La experta en finanzas dialogó con La Mañana acerca de la realidad actual del mercado de valores en Uruguay y sus principales desafíos, y explicó que hace falta mucha educación en la materia desde los primeros niveles de enseñanza. A su vez, opinó que, entre otras cosas, es necesario reformar la regulación.
Es contadora pública y magíster en Finanzas. ¿Qué la llevó a elegir esa carrera?
La elección de la carrera, como en el caso de muchos estudiantes—salvo los que tienen una vocación muy clara y capaz algún ejemplo de actividad muy cercana—, tuvo que ver con las áreas de conocimiento de la enseñanza secundaria. Es decir, yo prefería los números a las letras, pero en general me gustaban muchas áreas y era buena en varias de ellas. Probablemente me haya decantado por la carrera de contador público porque mi padrino lo era y creo que eso incidió en mi definición.
Lo cierto es que en ese momento no tenía mucha idea de qué actividad iba a hacer ni cómo iba a ser mi tarea profesional, y creo que la mayoría de los estudiantes cuando tienen que tomar la decisión, no tienen mucho conocimiento sobre cómo va a ser la actividad dentro de su profesión. Hay casos muy claros, como en medicina, pero otros no, y este no lo fue, aunque terminó siendo exitoso.
¿Cómo recuerda su etapa universitaria?
La vida universitaria me resulta tremendamente inspiradora, me encanta, y para mí tiene un aspecto muy importante que es que te permite una generosidad no material sino de conocimientos que es muy significativa y es muy bien recibida. Los estudiantes lo perciben, y es muy satisfactorio para uno porque no hay nada más lindo que ser generoso, que no solo es algo bueno para el que lo recibe, sino para el que lo da. Por otro lado, los estudiantes permanentemente te desafían, en el buen sentido de la palabra, con preguntas, con ideas nuevas, y te enseñan todos los días.
¿Cómo ha sido su experiencia como catedrática de Finanzas en la Udelar?
Ha sido sumamente positiva. Yo crecí junto con los estudiantes, metiéndome cada vez más en temas de finanzas, en el gusto por la materia, en la profundización de asuntos específicos dentro del área, y últimamente me estoy dedicando más que nada al área de las finanzas sostenibles.
Dadas sus vivencias como docente, ¿cómo analiza el sistema educativo uruguayo? ¿Cree que sería necesaria una mayor educación en materia de finanzas a todo nivel?
Empiezo por el final… Creo que sí, para mí es imperioso, lo he dicho en muchas clases, sobre todo a partir de la crisis del 2002. ¿De qué te sirve conocer Garcilaso de la Vega si no sabés cómo organizar tus ingresos y cómo pagar tus cuentas? Entonces, en base a eso, todo el sistema educativo en conjunto tiene que ir hacia una enseñanza más actual, y básicamente con temas que interesen a los estudiantes, a los jóvenes según la edad y el área que estén cursando. En este sentido, es importante que les muestren ya desde la educación secundaria, por lo menos, que tienen perspectivas laborales.
La educación en términos generales a mí me parece muy bien, hay habilidades básicas que hay que tenerlas, si no, no podés avanzar, pero llega un momento en que hay que ir especializándose y buscando temas y metodologías de enseñanza que sean más modernas de acuerdo a lo que quieren los estudiantes. Al alumno lo tenés que cautivar, interesar, introducir en los temas, y para eso la temática le tiene que gustar, al igual que el método de enseñanza. Hoy en día no les gusta mucho agarrar libros de texto de 400 páginas para ponerse a leer, leen todo el día en el teléfono, que lo usan para mandar mensajes y para ver sus redes sociales, entonces, hay que combinar los requerimientos académicos con otras inquietudes que sean más acordes al mundo actual.
¿Cómo define la situación actual del mercado de valores de Uruguay?
Creo que está necesitando desde hace mucho tiempo una modernización, es decir, nuevas dinámicas y nuevos productos que van a surgir si aparecen ciertos incentivos. De lo contrario, va a seguir en esta etapa de letargo y de negocios privados que no pasan por el mercado.
