En entrevista con La Mañana, el economista Jorge Caumont habló acerca de la realidad cambiaria de Uruguay, enfatizando en las
razones del atraso cambiario y las eventuales formas de resolverlo. También se refirió a la situación que atraviesa Argentina y a sus
posibles repercusiones en nuestro país
¿Qué análisis hace sobre el atraso cambiario, que se ha vuelto una preocupación importante para algunos sectores?
Efectivamente, hay atraso cambiario. Lo podemos medir de distintas formas, como la relación entre la evolución de la inflación y la del tipo de cambio nominal; como la del tipo de cambio nominal de Uruguay frente al de otros países que son socios comerciales importantes como China, la eurozona o Estados Unidos; o podemos medirlo considerando la relación entre los precios de los transables con respecto a los de los no transables. Mi análisis empieza por ahí y concluyo que va a ser difícil poner al tipo de cambio en un nivel que deje de afectar a la producción transable, tanto la que se exporta como la que sustituye importaciones. El propio Banco Central (BCU) estima que el tipo de cambio ha caído.
¿Cuáles son las razones de que el tipo de cambio haya caído de $ 44 a $ 38?
Eso tiene un origen que a mi juicio es fiscal. Uruguay recibe mucho crédito del exterior y local para el financiamiento de los vencimientos de deuda que tiene y para financiar el déficit fiscal, que es la suma del déficit primario u operativo, que ya es alto, más los intereses de la deuda. Lo recibido por estos dos conceptos va al BCU, que distribuye parte de todo eso al gobierno en pesos, que es el que tiene que gastar y no le cubre la recaudación. Se trata de una suma del orden de US$ 2900 millones en los últimos 12 meses hasta julio. El BCU recibe parte en dólares, los entrega en pesos al gobierno y luego, para evitar presiones inflacionarias por la mayor liquidez, la autoridad monetaria tiene que salir a esterilizar la liquidez entregada colocando Letras de Regulación Monetaria (LRM) con tasas de interés que atraigan y sigan atrayendo a inversores en pesos, inversores institucionales o privados particulares, locales y del exterior. Y así por los intereses que debe pagar por las LRM su stock sube y aumenta anualmente también el servicio de la deuda por intereses.
¿Cómo se podría solucionar eso?
Va a ser difícil hacerlo de golpe. Hoy las LRM son, en pesos, algo menos de US$ 8.000 millones. Si se quiere bajar la tasa de interés para que el dólar vuelva a subir un poco, hay que tener cuidado con cuánto se baja de todo eso abatiendo para ello la tasa de interés de referencia para su política monetaria contractiva y enfocada en bajar la inflación. Aunque creo que la solución más lógica sería conseguir un abatimiento del déficit fiscal importante, obviamente, eso es difícil en el contexto político y social actual y más aún en el futuro. Yo creo que la solución sería disminuir la tasa de interés de referencia del BCU progresivamente, lo cual va a traer como consecuencia un aumento de la liquidez en el mercado porque van a reducir la demanda por LRM y el dólar va a subir. El ajuste habría que hacerlo de a poco para evitar un salto importante de la inflación por el aumento de los precios de los transables que traería la mejora del tipo de cambio.
¿Qué lectura hace de la situación en Argentina? Hay analistas que hablan de ciertas similitudes con la época de Menem, la hiperinflación, convertibilidad, dolarización.
Argentina tiene un déficit fiscal muy importante, no tiene crédito para su financiamiento, por lo que se financia con emisión de dinero por el Banco Central y eso, sumado a las expectativas de la población sobre el comportamiento de los precios, genera inflación creciente. Ahora, no tiene crédito porque no cumple con los acuerdos que realiza con la única institución que le presta dinero, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le presta únicamente para que le pague, o sea que actúa mal porque no exige que se cumplan los programas que se acuerdan. Con el FMI como cómplice hasta ahora, la situación de Argentina hacia el futuro es muy difícil, macroeconómicamente hablando, incluso si se llega a un programa de ajuste creíble. Creo que sí hay similitudes con el lapso que va desde la salida de Alfonsín y el lapso de Menem hasta que la hiperinflación que vivía Argentina se frenó con Domingo Cavallo como ministro. Hay una columna reciente muy buena de Javier de Haedo en El País que habla de cómo hizo Uruguay en 1990 cuando el gobierno de Lacalle Herrera recibió una situación relativamente similar a la de Argentina, y explica cómo se hizo fiscal y monetariamente y desde el punto de vista cambiario para poner a la economía en crecimiento con tendencia a la estabilidad de precios.
¿Cómo se puede salir de esto?
Tienen que hacer un ajuste fiscal tremendo. Si el presidente que se elige es el ministro de Economía actual, descarto que se entre en vías de solución de la situación que se vive. Tampoco creo que los otros candidatos puedan proceder a un ajuste que revierta la situación. A lo sumo podrán andar en un camino de largo término para ir solucionando de a poco la coyuntura. Es que Argentina vive las tres enfermedades macroeconómicas terminales de cualquier sociedad: hiperinflación, recesión y problemas insuperables del sector externo con reservas internacionales negativas. No creo en un fuerte ajuste fiscal con dolarización de la economía como se propone por parte del ganador de las PASO, Milei, una persona que no la veo tan normal como para ser presidente, y no creo que tenga éxito inmediato. No sé qué va a hacer Bullrich en caso de que sea electa. Con respecto a la dolarización, no me parece que sea posible en el corto plazo, puede ser que la hagan en el largo plazo, pero, en el corto plazo, ¿a qué tipo de cambio se puede hacer si no tenés reservas? El problema de Argentina es muy serio y la salida no va a ser rápida, tiene que ser lenta.
¿A qué se refiere con que no es muy normal para ser presidente?
Basta verlo y escucharlo para ver su grado de normalidad.
¿Qué grado de contagio pueden tener estas cosas sobre Uruguay?
Yo no creo que haya contagio. Acá hay más responsabilidad de quien gobierna, no solamente de este gobierno, sino cuando venga otro, no creo que esté para disparar el gasto público por razones populistas o que lo haga con nuevas presiones sobre los ingresos y el patrimonio, porque enseguida crea focos de oposición que desvían la atención de lo que se debe arreglar. No es el caso de nadie en Uruguay actuar como actuó el gobierno kirchnerista o como lo radical que es uno de los candidatos actuales, y no es tan ignorante como Massa, a quien escuchar como ministro o eventual presidente es incomparable con lo que hay acá.
¿Qué efectos puede haber sobre Uruguay?
Al menos por un año van a seguir los mismos efectos. Tendremos problemas con el comercio por un tiempo. En el próximo año seguirán las restricciones a las importaciones, depende de quién gane, pero vamos a tener restricciones severas para exportar, porque las importaciones argentinas van a seguir trabadas, sobre todo en el caso de que gane Massa. En el caso de que gane cualquiera de los otros, me parece que esas prohibiciones que tiene el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) las van a ir sacando de a poco, y van a tratar de ir simultáneamente liberando el tipo de cambio y haciéndolo más realista –me refiero al oficial–. Pero no veo que haya un cambio sustancial en el corto plazo para mejorar la relación comercial de bienes y servicios con Argentina. Las empresas uruguayas van a seguir teniendo dificultades para exportar y los particulares seguirán cruzando puentes.
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