspecto fundamental a ser considerado y que puede dar lugar a intensas discusiones. En la propuesta se plantea que una de las modalidades que mejor se adecua al reconocimiento de los derechos en curso de adquisición se inspira en la regla de proporcionalidad o prorrateo de los lapsos de cobertura entre regímenes. En concreto se propone que la regla básica de transición entre el régimen vigente y el nuevo tome en cuenta la proporción del tiempo aportado a cada uno de ellos, sin que se plantee una edad de corte específico.
Otro elemento tiene que ver con el fortalecimiento de la coexistencia de los regímenes proponiendo que todas las personas que ingresen al mercado de trabajo estén integradas a ambos sistemas, tanto al régimen de reparto como al régimen mixto. Cabe mencionar que existen posiciones, algunas de las cuales son defendidas por integrantes actuales de la CESS contra el régimen de beneficio definido, otros en relación con la regulación de este. Pero es una realidad que la Administradoras de Fondo de Pensiones se han vuelto un agente fundamental de inversiones en el mercado.
Los contenidos de la propuesta son muy amplios en temas, y concretos en modificaciones a realizar a nivel de aspectos del sistema actual. Sin embargo, si bien puede verse que siguen en parte los aspectos planteados a nivel del documento de diagnóstico, era esperable que existiera dificultad para llegar a consensos en el marco de una Comisión de Expertos y tan diversa conformación.
Aunque existe una hoja de ruta de discusión en la situación de hoy, parece bastante alejada de una propuesta única en el marco de la Comisión. La discusión acerca del régimen de Seguridad Social fue postergada por el COVID, pero los plazos de la CESS para efectuar propuestas se acortan y ponen en riesgo las probabilidades de implementar esta reforma tan necesaria durante el actual período de gobierno.
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