Yo pienso que hay que revisar la regulación, no porque sea mala, sino para que sea efectiva, en un mercado pequeño donde cualquier cosa que tú agregás genera costos y hay que ver los beneficios que produce.
Al mismo tiempo, hay que impulsar el mercado pensando que nuestro país tiene una amplísima mayoría de empresas pequeñas y medianas que tienen problemas de financiamiento.
¿A qué atribuye esta situación?
A que básicamente el financiamiento de nuestras empresas es con utilidades retenidas y con financiamiento bancario, esos son los dos grandes capítulos. Las pequeñas y medianas empresas no suelen tener utilidades retenidas y menos para empezar sus negocios, y en general no acceden al financiamiento bancario. ¿Por qué? Porque exige un due diligence que es muy costoso, y eso hace que terminen financiándose con algún préstamo que consiguen, con préstamos personales, caros y no vinculados a sus negocios.
¿Cuáles pueden ser las posibles soluciones a ese problema?
Sin dudas hay que buscar formas de financiar esas empresas de otras maneras, no podemos seguir pensando en las acciones tradicionales, en las obligaciones negociables. Por el lado de los fideicomisos puede venir una solución, siempre que sea con costos adecuados, porque si hacemos una cosa con costos carísimos, tampoco va a funcionar. Lo que está claro es que hay que dedicarse a este asunto porque ya hace muchísimos años que viene sucediendo lo mismo.
Yo creo que, dada la crisis desatada por el covid-19, capaz que el tema no estuvo en el primer lugar de las prioridades o necesidades de las autoridades y eso es totalmente entendible, pero ahora que el país está retomando su nivel de actividad va a tener necesidad de este tipo de instrumentos y de mejoras.
Esta administración se ha propuesto el desarrollo del mercado de valores. ¿Cómo ve los esfuerzos en la materia llevados adelante hasta el momento? ¿Cuáles son las perspectivas en ese sentido? Por lo que dice, a partir de esta reactivación podría encaminarse el tema.
Los temas no se encaminan solos. Está la Comisión de Promoción del Mercado de Valores, que está trabajando. De hecho, entre sus temas hay uno que está apoyando la facultad a través de sus estudiantes del Posgrado de Especialización en Finanzas, que es justamente el financiamiento de empresas pequeñas y medianas vía facturas con proveedores, al estilo de lo que ha resultado exitoso en otros países como Argentina o Perú.
Uruguay en ese sentido tiene muchas cosas a favor, y otras a solucionar. Hoy esas facturas consiguen financiamiento, pero podría existir una forma de instrumentar algo que llegue al mercado, de modo que el ahorrista tenga oportunidades más allá de un depósito bancario, de una letra, un bono o un fideicomiso, pero que acceda a otros instrumentos y que tengan mucha más dinámica.
¿Dónde se debería poner el foco en ese aspecto?
Es necesario generar incentivos, no alcanza con pensar que ahora como creció el país va a explotar el mercado. Si no se toman acciones, no va a pasar. Hay mucho para hacer, falta mucha educación y formación de la gente. Hoy me preguntabas si las finanzas deberían ser incluidas en la enseñanza a primeros niveles, y sí, y eso es parte de la cosa.
A mí hay gente que me ha preguntado, por ejemplo, cuando se han dado las crisis de las obligaciones negociables: “¿La bolsa no se hace responsable de esto?”. Eso es no tener idea de nada. Y lo peor es que alguien puede llevar a esa persona a invertir en algo que no conoce, que es lo que nunca hay que hacer. La regla número uno es que tenés que invertir en lo que conozcas y con lo que te sientas cómodo, pero evidentemente si no lo conocías, quien te llevó a eso tampoco te lo dijo.
Entonces, falta mucha formación, educación y valores, sumado a que el mercado se tiene que modernizar. Hay varios países en Latinoamérica que ya vienen haciendo muchas cosas hace bastante tiempo y Uruguay no hace nada, se ha quedado rezagado en ese aspecto.
