Los gobernantes pueden incidir sobre la competitividad de aquellas industrias que deseen promover combinando incentivos fiscales con disciplina de mercado y propiedad local. La evolución de la surcoreana Hyundai es un buen ejemplo. En los años 70, el liderazgo nacional del fabricante de automóviles estaba protegido por aranceles elevados. Pero cuando la empresa exportó su modelo Pony a Norteamérica, el vehículo se hizo famoso por no cumplir ni siquiera las normas básicas de calidad y emisiones, no pudiendo competir con modelos franceses y alemanes comparables. Este fracaso, unido a los sólidos beneficios nacionales, impulsó a Hyundai a invertir en I+D y, con el tiempo, a ampliar su producción a nivel mundial. La política industrial de Corea del Sur pronto pasó del proteccionismo y los incentivos fiscales a enfocarse en la I+D conjunta público-privada, permitiendo a los fabricantes locales obtener los conocimientos técnicos necesarios para expandirse hacia productos de alta gama.
En la actualidad, Vietnam y Turquía ofrecen dos modelos de promoción de la producción de vehículos eléctricos. El fabricante vietnamita VinFast decidió el año pasado abandonar la fabricación de coches a gasolina para centrarse en los vehículos eléctricos. En 2022 consiguió vender 23.000 vehículos, ventas que sin dudas se vieron impulsadas por los créditos fiscales que el gobierno concedió a los compradores. VinFast, filial del mayor conglomerado empresarial de Vietnam, Vingroup, evalúa ahora ingresar en el mercado estadounidense, construyendo una fábrica de US$ 2 mil millones de dólares en Carolina del Norte. Turquía ofrece otro caso interesante. Allí el Automobile Joint Venture Group (TOGG) lanzó recientemente el primer vehículo eléctrico fabricado localmente. TOGG, creada en 2018 como un joint venture para desarrollar una industria automovilística nacional viable, tiene previsto producir 18.000 coches este año y hasta 175.000 vehículos anuales en los próximos cinco años. El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, que se presenta a la reelección en mayo, ha invertido mucho en el proyecto que promociona como el “coche del pueblo”.
Dada la urgencia y la magnitud de los desafíos que plantea el cambio climático, es probable que la próxima década se caracterice por una mayor intervención del Estado en la economía. Pero los gobernantes deben recordar que el éxito de las políticas industriales no pasa por escoger ganadores. Se trata de seleccionar buenos estudiantes y proporcionarles lo que necesitan para crecer y prosperar.
Joseph Stiglitz, Project Syndicate
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