En el límite del departamento de Cerro Largo con Treinta y Tres, se encuentra la localidad antiguamente conocida como Paso del Dragón, donde Cristina Farías y su esposo Aldanubio Téliz han dado lugar a un emprendimiento turístico sobre el río y balneario Tacuarí.
“Más arroz implica que hay más empresas en actividad, más puestos de trabajo, inversiones, exportaciones, gente que se radica en el campo, en los pueblos y en las ciudades arroceras; y asimismo son nuevos incentivos y negocios para otros sectores…” escribía en una contribución a nuestro medio la economista Maria Noel Sanguinetti, gerente de la Asociación Cultivadores de Arroz.
El pueblo Placido Rosas está inmerso dentro de la Región Este de las zonas arroceras integrado por los departamentos de Lavalleja, Treinta y Tres, Rocha, y Cerro Largo, donde se cultiva más del 60% del área total del arroz en nuestro país. Con poco más de 400 habitantes, se encuentra ubicado sobre la ruta 18, a unos 45 kilómetros de la ciudad de Río Branco, en la frontera con Brasil, y a unos 90 kilómetros de la ciudad de Treinta y Tres.
En conversación con La Mañana, Cristina Farías contó sobre su historia en el pueblo, sus emprendimientos, y la iniciativa que llevaron a cabo junto a la comunidad. “Yo soy nacida y criada acá en el pueblo, y hace 27 años junto a mi marido empezamos a trabajar y a programar cosas”.
A la orilla del río había un terreno que siempre les resultó atractivo para emprender un proyecto, “nos encantaba ese lugar, y siempre pensábamos que podía ser un lugar precioso para implantar el proyecto de hacer unas cabañas. Empezamos a trabajar, progresar y ahorrar, y llegamos a cumplir el sueño de comprar el terreno y hacer las cabañas, que por ahora marchan muy bien”.
Moviendo la economía regional
Pero años antes de concretar el proyecto turístico del balneario y las cabañas, Cristina y Aldanubio ya tenían su empresa en Plácido Rosas, una barraca donde abastecen a pobladores y a las arroceras de las inmediaciones.
“Empezamos con unas poquitas cosas, y un arrocero de la zona nos dijo que trataramos de abrir una empresa, que regularizaramos el comercio, porque le íbamos a vender justamente a todos los arroceros de la zona, y así fue. Abrimos la barraca y por suerte nos ha ido muy bien, siempre tenemos muy buen contacto con todos ellos, como mi marido trabajó muchos años en toda la zona arrocera, ya lo conocía la mayoría y nos fuimos haciendo los clientes, por los contactos y conocidos que teníamos, con el pueblo que es chico y con la zona, las arroceras y la campaña”, aseguró.
Hace unos diez años, luego de ahorrar y pensar su proyecto turístico, compraron el terreno que se ubica en el extremo del pueblo, sobre la barranca del río Tacuarí. “Teníamos la idea de concretar la idea, de que en el momento en que pudiéramos empezaríamos a construir las cabañitas”.
Un trabajo en comunidad
“Empezamos haciendo una cantina y festivales, primero lo hicimos con la barraca solamente y después seguimos con la comisión de vecinos de Placido Rosas, trabajamos siete años en conjunto, y ahí le dimos el puntapié inicial a la placita del Tacuarí”, relató Cristina.
Junto a la comisión de vecinos, hicieron las primeras churrasqueras, bancos, el muelle de madera y los baños en el río, “el parque lo hicimos entre todos, al margen del río. Y después nosotros por nuestra parte continuamos construyendo las cabañas y dándole más difusión, cuando ya estaba el parque consolidado”.
El trabajo comunitario se volvió una tradición de Plácido Rosas, contó Cristina. “Con la comisión hacíamos beneficios con el fin de concretar el parque balneario, el beneficio más importante era el festival que hacíamos una vez por año, sobre fin de año, y con lo que recaudabamos lo volcabamos a las obras a la orilla del río y también a ayudar a instituciones del pueblo que lo necesitaran, a la policlínica, al club, entre otros”.
“Antes del puente del Tacuarí, por la margen sobre Treinta y Tres hay un camino que viene y entra a la playa, pero por nuestro lado, el de Cerro Largo, el pueblo está contra el balneario. La gente que me llama y no conoce la zona me pregunta si hay almacenes cerca, a cuanto queda la carretera, o a cuanto quedan las cabañas del río, acá todo queda a pocas cuadras, el pueblo es chico y está a orilla del río”, detalló sobre las características del pintoresco pueblo arachán.
Adaptar el turismo a la nueva normalidad
Cristina contó que en este momento el complejo cuenta con seis cabañas, “cinco que están calculadas como para un matrimonio e hijos, y una cabañas más grande que tiene capacidad para hasta siete personas”.
“Cuando recién arrancó la pandemia, en marzo, en semana de turismo del año pasado, fue un período completamente perdido, porque somos un emprendimiento del pueblo, un pueblo chico, y teníamos miedo de que empezara a venir gente de la ciudad con el virus y contagiara a alguien de acá”, afirmó.
“Pero después sobre fin de año la gente me empezó a llamar y como ya había casos prácticamente en todo el Uruguay, acá en Cerro Largo también y en el pueblo también -sin relación alguna con nuestro negocio-, teníamos que empezar a movernos, tenemos gastos todo el año, tenemos que mantener empleados, y se nos estaba complicando”.
Fue entonces, cuando el turismo interno comenzó a moverse con fuerza nuevamente, que volvieron a aceptar reservas, y “a decirle a la gente que aceptábamos a grupos chicos, que había que tener conciencia de lo que estaba pasando, y empezamos de a poco”.
“Afortunadamente la gente ha venido, hasta el veinte de enero aproximadamente estuvimos siempre llenos, recién ahora empezó a mermar, y fue en gran mayoría gente de Cerro Largo, muy poca gente de otros lugares. En tiempos normales viene gente de todo el país, los que salían a recorrer el país, venían pasando y llegaban, también campamentos de varias iglesias que alquilaban todas las cabañas, y este año no se hicieron, fue todo con familias chicas”, concluyó.
La historia del Dragón Plácido Rosas
La localidad debe su nombre a uno de los regimientos más destacados dentro del ejército del General José Artigas, el cuerpo de Dragones.Su antiguo nombre, Paso del Dragón, o simplemente Dragón, proviene de un oficial que participó de la guerra de la independencia y que sirvió en el regimiento de Dragones Libertadores y vivió muchos años en las cercanías de este paso.
Don Plácido Rosas, quien le dio al pueblo su actual nombre, visitó el lugar como vendedor ambulante, y por su encanto se radicó en el margen izquierdo del río, en el departamento de Cerro Largo, alrededor del año 1873. Su padre Don Juan Rosas, baqueano y uno de los treinta y tres orientales, se radicó definitivamente en casa de su hijo, en el año 1878, falleciendo en el Dragón en 1902.
Plácido Rosas falleció el 28 de enero de 1907, y posteriormente la familia cumplió su deseo de amanzanar el pueblo y donar el predio para la Plaza Pública y la Comisaría.
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Video gentileza Bonsai Audiovisuales
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