A pocos días del balotaje que definirá quién será el próximo presidente de los uruguayos, La Mañana habló con el economista Julio de Brun para analizar la actualidad económica del Uruguay en clave de futuro.
Con las propuestas sobre la mesa luego de un debate en que se trataron diversos temas, ¿qué proyecto económico tenemos para el país que se viene?
Uno diría que a grandes rasgos, por lo menos desde el punto de vista de gestión macroeconómica, hay algunos elementos similares. A medida que uno profundiza, hay matices donde están las diferencias de gestión económica en los próximos años. Tengamos presente que el 75-80% del desempeño económico uruguayo, dada la actividad de ser un país pequeño, se juega por lo que es la coyuntura externa y la fortuna en cuanto a los shocks que el país recibe. Dentro de ese contexto, está la sensación de que por un lado el Frente Amplio va a gastar más desde el punto de vista del Estado y por lo tanto va a requerir una mayor presión tributaria, más allá de que Orsi ayer dijera que no iba a haber más impuestos. De todas maneras, la única manera de que no los haya sería que Uruguay, con una coyuntura externa muy favorable, tuviera tasas de crecimiento importantes en los próximos años y que eso le dé la posibilidad de gastar más sin acudir a mayores impuestos. Por el lado de las propuestas de Delgado, da la sensación de que justamente al haber habido un compromiso más fuerte en materia de no aumentar impuestos durante toda la campaña, suponiendo que se dé ese mismo contexto favorable, los resultados sean quizás una mayor reducción de la deuda pública. Yo creo que por ahí pueden venir en primera instancia las principales diferencias entre la gestión por un lado y otro.
¿Preocupa el déficit fiscal?
Sí, obviamente. En cualquier caso, debería haber una política decidida a tratar de reducir el déficit fiscal, y con ello también llegar a una situación, sobre todo el resultado primario, o sea el resultado fiscal antes de restar los intereses, que sea positivo, de tal manera que con algunas moderadas tasas de crecimiento, en torno al 2,5 o 3% de crecimiento anual, Uruguay puede ir reduciendo el porcentaje de deuda sobre el producto. Por ello, si no se van a aumentar impuestos, es muy importante la disciplina fiscal y ahí es donde el programa de Frente Amplio tiene algún problema, a menos que haya una coyuntura externa extremadamente favorable.
Durante muchos años en la gestión de Frente Amplio, hoy el oficialismo y antes oposición, criticaba las políticas sociales que aparecían como excesivas. Sin embargo, no se corrigieron, se mantuvieron y en algunos casos se aumentaron. Hoy Delgado está haciendo anuncios como bonos para estudiar, el aumento del número de becas. ¿Cómo hacemos para solventar ese gasto sin generar una mayor presión tributaria?
Como ya hay un volumen presupuestal importante en materia de transferencias y de asignación a políticas sociales en general, la magia de todo esto debería estar en cómo gastar lo mismo pero mejor, con mejores resultados. Ya sea a través de transferencias directas o con propósitos específicos, como pueden ser las becas u otras herramientas que existen hoy por hoy y que se utilizan a nivel internacional, que dirigen el gasto social, pero de una manera más vinculada a resultados. Ahí es donde usted puede armonizar la decisión de tener un mayor presupuesto hacia determinados programas sociales, nutriéndose de lo que hoy son fondos que se utilizan para programas sociales, pero que muestran pocos resultados. Creo que viene por ahí, un reordenamiento del gasto público con un enfoque más basado en resultados. Usted podría mantener un gasto social como el que Uruguay tiene hoy, pero con resultados más visibles desde el punto de vista de distribución del ingreso, acceso de jóvenes al mercado de trabajo, mantenimiento de la población de continuación de sus estudios, etcétera.
El crecimiento económico de los últimos años ha estado muy por debajo de lo que se preveía, apenas por encima del 1%. ¿Cuál puede ser la razón para esos números que preocupan y cuál puede ser la solución para que eso mejore a futuro?
