El domingo 25 de septiembre se celebró un nuevo aniversario de la Asociación Española, la primera mutualista de Uruguay y de América, 167 años atendiendo, cuidando y acompañando.
La larga historia del mutualismo se inicia con las uniones de compañeros que aparecen para contrarrestar las diferencias cada vez más amplias con los maestros artesanos, después de la crisis del siglo XIV. Su papel es fundamentalmente defensivo, de protección con las aportaciones de sus integrantes, para los deudos o ancianos del núcleo, asegurando un entierro de acuerdo con las costumbres de la época.
El mutualismo no se plantea en su órbita la posibilidad de enfrentar la lucha de clases, aspira solamente a cubrir sus efectos sobre el nivel de vida y salud; no ve a la clase obrera como instrumento y ni siquiera la considera un medio de transformación social, que no está entre sus postulados, ni liga estos problemas a los destinos individuales; lo único que pretende es utilizar la solidaridad, como medio para mejorar en la medida de sus posibilidades la gravedad de estos problemas.
Migración española
Los emigrantes europeos realizan un aporte cultural definitivo para establecer la sociedad del Estado Oriental independiente. Sobre nuestro país naciente, ha de iniciarse una nueva corriente migratoria europea, verdadero derrame o desborde en un recipiente amplio y casi vacío, abierto a oportunidades de expansión y fortuna para alentar esperanzas.
Las relaciones diplomáticas, comerciales y de navegación con España estaban oficialmente interrumpidas al iniciarse la vida constitucional del país, puesto que no había reconocido aún la Independencia. Pocos años después, en 1833, los primeros inmigrantes europeos (incluidos españoles) comienzan a llegar a los puertos uruguayos.
No cabe duda que al fundarse la Asociación Española, aún en medio de la más alterada situación institucional y mientras transcurrían días de frenética agitación política posterior al final de la Guerra Grande, en Montevideo los extranjeros eran casi tantos como los nativos orientales y que en el conjunto de extranjeros, los españoles comprendían el conjunto mayor. Nuestro país se convierte en un crisol que funde destinos y pueblos distintos en su origen, pero siempre bajo el signo de una tradición predominante, del idioma y de costumbres que constituyen el legado hispánico.
Asociación para socorrer al compatriota
Coincidiendo con la renuncia a la que se vio obligado el presidente Giró, se realizó la reunión inicial de la Asociación Española, que demuestra con elocuencia que la vida seguía y con ella el afianzamiento del País y su progreso, pese a los duros golpes que le deparaba se tan agitada vida pública.
El 4 de septiembre de 1853, Miguel Roldós, José Buyo, José Ma. Cordero, Jacinto Olivelles, Rosendo Oliver, Joaquín Solé, Eduardo Ariza, Antonio Buxio y Manuel Vallejo se reunieron para plantear el puntapié inicial de la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos.
Finalmente, el domingo 25 de septiembre del mismo año, se constituyó un hito para el mutualismo de América. En una casa en la calle Cerrito, se realiza la reunión fundacional de la Asociación Española, eligiendo a su primera directiva, presidida por Don Miguel Roldós, y a la comisión de observancia. El objetivo, desde sus inicios, fue que “cada asociado recibiese en sus enfermedades un beneficio capaz de subvenir a los muchos gastos que generalmente ocasionan, además de que abrigaba el propósito de proporcionar colocación a los socios desocupados cualquiera fuera su profesión”.
Estos jóvenes inmigrantes españoles fundadores, no hicieron más que procurar, con un afán patriótico, fraternal y solidario, proteger a sus connacionales emigrados a Uruguay, en los casos de enfermedad, desocupación e invalidez. Para tales fines, la institución se financiaba con el cobro de una cuota mensual a sus socios de un patacón, que los habilitaba a recibir atención médica y odontológica, así como tener acceso a algunas “boticas” (mercancías que se vendían en farmacias) y, eventualmente, percibir un subsidio durante el tiempo que se encontraran imposibilitados de trabajar.
Con el tiempo, la afiliación se abrió de manera universal y aquellos visionarios, con sus convicciones y acciones, no solamente pusieron en marcha una de las más importantes instituciones de asistencia médica del Uruguay sino que, además, echaron las bases del mutualismo en toda América del Sur. Hoy “La Española” cuenta con más de 200.000 socios, pero la visión de los socios fundadores permanece intacta.
*Información obtenida del libro “Asociación Española 1ra de Socorros Mutuos, 125 años al servicio del país”.
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