Las funciones esenciales del dinero emitido por los bancos centrales están empezando a transformarse. Hace tan solo un siglo, las monedas privadas competían entre sí y con las monedas emitidas por los gobiernos, también conocidas como dinero fiduciario. La aparición de los bancos centrales inclinó la balanza a favor de la moneda fiduciaria, que sirve como unidad de cuenta, medio de cambio y depósito de valor. Pero la aparición de diversas formas de monedas digitales y la tecnología que las sustenta ha permitido separar estas funciones del dinero creando una competencia directa para las monedas fiduciarias en algunas de sus dimensiones. Es probable que las monedas de los bancos centrales mantengan su relevancia como depósitos de valor y, en el caso de los países que las emiten en formato digital, también como medios de cambio. Sin embargo, es probable que los sistemas de pago con intermediación privada ganen en protagonismo, intensificando la competencia entre las distintas formas de dinero privado y el dinero de los bancos centrales en su papel de medio de pago. Si se deja que las fuerzas del mercado actúen por sí solas, algunos emisores de dinero y proveedores de tecnologías de pago podrían convertirse en dominantes. Algunos de estos cambios podrían afectar a la misma naturaleza del dinero: cómo se crea, qué formas adopta y qué funciones desempeña en la economía.
Eswar S. Prasad, en Finanzas & Desarrollo, FMI
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