A principios de la década de 1930, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt lanzó el New Deal (Nuevo Trato) en un intento por combatir los efectos de la Gran Depresión. El programa consistía en tres pilares principales: asistencia (para los desempleados), recuperación (de la economía y la creación de empleos) y reforma (mediante nuevas reglas y programas de bienestar social). La crisis del covid-19 presenta una oportunidad para otro Nuevo Trato, uno que reconozca, proteja y apoye a los trabajadores informales, que componen el 61% de la fuerza de trabajo global, pero carecen de seguro de salud, licencia por enfermedad o pensiones. La mayoría de ellos producen bienes esenciales, como alimentos, leche, vestuario, zapatos y viviendas, o prestan servicios cruciales como atención de salud, cuidados infantiles, cuidados a la tercera edad, limpieza, entregas, transporte, gestión de residuos y distribución de alimentos.
Un estudio realizado en 12 ciudades del planeta por Mujeres en Empleos Informales. Globalización y Organización (WIEGO, por sus siglas en inglés) concluyó que un 70% de los trabajadores informales encuestados tuvieron cero ingresos en los periodos de máximo confinamiento. En consecuencia, muchos tuvieron que reducir los gastos, consumir sus ahorros, hipotecar o vender bienes, y endeudarse más, limitando así sus perspectivas de recuperación económica. El estudio de la WIEGO también halló que las respuestas de ayuda de los gobiernos frente a la pandemia han sido débiles e inconsistentes, reflejando las brechas preexistentes en las políticas sociales y de bienestar.
Los gobiernos tienden a favorecer a las corporaciones y las empresas formales por sobre la economía informal al levantar o suavizar las restricciones. Más aún, hay una creciente evidencia de que los paquetes de estímulo y los fondos de alivio de la pandemia entregados por los gobiernos están siendo secuestrados por las elites económicas, no los desempleados o los propietarios de pequeñas empresas para los que están destinados, y mucho menos los trabajadores informales que están en la base de la pirámide económica. ¿Por qué no dar fondos de recuperación y alivio a la amplia base de la pirámide económica en lugar de solo a la punta, y construir así una recuperación justa desde abajo?
Marty Chen, profesora de políticas públicas en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard
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