Con el 48.10% de los votos, el abogado y profesor universitario Alberto Fernández ganó en primera vuelta las elecciones presidenciales de Argentina. De esta manera el actual mandatario, el ingeniero Mauricio Macri, que alcanzó el 40.37% de las adhesiones, se convirtió en el primer presidente que se presenta a la reelección y no lo logra.
“Se terminó el verso de que ningún gobierno no peronista termina porque ponen palos en la rueda” dijo Sergio Massa en entrevista con Clarín. “Venimos a cerrar la grieta y el odio que este gobierno intentó implantar en la sociedad argentina”, agregó. Lejos quedaron aquellos gestos de entendimiento que Macri y Massa compartieron durante el viaje que realizaron juntos al Foro de Davos en enero de 2016.
El “tigre” Massa fue la principal incorporación de sus antiguos socios, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, que integraron la fórmula presidencial que alcanzó la victoria el pasado domingo. Veamos algunos datos para comenzar el análisis: mientras en la primera vuelta de 2015 la suma de votos de Daniel Scioli (9.338.000), Sergio Massa (5.386.000) y Adolfo Rodríguez Saa (412.000), que se presentaron por separado, completaron algo más de 15.100.000 votos, en 2019 la fórmula Fernández-Fernández totalizó 12.473.00 votos. Cabe señalar que tanto Alberto como Adolfo Rodríguez Saa (este último sobre el tramo final) también acompañaron esa dupla.
Por su parte, Macri que había logrado el apoyo de 8.601.000 argentinos en la primera vuelta de 2015, creció su caudal en 2019, haciendo fórmula con el peronista Pichetto, hasta 10.470.000 votos, o sea, grosso modo, casi dos millones de votos más.
Según dijo el analista Damián Descalzo consultado por La Mañana, “el clivaje peronismo-antiperonismo sigue existiendo muy fuerte pero desde hace algunas elecciones convive con el de kirchnerismo-antikirchnerismo”. “Hay peronistas que son antikirchneristas y que han votado a Cambiemos. Eso explica por ejemplo que cuatro de las cinco provincias en las que perdió Fernández son gobernadas por el peronismo como Córdoba, Santa Fe (lo será a partir de diciembre), Entre Ríos y San Luis, mientras que solo en Mendoza no gobierna el peronismo. En estas provincias primó el antikirchnerismo”.
Fue la elección más polarizada desde 1983, en que compitieron el radical Raúl Alfonsín y el peronista Ítalo Luder. En esta oportunidad, la tercera vía que proponía el economista Roberto Lavagna no tuvo la fuerza suficiente, posiblemente comenzó la campaña muy tarde y no de la mejor manera. Además, el propio presidente Macri estimuló el escenario de polarización, lo cual le acarreó un buen número de votos, a pesar del gran descontento en la población, aunque paradójicamente le hizo también perder la elección porque su contrincante sobrepasó el 45% requerido para ganar en primera vuelta. Desde un primer momento se sabía que Macri apostaba al balotaje para poder renovar el gobierno.
En un contexto de crisis económica, con una fuerte inflación que afecta a los argentinos sumado al aumento de la pobreza, las posibilidades de la reelección parecían lejanas, mucho más luego de las primarias obligatorias del 11 de agosto, que auguraban una distancia todavía mayor entre Fernández y Macri en estas elecciones de octubre. Hasta el lunes, ambos candidatos prometían superar “la grieta” pero sus gestos muchas veces iban en la dirección contraria. Mientras tanto, la ex presidente Cristina Fernández mantuvo durante casi toda la campaña un perfil muy bajo, que justificó en la situación de enfermedad de su hija, que se encuentra realizando un tratamiento médico en Cuba.
Sin embargo, el lunes inmediatamente a la elección, Alberto Fernández y Mauricio Macri se reunieron en la Casa Rosada en un clima bastante distendido y dieron una señal de paz a la población y de tranquilidad a los mercados financieros. Según recoge La Nación, “fue una reunión muy buena, empezaron a charlar sobre la transición y coincidieron en que ese proceso debe ser ordenado”. El presidente electo ya habría definido un equipo que llevará adelante esa transición que está integrado por Santiago Cafiero, Eduardo “Wado” De Pedro, Gustavo Béliz y Vilma Ibarra.
Una elección que también debe ponderarse es la de provincia de Buenos Aires, donde Axel Kiciloff superó ampliamente a la actual gobernadora María Eugenia Vidal. Una situación difícil de pronosticar no mucho tiempo atrás, cuando Vidal era la favorita para encabezar incluso el proyecto nacional, en lo que algunos analistas llamaron el “Plan V” de Cambiemos, a medida que la imagen de Macri se deterioraba.
Múltiples cambios en el gabinete y la utilización compulsiva del “big data” fueron las tácticas utilizadas por Macri para atravesar cuatro años de aguas tormentosas, pero alcanzaron para evitar el tener que recurrir al Fondo Monetario Internacional, algo que se había negado como posibilidad previamente. El gabinete que inicialmente había presentado como “el mejor equipo de los últimos cincuenta años” mostraba inicialmente un ala más ligada al mundo corporativo-financiero y un ala más desarrollista, donde terminó primando claramente la primera. Por otra parte, el equipo asesor de Macri también tenía dos vertientes, una más política con Rodríguez Larreta (reelecto en la ciudad de Buenos Aires) junto a Emilio Monzó (que presidió la Cámara de Diputados) y una más publicitaria con Marcos Peña y Jaime Durán Barba. El gurú ecuatoriano lanzó en una entrevista con Perfil tras conocerse los resultados de la elección que “Alberto Fernández fue un buen candidato. Ocupó el lugar humano que ocupó Macri en 2015”. “Macri se perdió en el Palacio”, sentenció.
Además del rumbo económico que tomará Argentina en los próximos años, una de las grandes incógnitas tiene que ver con la política exterior que llevará adelante el gobierno de Alberto Fernández. Se han manejado distintos nombres para la Cancillería, desde Felipe Solá y Jorge Arguello hasta Eduardo Valdés. En las primeras horas como presidente electo Fernández recibió distintos mensajes desde el exterior. Quizás el principal fue el del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien no felicitó al argentino y en entrevista con O Globo señaló que “Argentina eligió mal”, contrastando con el amistoso intercambio de mensajes entre Fernández y la ex presidente Dilma Rousseff. Por otra parte, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, el secretario de la OEA, Luis Almagro y la directora del FMI, Kristalina Georgieva le brindaron sus saludos y buenos augurios en sus respectivas relaciones.
Capítulo aparte mereció el tweet del presidente venezolano Nicolás Maduro que felicitó al “heroico pueblo argentino” que en un “ejercicio histórico, democrático, han derrotado al neoliberalismo del FMI”. A este mensaje, Fernández respondió “Gracias a Nicolás Maduro por sus felicitaciones. América Latina debe trabajar unida para superar la pobreza y desigualdad que padece. La plena vigencia de la democracia es el camino para lograrlo”.
¿Qué actitud asumirá el nuevo gobierno con el acuerdo Mercosur-Unión Europea? ¿Qué posición tomará respecto al Grupo de Lima? ¿Cómo llevará adelante la negociación con el FMI? ¿De qué manera aliviará las tensiones con su vecino y socio estratégico Brasil?
Respecto a Uruguay, ¿sintonizará exclusivamente con el Frente Amplio, con el cual el kirchnerismo tuvo graves problemas en el pasado? ¿se dispondrá a estrechar lazos en caso de que gane la oposición en Uruguay? ¿En qué se basará la próxima agenda bilateral?