Los niveles de pobreza han sido un debate relevante durante 2023, fundamentalmente por su incidencia en la primera infancia. Mientras la pobreza infantil y en menores se acerca al veinte por ciento, en la población general ronda el diez por ciento, aún por encima de los valores anteriores a la pandemia.
Al abordar el tema de la pobreza es tan importante el análisis de los datos que la miden como las investigaciones en la materia. Por este motivo encontramos relevante conocer tanto la mirada de los investigadores de la problemática como la investigación misma que se realiza y los principales indicadores para su abordaje.
De Rosa tiene una maestría en Economía por la Facultad de Ciencias Económicas y Administración, de la Universidad de la República, donde también hizo sus estudios de grado. Hoy es parte del equipo de investigación en desigualdad e ingresos de dicha facultad.
¿Cuáles son los principales indicadores que destacar en relación con la pobreza en Uruguay y su evolución reciente?
Lo primero que hay que establecer es que la pobreza es un fenómeno complejo, que tiene que ver con los ingresos y con otros aspectos. En general, medimos la línea de pobreza, que es medir la pobreza monetaria, pero no es el único y ni siquiera es el mejor abordaje. Es necesario tener una batería de indicadores, y preferentemente de tipo multidimensional, para cuantificar las diversas dimensiones del fenómeno.
Además de determinar la línea de pobreza, existen otros métodos y la realidad es que cuando se ven datos de indicadores multidimensionales la pobreza es mayor. Sucede que medir la pobreza en términos monetarios permite ver la evolución.
Respecto a la tendencia, podemos destacar que después de un largo periodo de caída de los niveles de pobreza, entre 2014 y 2015 se estabilizó, con la pandemia hubo un pico fuerte hasta el 11,6 por ciento y últimamente viene bajando, salvo por un repunte en el último dato. La caída postpandemia nos deja un escalón por arriba.
¿Qué pasa en el plano de las diferentes cohortes de edad? ¿Qué características tienen las personas pobres en Uruguay?
Lo más importante a destacar es la pobreza infantil, que es muy alarmante. La infantilización de la pobreza es un problema muy grande de nuestro país. Implica mayor incidencia de la pobreza en la primera infancia respecto de otros grupos de edad. Los niveles vistos ahora son muy graves por la afectación en términos de generaciones futuras. La evidencia de lo que afectan las privaciones a una persona en la primera infancia es abrumadora, así como la relevancia de la atención a tiempo. Es importante considerar que se trata de problemas estructurales que traemos desde hace tiempo, por lo menos desde los años noventa, cuando la pobreza en los mayores de 65, producto de la reforma previsional, se redujo sustancialmente. En ese momento, los mayores quedaron blindados por el ajuste de las pasividades por Índice Medio de Salarios, pero la contracara es el desbalance con los más pequeños. Desde ese momento, el fenómeno de la infantilización acompaña siempre, incluso cuando se dan periodos de baja de la pobreza. Uruguay tiene estructuralmente a los niños sobrerrepresentados en los pobres, incluso más allá de las variaciones a corto plazo. Esto muestra la necesidad de poner el foco en el diseño de políticas públicas para debe revertir esta situación de fondo.
¿Cuáles son las principales mediciones que se hacen de la pobreza en Uruguay y cuáles han sido los principales trabajos al respecto desde el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas?
Hay una batería de posibles indicadores, algunos mejores que otros y algunos con problemas. De los más conocidos tenemos el de Necesidades Básicas Insatisfechas, que da cuenta de condiciones más estructurales. Más recientemente se han hecho otros estudios, incluyendo en forma combinada ingresos y condiciones de vida. En el conjunto, podemos ver que el cuarenta por ciento de la población es vulnerable, o mejor dicho presenta vulnerabilidad, ya sea porque son pobres o están por encima pero tienen algún tipo de privación que los hace vulnerables. Hay quienes viven en condiciones de privación incluso estando por encima de la línea de pobreza, digamos que no son pobres en términos monetarios. Lo que podamos medir es base para pensar en un conjunto de políticas públicas para atender a quienes tienen dificultades e incluso a quienes están más propensos a tener dificultades. También hay otros indicadores similares, como los propuestos por la Cepal y el Banco Mundial que, en general, si se comparan con los usados en Uruguay muestran niveles de pobreza menores, aunque coinciden en las tendencias.
¿Existen desafíos en términos de la investigación en economía que puedan ser relevantes a la hora de conocer mejor las características y realidades de la pobreza en Uruguay?
En general los problemas de la investigación tienen que ver con las fuentes de información. Nosotros tenemos la Encuesta Continua de Hogares, que es un instrumento muy potente, pero siempre hay que mejorar y buscar información muy precisa y complementaria. Los desafíos se tienen siempre, pero son más importantes cuando hablamos de desigualdad que de pobreza. La pobreza tiene que ver con un tema más general, que es la desigualdad, son cosas diferentes. Conocer más de desigualdad nos permite conocer mucho más en términos de pobreza. Por ejemplo, un aspecto importante es el acceso a la información tributaria. Para darnos cuenta mejor del fenómeno de la pobreza, tenemos que saber más sobre la desigualdad. Mirar solo la pobreza es limitado, no alcanza.
¿Ese sería, en opinión de los investigadores del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas, uno de los principales desafíos que tiene Uruguay?
Ciertamente, dentro del conjunto de desafíos que tiene el país, la pobreza y la desigualdad son de los principales y donde tenemos los mayores problemas en términos de justicia y desarrollo. Es muy difícil pensar en el crecimiento, en el desarrollo, en la potenciación de talentos con estos niveles de pobreza en los niños y niñas. Tiene que ver con un aspecto relevante e instrumental de cómo se concreta el desarrollo. Pero se le suma la dimensión de la justicia.
¿Cómo visualizan la posibilidad de revertir esta situación? ¿Existen investigaciones que analicen qué políticas se requieren y su viabilidad?
Hay una larga tradición de análisis de políticas públicas implementadas y por implementar, hay mucha investigación en términos de consecuencias de medidas redistributivas y sus impactos en pobreza y desigualdad. Tenemos mucho trabajo en tema de políticas públicas y cómo se desarrollaron. También se trabaja en la evaluación de posibles medidas alternativas que permitan estudiar nuevas propuestas y experiencias de otras realidades en función de los parámetros uruguayos. Hay estudios más desarrollados y otros más preliminares y siempre hay temas para seguir analizando. También hay trabajos que estudian costos alternativos de programas de combate a la pobreza, lo que es muy relevante también, pero destaco la necesidad de enfatizar en pensar siempre la pobreza en términos de desigualdad y que existen muchos aspectos a trabajar más allá de la dimensión monetaria. También el financiamiento es un punto relevante para pensar en formas viables bajar la pobreza y la desigualdad, y apuntalar el crecimiento. Pero reitero que Uruguay tiene muchos desafíos en términos de desigualdad que se suman a la pobreza.
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