Volfer nació en 2008, hoy es una próspera empresa familiar metalúrgica ubicada en Paso de los Toros, constructora de los módulos habitacionales para el personal de UPM y de elementos de uso rural.
El 13 de noviembre la ministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Irene Moreira, inauguró las viviendas de los trabajadores de la planta de UPM en la región centro del país, y como parte de la recorrida, la jerarca visitó en la ciudad de Paso de los Toros a la empresa Volfer Ingeniería, un emprendimiento familiar responsable de la construcción de los módulos habitacionales para los trabajadores de la planta de UPM.
La Mañana quiso conocer la historia de la metalúrgica Volfer Ingeniería para lo cual dialogó con su responsable Emmanuel Romano (38 años) que contó sus inicios, los planes en la construcción de viviendas, y los desafíos en la exportación de implementos para la producción ganadera y los módulos habitacionales para las misiones de la ONU.
El nombre de la empresa, Volfer, “fue creado por nosotros: Vol por voluntad, F de Fabricio que es mi hermano y ER por Emmanuel Romano”, contó.
Su historia se remonta 40 años, “antes de que yo naciera y cuando mi padre Rossier Romano (ahora con 67 años) inició un emprendimiento personal con un taller chapista al lado de la casa donde vivía. Él, muy aficionado a las máquinas y apasionado por la mecánica industrial, tenía el sueño de fabricar silenciadores y caños de escape para vehículos, y empezó a hacer sus propias máquinas a base de mucho esfuerzo. Mi padre no terminó la escuela pero realizó cursos a distancia de hidráulica y neumática. Eran cursos con un material de estudio que le enviaban por correo”, agregó.
El tiempo pasó, Emmanuel y su hermano Fabricio nacieron y Rossier cumplió su objetivo instalando su taller que se convirtió en la conocida empresa Rossier Romano Silenciadores con distribución en todo el país.
Romano: Quiero valorar el trabajo de “nuestra gente, su voluntad y sus pasión, lo mismo que nos enseñaron nuestros padres. Las máquinas, los galpones, todo eso no es nada sin la gente y el grupo humano que ha puesto mucha voluntad”.
El gusto por la mecánica y la ingeniería llegó a la familia Romano a través de Rossier y éste supo transmitirla a sus hijos. “Mi hermano y yo la pasábamos las vacaciones en el taller en el que mi padre arreglaba autos volcados o cambiaba zócalos entre otras cosas. Mi madre Gloria se encargaba de la administración” recordó.
En los años 90, cuando Emmanuel y su hermano tenían 10 o 12 años, un viajero invitó a su padre a vender los silenciadores en todo el interior del país y así el taller comenzó a trabajar en la fabricación de esas piezas. “Se vendían muy bien” lo que implicó un avance importante, al punto de que “llegó a ser líder en silenciadores en el interior del país”.
En 2001 Emmanuel se trasladó a Montevideo a estudiar ingeniería mecánica, se recibió en 2006 y regresó a Paso de los Toros iniciando sus trabajos propios que consistían en fabricar y vender silenciadores de motos. El negocio fue un éxito pero la llegada de las motos chinas a un precio mucho menos lo dejó fuera del mercado.
2008, nace Volfer Ingeniería
Frente a esa nueva situación “empecé a buscar trabajos de metalúrgica, pequeñas licitaciones de UTE, realicé trabajos más industriales y en ese período, en 2008, fundamos con mi hermano Fabricio la empresa Volfer Ingeniería”.
Ese mismo año fueron contactados por Westac Uruguay “que estaba en pleno crecimiento con exportaciones de grupos electrógenos. Empezamos suministrándole caños de escape, después pidieron el basamento para el grupo electrógeno, chasis, patas, bandejas de baterías, todo lo hacíamos de forma artesanal porque no teníamos la maquinaria para esos trabajos”, comentó.
Con Westac “no solo aprendimos mucho sino que aumentó la facturación y compramos nuestras primeras maquinarias” con las que “nos fuimos armando para producciones en serie de piezas metálicas”.
