Buenos Aires también es dueña de una bellísima e inconfundible skyline. Pero, ¿dónde apreciarla en su mejor versión? La Reserva Ecológica Costanera Sur, el Palacio Barolo y la cada vez más consolidada tendencia de rooftops: en esta nota enumeramos sitios donde las vistas a los rascacielos porteños son insuperables.
El panorama urbano de la capital de Argentina es inmejorable: la arquitectura va mutando según el barrio y, desde arriba, dibuja figuras, colores y texturas mágicas. Porque Buenos Aires es linda por donde se la mire, pero la toma entre nubes luce una de sus mejores facetas. La que regala fotografías originales pintadas de puntos imperdibles a la distancia, mezclados con atardeceres, intensos verdes de los pulmones de la ciudad y cúpulas históricas.
Estos son algunos de los miradores panorámicos más fascinantes:
Palacio Barolo
Un lujo arquitectónico construido entre 1919 y 1923 que, con sus 100 metros de altura, fue considerado uno de los edificios más altos de Latinoamérica en la época. Hoy en día funciona como sede de oficinas, pero la verdadera joya está en la zona más elevada. ¿El motivo? Vistas inéditas de Buenos Aires. Avenida de Mayo, Plaza del Congreso y el Congreso de la Nación Argentina con su imponente cúpula verde coronando detrás son algunos de los imperdibles que se ven desde la altura. Cada hora del día encuentra su momento, pero el atardecer sin lugar a dudas roba más de un suspiro.
¿Un dato curioso? La fachada está inspirada en una de las obras más relevantes de la literatura, la Divina Comedia de Dante Alighieri. El interior tiene tres partes: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso y cuenta con 22 pisos, la misma cantidad de estrofas de los versos de la obra. La numerología vinculada con Alighieri se esconde en cada detalle de este ícono.
Reserva Ecológica Costanera Sur
Esta vez el protagonista es el barrio más moderno de la ciudad: Puerto Madero. El de los edificios más altos, las estructuras espejadas y el que se refleja en el Río de la Plata. Entre las construcciones lujosas que lo caracterizan, se despliega un pulmón verde que, además de regalar aire fresco en pleno pavimento, también permite observar la urbe a la distancia.
La Reserva Ecológica es una de las más grandes de Latinoamérica, con 350 hectáreas repletas de lagunas, fauna y flora. Los colores resaltan con el espejo de agua y las edificaciones y la línea marcada por los rascacielos forman el cuadro perfecto. ¿Un tip si de fotografía se trata? Intentá enmarcar la foto con ramas y hojas de algún árbol en primer plano y los edificios de fondo.
Galería Güemes
Los 87 metros de altura de este imperdible bonaerense aseguran panorámicas citadinas memorables. No por nada es considerado como el primer rascacielos construido en Buenos Aires. Las cúpulas de la zona se ven muy próximas desde el mirador del llamado Pasaje Güemes, histórico en Argentina y conocido por haber sido frecuentado por escritores como Julio Cortázar. Está abierto de lunes a viernes y la entrada cuesta $200.
Centro Cultural Kirchner
El antiguo Palacio de Correos y Telecomunicaciones no tardó demasiado en ganar popularidad por sus increíbles miradores. Las paredes del CCK respiran arte, música y talento, así que la visita amerita escuchar la impecable acústica y disfrutar de un espectáculo. Pero, para coronar la salida, el piso 9 pone a disposición dos espacios exclusivos para apreciar Buenos Aires un poquito más cerca de las nubes. La postal de Puerto Madero con sus tonos anaranjados, edificios espejados, torres y monumentos es la más codiciada desde el Centro Cultural, aunque el casco histórico no se queda atrás.
Biblioteca Nacional
Si de diseño se trata, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno – en el barrio porteño de Recoleta – se lleva todos los premios. El estilo brutalista con hormigón armado es marca registrada y lo convierte en un símbolo de la ciudad. El ingreso es gratuito y, además de poder caminar el edificio para apreciar sus detalles arquitectónicos, también pueden retirarse libros. La vista privilegiada llega al subir, en donde los amplios ventanales permiten captar el verde de los árboles y las edificaciones más alejadas. Dato de color: el escritor Jorge Luis Borges fue uno de los directores de la Biblioteca de 1955 a 1973.
Puente peatonal de Figueroa Alcorta
Un show visual digno de ser vivenciado por cualquier turista en Buenos Aires. El puente que cruza la clásica Avenida Figueroa Alcorta es un punto interesante para admirar la capital desde otro lado. Si bien la altura no es la característica que lo destaca, es suficiente para que la retina capte un sinfín de autos, luces, construcciones y árboles a lo lejos. Al ser ancha y peatonal, esa pasarela de cemento habilita un panorama 360° de los edificios circundantes: el Museo de Bellas Artes, la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Plaza Francia y la Floralis Genérica. La recomendación es caminarlo de noche, ¡las luces enceguecen y la ciudad se ilumina con una magia única!
Fundación Proa
El colorido barrio de La Boca también encuentra un espacio en la lista de las alturas. La Fundación Proa es un centro de arte que difunde movimientos artísticos del siglo XX y, en la planta superior, funciona una cafetería con panorámicas al Riachuelo y las estructuras características. Paredones multicolores atrapan el lente de la cámara del fotógrafo de turno y disfrutar un café nunca sonó tan bien en territorio argentino.
Rooftops
La tendencia de beber tragos de autor mientras se disfrutan panorámicas imponentes se cumple con honores en Buenos Aires. Los techos de los edificios visten de gala a la ciudad y los bares de altura se incorporan sin ningún problema a la propuesta, que involucra buena música, DJs en vivo y eventos. Algunos de los más reconocidos por sus ubicaciones, historia y carta coctelera son: Trade Sky Bar – destacado como uno de los mejores rooftops del mundo por la revista británica Time Out -, Crystal Bar, Alvear Roof Bar, Cielo Sky Bar y Piso 15 Sky Bar, entre otros.