Uruguay, básicamente, agotó un esquema de crecimiento económico que se había basado en la bonanza de los precios de las materias primas entre 2004 hasta mediados de la década pasada. En la medida que ese proceso se agotó y en un país donde el gasto público ha aumentado de manera significativa, se hizo insostenible mantener un nivel de gasto público alto y, por lo tanto, una presión tributaria implícita alta, mantener el empleo también con salarios reales que habían podido crecer con base en esa coyuntura favorable. Por eso es por lo que, en la segunda mitad de la década pasada, prácticamente la economía se estancó y además con caída de empleo. A eso agreguen en estos últimos años los efectos de la pandemia y después particularmente lo que fue 2023 con respecto a las diferencias de precios que hubo entre Uruguay y Argentina.
Uruguay tradicionalmente sufría una contracción de actividad muy fuerte, esta oportunidad por lo menos no mostró ese nivel de recesión, pero obviamente la economía se estancó. Sin el covid y con una relación de precios mucho más favorable con respecto a Argentina, estamos viendo una recuperación de la actividad económica entre el segundo y tercer trimestre de este año respecto del año pasado, que seguramente continúe hasta fines de este año y comienzos del próximo, previendo tener una temporada turística bastante mejor que la del año pasado. En este contexto actual, creo que podríamos empezar a ver alguna tasa de crecimiento mejor que la que tuvimos en estos últimos tiempos, además la coyuntura externa va a ser favorable por lo menos durante 2025, en la medida que en Estados Unidos se mantenga esta combinación de política fiscal expansiva y política monetaria también relativamente expansiva, como la que ha adoptado la Reserva Federal en estos últimos meses. Entonces, con este contexto externo, tanto desde el punto de vista regional como internacional más favorable, Uruguay puede tener en los próximos trimestres tasas de crecimiento más altas que las que tuvo en estos últimos 8 o 9 años.
Ahora bien, obviamente hay factores domésticos que suponen problemas de competitividad, problemas de costos, que están por el lado de la oferta y, sobre todo, en lo que tiene que ver con la calidad de la mano de obra uruguaya. Con los niveles educativos que tiene en general la mano de obra de Uruguay, es muy difícil estar permanentemente adaptados e incorporando tecnología que haga que el país sea competitivo, entonces eso hace que los salarios no correspondan con lo que son los niveles de productividad, y a la larga termina generando costos que son los que han desacelerado el potencial de crecimiento de Uruguay. Entonces, si uno quiere realmente elevar la tasa de crecimiento potencial, independientemente de la coyuntura internacional, es necesario continuar haciendo cambios profundos en nuestro sistema educativo.
Con este aumento importante del dólar en los últimos días, ¿dejamos el atraso cambiario?
No. Probablemente estemos un poco mejor respecto a Estados Unidos, pero en general también nuestras referencias y lo que son nuestros competidores comerciales también han tenido una depreciación de sus monedas, porque la contracara de esto ha sido un fortalecimiento del dólar a nivel internacional. Parte del movimiento que tuvo el tipo de cambio en su momento fue por el temor que existía respecto de la suerte que corriera el intento de reforma de la seguridad social, que finalmente no se aprobó. Puede haber alguna incertidumbre política adicional, pero yo no creo que de aquí a fin de año y hasta comienzo del año que viene, especialmente si la temporada turística es buena, tengamos presiones adicionales sobre el tipo de cambio. A menos que ocurra algo que por ahora no es previsible a nivel regional, o que las señales que pueda dar el gobierno que resulte electo también generen cierta inquietud en el mercado. Tampoco creo que a corto plazo ocurra algo de eso, así que creo que este tema del tipo de cambio todavía va a permanecer durante algún tiempo. Aquí hay dos posibilidades. O se disfraza con una coyuntura externa favorable, que creo que la vamos a tener durante 2025, o se encara de manera efectiva. Para eso se requiere una fuerte racionalización del gasto público. Como decía, pensando en el largo plazo, el continuar con reformas profundas en nuestro sistema educativo, que se refiere a crear una mejora de calidad en la mano de obra de actitud.
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