“Estamos intentado exportar el comedero para ganado a Paraguay, donde parece que no está tan implantado como en Uruguay”
En 2011, la empresa contaba con 25 empleados pero fue en 2018 que tuvieron un punto de inflexión gracias a “un gran trabajo de ingeniería para UTE” a la que le suministraron “un anillo de descarga para una de las turbinas de 40 megawats”, una pieza de 2,5 toneladas y que implicó varias semanas de trabajo. “Fue uno de los trabajos más grandes que hemos hecho y nos hizo pensar que podíamos hacer más cosas, que teníamos capacidad para desarrollar un nivel de trabajo mayor a lo que veníamos haciendo”, dijo.
UPM fue una “gran oportunidad”
El año pasado Volfer llegó a ocupar a 30 personas, pero el consumo de infraestructuras decayó. Fue cuando la empresa UPM “nos invita a cotizar por módulos habitacionales para las personas que iban a trabajar en la obra. Esa invitación fue una gran oportunidad porque estábamos bajos de trabajo y lo necesitábamos”.
Para poder cotizar en un área de trabajo ajeno a la empresa “hicimos un prototipo del módulo, fue algo nuevo porque tuvimos que lidiar con inodoros, palanganas, mamparas de baño, aberturas, pisos de pvc. Son trabajos más de perfil de construcción, lejos de la metalúrgica pero hicimos el prototipo, mejoramos el diseño, bajamos los tiempos y marcamos un precio que fue competitivo con lo cual UPM nos dio la oportunidad de fabricar 400 de esos módulos”.
La forma de trabajo fue idear “una línea de montaje de módulos divididas en estaciones: en una se hacía el chasis, en otra se soldaba, en otra se colocaban los paneles, en otras el piso, el baño y así sucesivamente hasta que el módulo salía pronto”.
“Al inicio producíamos un módulo completo cada 3 horas, hoy estamos produciendo un módulo cada una hora y cuarto”. No son piezas construidas a partir un contenedor marítimo, “lo hacemos completamente y después lo conectamos a la sanitaria de desagüe y a la energía eléctrica. Actualmente estamos produciendo 40 módulos por semana y lo entregamos montado”, contó.
Ahora la empresa cuenta con una planta de 5.400 metros cuadrados techados y cubiertos por puentes grúa, pero el desarrollo de la empresa no se limitó a eso, permitió crecer también en personal que suman 105 con un promedio de edad de 22 a 23 años.
Servicios para el sector rural
El sector rural es otra de las áreas en las que incursiona Volfer. A partir de 2013 se confeccionan comederos para ganado, pero también otros implementos como baños para ganado y corrales para creep feeding. Todo se fabrica con chapa galvanizada lo que baja los costos y los hace más accesibles, con entregas en todo el interior.
Con la mira en Paraguay y las Naciones Unidas
Volfer también tiene planes de llevar su producción al exterior. “Estamos intentado exportar el comedero para ganado a Paraguay, donde parece que no está tan implantado como en Uruguay, pero con la pandemia no es tan sencillo y vamos a tener que esperar un poco”.
Otro proyecto de exportación es de los módulos habitacionales para las misiones de la ONU. “Ya tuvimos contacto con el Ministerio de Defensa, y a manera de prueba y sin costo le entregamos un módulo que el Ejército utiliza en un destacamento instalado en la frontera”.
Además “estamos trabajando en las viviendas no modulares sino permanentes, pensamos en un sistema que se pueda industrializar, utilizar materiales de la vivienda tradicional pero que el método de construcción no sea el tradicional, es como pensar la vivienda desde lo industrial y no como ingeniería civil, haciendo hincapié en el proceso de construcción más que en la construcción en sí”.
El responsable de Volfer no quiso dejar pasar la oportunidad para valorar el trabajo de “nuestra gente, su voluntad y su pasión, lo mismo que nos enseñaron nuestros padres. Las máquinas, los galpones, todo eso no es nada sin la gente y el grupo humano que ha puesto mucha voluntad”, concluyó.
La competencia china
“Nuestro problema en particular es la entrada de productos chinos, estructuras que ya vienen pintadas, incluso galpones que llegan a un precio con los que uno no es competitivo. Es uno de los desafíos que tenemos y que nos obliga a reinventarnos, a buscar la forma de seguir siendo competitivos. La solución no está en pedir trabas a los productos chinos, sino que depende de nosotros”, dijo Emmanuel Romano.
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