¿Cuáles serían los primeros pasos a seguir?
Más del 90% de las empresas que tenemos son pequeñas y medianas, y hay que atender esa realidad. Otros países tienen un desarrollo de las fintech, pero acá cuando vino la normativa, más que promocionarlas o promoverlas para que estuvieran bien, realmente quedaron muy pocos emprendimientos.
Y en el mundo el crowdfunding funciona, es una alternativa muy interesante para el financiamiento de actividades innovadoras y de impacto en términos de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por su sigla en inglés), que son los temas actuales y el foco de las finanzas. Sin embargo, la gente no los conoce y no asume responsabilidad en ese asunto, pero hay que darse cuenta de que estamos teniendo un día sí y otro también eventos climáticos no normales o más extremos que los históricos; eso pasa acá y en todas partes del mundo, es consecuencia de lo que se llama cambio climático, entonces, si no hacemos algo para evitarlo, seguiremos así.
¿Cómo vio el resurgimiento dado el año pasado de la Comisión de Promoción del Mercado de Valores? ¿Qué implica esto? ¿Qué opina del rol del Banco Central del Uruguay (BCU) en el desarrollo de esta comisión?
Lo fundamental acá no es el rol del BCU, sino promover el mercado desde la órbita de este ámbito, donde participan muchos actores. Se podrán revisar temas de funcionamiento, se podrán analizar y elevar sugerencias al BCU, pero este no es un actor principal de la comisión y está bueno que no lo sea; básicamente, es el regulador y controlador. Esta comisión es de promoción del mercado de valores, por lo tanto, tiene que generar las ideas, sugerencias, cambios, y verlos eventualmente en lo que corresponda con el BCU.
Al ir superando la pandemia, y a la luz de resultados económicos favorables que presenta Uruguay, así como su buena reputación internacional, pueden llegar inversiones que terminen recurriendo al mercado de valores. Para estas empresas y también para las nacionales hay que analizar en forma crítica si la regulación es la adecuada o está generando dificultades para llegar al mercado.
¿Cree que están dadas las condiciones para que las pequeñas empresas se acerquen al mercado de valores? ¿Qué habría que hacer para que eso sucediera?
No se van a acercar por sí solas, muchas probablemente no tengan idea de cómo hacerlo y hoy no tengan instrumentos adecuados. No va a explotar el mercado porque creció la economía un 4%. Muchas de estas empresas, cuando venden a grandes cadenas o a empresas públicas, por ejemplo, tienen financiamiento a través de esas facturas. Por ejemplo, yo tengo una factura con UTE y necesito capital de trabajo, entonces, trato de financiarme con ese respaldo, porque es mucho más fácil para quien me financie evaluar que UTE me pague esa factura, que analizar todo mi riesgo, como le puede suceder a una pequeña empresa.
En eso está trabajando el Posgrado en Finanzas de la Udelar, y hay un grupo de estudiantes específicamente muy metidos en ese tema, evaluando la legislación comparada; la serie de ventajas que tiene Uruguay, entre ellas, la factura electrónica; y qué se debería reformar o ajustar para que surjan estos productos.
Después, alguien se va a tener que encargar de promoverlos y que tengan incentivos. Entre otras cosas, tendrían que implicar mucho menor costo para estas empresas, porque el riesgo del inversor queda diversificado de repente en un ente autónomo o en una gran superficie. Si hay menos riesgo el financiador va a requerir menos rendimiento para los fondos que presta, lo que se traduce en menos costo de financiamiento para esas pequeñas empresas. Pero no pueden convertirse en productos carísimos, o sea, los costos de los intermediarios no pueden ser muy altos, ese es otro tema. Volvemos siempre a lo mismo: la escala del mercado es chica, entonces, los intermediarios también tienen que sobrevivir, y en ese sentido hay que lograr estructuraciones sencillas, buscar regulaciones efectivas y en definitiva de menor costo.
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