Juan Dubra es doctor en Economía por la New York University. Participó del Summer School in Behavioral Economics, Universidad de Stanford; Summer School in Nonlinear Econometrics, IMPA, Brasil. Se desempeña como profesor e investigador en la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía de la Universidad de Montevideo.
Entre sus áreas de especialización están la Teoría de la decisión, Teoría de juegos, Teoría de juegos aplicada y remates. Ha trabajado como consultor e investigador en varios proyectos, entre los que se destacan sus trabajos para las Naciones Unidas, Defensa de la Competencia, y para Microsoft Miami Headquarters.
En entrevista brindada a La Mañana, Dubra hizo referencia a temas inherentes a la defensa de la competencia y al tratado de patentes, entre otros.
¿Qué entendemos por defensa de la competencia?
Es un área entre legal y económica que se preocupa de que los mercados funcionen de forma eficiente. Por ejemplo, si hay un monopolio que abusa de su poder y sube los precios por encima de lo que sería un mercado competitivo, la defensa de la competencia busca que esto no pase, o que se obstaculice el arribo de competidores que implicarían una ventaja para los consumidores. También, como se ha hablado últimamente, cuando hay una propuesta para fusionar y el poder de mercado que se concentraría es mucho y podría darse un abuso, se recomienda no hacerlo. Recientemente sucedió con Bimbo y con Minerva. Hay otros casos en los que una empresa limita las compras y ventas de productos de la competencia, eso se considera como lesión a la competencia. La defensa de la competencia se encarga de que los mercados funcionen eficientemente, maximizando la utilidad de los consumidores. No es solo la defensa del competidor chiquito.
En los últimos años. las grandes cadenas han comprado pequeños comercios. ¿Esto atenta contra la libre competencia?
Estuve involucrado en el caso de Tienda Inglesa. Cuando se compran mercados aumenta el nivel de ventas, pero también implica una inversión y un aporte desde la experticia en el negocio. Esos supermercados pequeños que ha comprado Tienda Inglesa han mejorado sus ventas, eso en principio no atentaría contra la competencia. Sí lo haría si se compran todos los comercios de un área geográfica y se aumentaran los precios. La defensa de la competencia exige que en lugares en donde se marca esto no se suban los precios de la zona por encima del promedio nacional. Lo que tienen estas compras de empresas menores por otras mayores es un importante aprovechamiento de la logística, ya que consiguen más baratos los productos, con lo cual se pueden bajar los precios en las zonas locales como resultado de la reducción de costos operativos.
¿Esto es aplicable a Uruguay?
Las políticas de defensa de la competencia existen en varios lugares y datan del año 1900. Desde entonces, se han expandido. Alrededor del 2002 existió un empuje del BID para que los países renovaran sus políticas en la materia.
Se ha discutido en estos últimos tiempos el tratado de patentes. ¿Cuál es su visión?
Estuve trabajando con colegas en este tema y lo que tiene es que hay que buscar una relación de costos y de empleo de ventas locales. Los productores de medicamentos entendían que sería horrible para la producción porque se generan costos diferentes. Lo que pasaba era que muchos políticos, sin conocer el mercado, se embarcaban en esto. Lo que encontramos es que los efectos en el empleo serán mínimos y no habría consecuencias retroactivas, la entrada de patentes es muy lenta, en Uruguay se registran dos o tres al año. Tomando en cuenta esto, las consecuencias serían a 20 años y muy pequeñas, además de que las consecuencias para los consumidores serían mínimas. Hay medicamentos que tienen patentes viejas, lo que pasa en estos casos que el efecto en precios serían pocos. Hay un tratado de libre comercio transpacífico que exige esto y no tiene consecuencias a nivel nacional. El gobierno entiende que necesita acceder a mercados y entonces esta fue la postura.
Una de las empresas más grandes del mundo en lo farmacéutico se ha instalado en el país y adquirió una cantidad importante de laboratorios. ¿Esto cambia en algo el tratado?
Eso en la parte de patentes no tiene mucho que ver, sé en el tema de competencia. Si Megalabs compra, es necesario el régimen de precios. A nivel de patentes aún no se sabe cómo afecta, yo no sé cuánto produce Megalabs, por ejemplo, pero se espera que la producción no cambie.
En alguna declaración anterior, usted manifestaba que el Uruguay del 2004 era mejor. ¿Cuáles eran sus fundamentos?
Ese tema ya lo aclaré, envié una carta a Búsqueda y por tanto no lo volveré a hablar.
¿Cómo estamos hoy, cuál es la realidad económica?
Hay datos que son importantes como el salario real, hay poco desempleo. Se pasó muy bien la pandemia, Uruguay está muy bien a nivel regional pero también a nivel mundial. Hay problemas como los costos, Uruguay es caro, falta competencia. Hay muchas regulaciones, como los permisos de importación que afectan los costos. En la cuestión de los certificados vigentes hay una montaña de regulaciones. En UTE sucede que no permite dejar pasar energía que no sea por ellos. En otros países se regula un acceso a los cables a precios módicos. Lo de UTE no tiene sentido, en Ancap hay monopolio también. Debería existir una empresa que venda energía. No se ha hecho lo que se tenía que hacer.
Con un gasto público importante y problemas con el déficit fiscal actual, para conseguir todos los logros que usted manifiesta, ¿es necesario endeudarse?
Muchas de las cosas que se necesitan no tienen que ver con deuda. No hemos logrado bajar el déficit, tenemos impuestos muy malos. En el gasto público tenemos impuestos de primer mundo que no condicen con los servicios que brindamos. Esto viene de hace años, como los problemas en materia de educación, salud y seguridad. Son impuestos muy caros para servicios muy malos”.
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