La pandemia profundizó la caída del empleo y el cierre de empresasa. De todas maneras, la actividad económica comenzó a recuperarse y las perspectivas de crecimiento para el año próximo son alentadoras, de acuerdo con la economista Matilde Morales entrevistada por La Mañana. Por otra parte, explicó cuáles serán los impactos de la apertura de fronteras y resaltó la importancia de equilibrar las cuentas públicas y sostener el grado inversor.
¿Cómo ve la actividad económica? ¿Cuáles son las proyecciones de crecimiento que maneja para los próximos meses?
A partir de la importante caída del segundo trimestre de 2020, la actividad económica comenzó a recuperarse, lo que se refleja en las tasas desestacionalizadas de crecimiento, que permiten comparar un trimestre con el inmediatamente anterior, pero aún se mantiene por debajo de los niveles del mismo trimestre del año anterior, que se refleja en la comparación interanual.
En el primer trimestre se frenó esa recuperación –el PIB cayó en términos desestacionalizados-, pero menos de lo que esperábamos, debido a que ciertas actividades, en particular el sector agropecuario y la construcción, crecieron, en tanto otros sectores como el comercio minorista, la hotelería y los servicios de alimentación, servicios profesionales, servicios públicos, transporte y almacenes, continuaron cayendo, dando lugar a una evolución sectorial en forma de K.
Al considerar el año móvil cerrado en el primer trimestre de 2021 –que incluye los cuatro trimestres posteriores a marzo de 2020, acumulando un año de pandemia-, el PIB se encuentra 6,5% por debajo de los niveles de 2019.
Con un primer trimestre que resultó mejor a lo esperado, en PwC ajustamos la cifra de crecimiento para 2021 de 2,4% a 2,9%, con un sesgo al alza para las próximas proyecciones. En el caso del segundo trimestre se verá un importante efecto rebote y a lo largo del segundo semestre se seguirá viendo una reactivación de la actividad.
¿Qué se puede esperar para el año que viene?
Para 2022 esperamos un crecimiento de 3,8%, con una consolidación del crecimiento en los sectores transables como agro, industria y la parte de construcción ligada a la planta de celulosa, que se traslade para el próximo año. Aún existe incertidumbre respecto a varios sectores no transables que dependen de la evolución del mercado de trabajo.
Igualmente se debe destacar que nuestras proyecciones todavía están sujetas a un alto grado de incertidumbre. Además de la evolución de la pandemia, la economía uruguaya está expuesta a los shocks que sucedan en la economía mundial. Esto afecta al sector transable –las actividades que dependen de lo que ocurre en los mercados internacionales-.
La influencia de la economía mundial se resume en dos tipos de canales. En primer lugar, el canal comercial, que es la vía a través de la cual el mundo demanda los productos y servicios producidos por la economía uruguaya; e influye también el precio de los alimentos a nivel internacional. Segundo, el canal financiero, que afecta a las principales variables financieras que, en el caso de Uruguay, sin un mercado accionario y financiero profundo, se resume en el tipo de cambio, y a su vez impacta en la gestión de la deuda pública.
Se estima que en menos de dos meses pueden abrirse las fronteras. ¿Cómo afectará esto a la economía? ¿Cómo juega el desfasaje cambiario con los países vecinos?
La apertura de fronteras podría generar efectos adicionales desde la región hacia Uruguay. Dejando de lado el tema sanitario y los posibles contagios, el impacto más inmediato seguramente se sienta a nivel de frontera, principalmente en la actividad comercial, y obviamente en el resto del país en el sector turismo, que ha venido cayendo desde 2018 hasta desplomarse en 2020, y los servicios vinculados.
El tipo de cambio real con los países de la región bajó durante los últimos años y parecería haberse morigerado tal caída en los últimos meses. La paridad cambiaria con nuestra región es de importancia para varios servicios, principalmente el turismo. En lo sucedido el año pasado ha sido determinante el cierre de fronteras. No obstante, detrás de esa restricción coyuntural, subyace una relación de precios relativos negativa para el turismo receptivo, lo cual podría materializarse una vez que se retorne a la normalidad.
En este marco, ¿cuál es la importancia de equilibrar las cuentas públicas?
El déficit global del sector público se multiplicó por cinco en la última década, pasando de representar 0,9% del PIB a fines de 2011 a representar un 4,7% en 2019. Desde 2020, afectado en gran medida por los efectos económicos de la pandemia del covid-19, esta tendencia se profundizó. El segundo semestre de 2021 será clave para dar las señales y efectivizar las medidas que permitan darle sostenibilidad a las cuentas públicas y por tanto poder sostener un grado inversor que se encuentra en riesgo.
¿Qué desafíos representa el problema del empleo, que ya venía en caída y se vio fuertemente golpeado por la pandemia?
El covid-19 profundizó la caída del empleo que ya venía registrándose en los últimos años. Entre 2014 y 2019 se registró una baja de 50000 empleos. En 2020, afectado por la pandemia, el mercado laboral se redujo en 60000 puestos de trabajo más. El ajuste en el mercado laboral se concentró en especial en los trabajadores informales. De la caída de 60000 en el empleo total registrada entre 2019 y 2020, 57000 eran trabajadores informales. Por tanto, este es otro de los grandes retos para lo que resta del año y el siguiente.
Relacionado con el mercado laboral, la recuperación del poder de compra de los trabajadores, que depende de los ajustes nominales definidos y de los niveles de inflación, también genera un desafío. A partir de la negociación salarial, de acuerdo con los lineamientos presentados por el gobierno, se establecería un incremento del salario real que aún no recuperaría el poder de compra prepandemia. Esta afirmación tiene por detrás proyecciones para el crecimiento de precios que son menos optimistas que las del Banco Central.
Las características estructurales de la inflación en Uruguay “aseguran” una tasa de inflación con un piso en 5% a 6%. A partir de eso, lo que suceda con precios volátiles determinará una evolución del IPC por encima de lo previsto por las autoridades. Todavía no está jugando el rol de la política monetaria, que por el momento y hasta que finalicen los riesgos de la pandemia, será expansiva.
Por otra parte, los lineamientos fueron realizados de tal forma que algunos sectores y empresas afectados no son considerados como tal y tendrán una carga de incrementos que no necesariamente serán coincidentes con la evolución de la demanda que enfrenten.
La semana pasada, el presidente de la Cámara de Industrias, Alfredo Antía, dijo a La Mañana que “las pymes han sido quienes más han sufrido a lo largo de la pandemia”. ¿Qué reflexión le merece?
Uruguay es una nación de pequeñas empresas, muchas de las cuales han quedado por el camino en la pandemia y hay otras que siguen y van a seguir necesitando ayuda en los próximos meses. En este aspecto, un tema fundamental es ver cómo apoyar a estas empresas a desarrollar la resiliencia a través de mayores capacidades estratégicas y digitales.
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