Ya a sus jóvenes 15 años bajaba el martillo junto a su padre, pero no comenzó a hacerlo de manera oficial hasta que cumplió la mayoría de edad. Oriundo de Fray Marcos, Romualdo Rodríguez proviene de una familia de rematadores y lleva el nombre de su padre, quien tenía una feria en la zona y, entre remate y remate, el joven se mezclaba y seguía los pasos de su progenitor.
Así fue que ganó en práctica y habilidad, aseguró en entrevista con La Mañana, más allá de los dotes naturales que uno pueda poseer. Era una época de mucha actividad. Cuando rigió la denominada “veda de la carne”, se crearon en el cinturón de Canelones varios locales de remates de ganado que provenían del norte buscando mejores mercados. Estos motivaron el oficio de rematador y fueron sus comienzos.
“Cuando a mis 18 años decidí abrir el escritorio quise ponerle el nombre de mi padre y llevarlo alto. Gracias a Dios se dio”.
A sus 20 años tenía locales de feria; algunos propios, otros con amigos. De a poco se fue armando, montando las bases de la estructura que hoy se yergue como lo es su carrera profesional. A sus 25 años, la Asociación Rural de Florida le brindó la exclusividad de las ferias los días 8, 18 y 28 de cada mes.
“Era un local que trabajaba mucho, cada diez días teníamos entre 500 y 700 novillos y vacas gordas, además de los ganados para el campo de la zona. Ahí me conocieron a nivel nacional y comenzaron a darme más remates. Luego empezamos a vender lanas y llegamos a vender 22 millones de kilos por zafra, cuando había hasta 26 mil lanares. Eso completó un trabajo que fue intenso, pero donde hice amigos y clientes de todo el país”, evocó el martillero
Pero, aunque muchos así lo piensan, el escritorio Romualdo Rodríguez negocios rurales no lleva el nombre por el entrevistado, sino por su padre, que realizaba remates más pequeños de los que se hacen hoy y con una frecuencia mensual, debido, en parte, a que los campos con los que contaba Fray Marcos eran pequeños. “Cuando a mis 18 años decidí abrir el escritorio quise ponerle el nombre de mi padre y llevarlo alto. Gracias a Dios se dio”, confesó.
Otrora, en los escritorios rurales era común la escena de la rueda del mate entre los clientes, que aprovechaban la ocasión para informarse sobre las tendencias del mercado y, en ocasiones, pedían algún consejo.
Los tiempos que corren obligan a que hoy los rematadores y dueños de escritorio rural vivan momentos totalmente distintos a ese pasado que recuerda Rodríguez. La tecnología ha permitido acortar tiempos y distancias, y hoy la mayoría de los negocios particulares pueden realizarse a través del teléfono. “Ya no se van a revisar más los ganados, como antaño, cuando viajábamos a cualquier departamento del país, primero el escritorio y luego el interesado”, aseguró. Realizar esto demandaba un periodo de entre 10 y 15 días que hoy se ha acortado.
Además, hoy son pocos los remates en vivo en comparación a los que se realizaban en otro tiempo y el 80% de ellos se realizan a través de las pantallas. “Por supuesto que este negocio tiene su estrés, pero se logran cosas muy interesantes gracias a la tecnología que reduce el tiempo de todos”, reconoció.
Actualmente, Romualdo Rodríguez negocios rurales tiene un local en Montevideo y Florida, y trabaja también en Guichón, aunque cuenta con colaboradores y socios en varios departamentos, fundamentalmente para la pantalla rural. “Hoy no es tan necesario, en algunos departamentos del interior, tener un escritorio abierto debido a los costos que tenemos desde hace algunos años hasta el presente”, sostuvo.
“Hoy no es tan necesario, en algunos departamentos del interior, tener un escritorio abierto debido a los costos que tenemos desde hace algunos años hasta el presente”.
En tanto, el negocio familiar se perpetúa pensando hacia adelante. Uno de sus hijos, Juan José Rodríguez, se incorporó al escritorio hace ya varios años y lo acompaña actualmente en el puesto de director. “Mi sueño es que el escritorio siga por muchos años más”, confesó. A la vez, mencionó que cuentan con la compañía Di Santis Romualdo, que se dedica a la venta de holando, tanto a través de remates como a particulares y exportan ganado hacia China.
Pero, de momento, el entrevistado no tiene fecha de retiro y asegura que continuará su labor todo el tiempo que pueda. “El oficio de rematador me gustó toda la vida”, apuntó. Dentro de quienes lo conocen, lo describen como una persona ágil y con psicología para realizar la tarea. El día de esta entrevista, Rodríguez remató en una hora y media 200 vaquillonas y 70 toros. Vale señalar que estos últimos animales se rematan de a uno. “No termina de salir de la pista el animal cuando ya estoy rematando el que entra”, observó. Por último, agregó: “Son normas de ser. Amo esta profesión y así fui toda mi vida, siempre empujando”.
Una situación complicada
Respecto a la situación actual del sector, Rodríguez apuntó a que se está pasando por “un momento muy especial” y dijo que si bien es un año beneficioso para los ganados de carne y que el mercado en general tanto para el ganado gordo como el de reposición está bien, hay plantas medianas y chicas con algunos problemas debido a lo que se pierde semana a semana. “La situación está un poco complicada para los frigoríficos en general, debido a que los ganados se fueron muy arriba y estamos actualmente más caros que el resto de los países del mundo”, concluyó.